Las noticias internacionales giran entorno a los
resultados positivos que el presidente electo Donald Trump está teniendo, para
detener a las compañías fabricantes de automóviles para que ya no sigan
construyendo plantas en México y que mejor esos empleos se generen en los
Estado Unidos.
Lo triste de la historia es que mientras esto
ocurre, si bien en el corto plazo para los Estados Unidos es una excelente noticia,
para los mexicanos esto está siendo una verdadera tragedia; pues no solo
representa que están perdiendo miles de nuevos empleos, sino su moneda se ha
devaluado considerablemente y lo cual hace que los productos que se importan se
vuelvan más caros y el costo de la vida aumente; lo cual a su vez, vuelve más
difícil su situación económica y la espiral de insatisfacción social acelera su
tendencia alcista.
A propósito de la celebración de los Acuerdos de
Paz, que estamos por realizar, algo parecido ha ocurrido aquí en nuestro país y
lo mismo ocurre diariamente en muchas familias. Es decir, en nuestras decisiones y acciones, lo que olvidamos
es que si actuamos solo en base a nuestra propia conveniencia, sin tomar en cuenta
las personas a nuestro alrededor; tarde o temprano sufriremos consecuencias
negativas de gran trascendencia.
Este principio es lo que aparentemente se olvidó
después de la firma de los Acuerdos de Paz y ahora después de veinticinco años
resulta totalmente evidente, y que es que las cosas no podían ir bien, durante
todo el tiempo, solo para los pocos favorecidos de los partidos en el gobierno y ambos partidos
mayoritarios, veinte años ARENA y ahora siete años el FMLN, lo que olvidaron es
que no se puede como gobierno solo estar pensando en su propia forma de hacer
las cosas, sino más bien hay que buscar un consenso de todos los sectores; para
que la violencia social tienda a disminuir y no ha incrementarse.
En el caso de la familia es lo mismo y si el padre
o la madre comienza a tomar decisiones sin tomar en cuenta a su cónyuge o a sus
hijos, muy probablemente le irá bien por un corto tiempo. Podrá pasarla muy bien y hasta
divertirse, pero a la larga la ruptura o insatisfacción de la familia hará que
la realidad de no haberlos tomado en cuenta se imponga y entonces vienen los
problemas que separan las familias y causan los divorcios; criando niños sin el
balance del amor de ambos padres y los cuales son la principal semilla para que
las maras se continúen alimentando de jóvenes que no conocieron el amor desde
pequeños.
En los próximas días estaremos presenciando tanto
la toma de posesión del nuevo presidente de los Estados Unidos, como la
celebración de nuestros veinticinco años de la firma de los Acuerdos de Paz;
pero comprendiendo tristemente que no gozamos de ella y mucho menos por
aquellas familias que nuestra realidad económica y social las obligó a
separarse y uno o varios miembros tuvieron que emigrar a los Estados Unidos. Tabla de salvación que ahora se encuentra
amenazada con cerrarse con un muro, el cual va a ser muy difícil de escalar.
Luego, al conmemorar los Acuerdos de Paz, lo que
nuestro país espera es que ambos partidos mayoritarios comprendan sus errores
del pasado, en no comprender que “tú problema es al final, también mío” y que
lo mismo haga el nuevo presidente Trump con sus vecinos latinoamericanos e
implemente políticas innovadoras, para que los productos agrícolas de nuestros
países reciban el precio justo de lo que el mercado les reconoce y no se quede
la mayor parte del beneficio en los países consumidores.