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Canonización de Monseñor Romero

jueves, 2 de marzo de 2017

¡En sus marcas, listos, fuera!


En tiempos políticos, las próximas elecciones están bastante cerca y es indiscutible que todos los partidos políticos ya se encuentran en campañas internas, para seleccionar a sus próximos candidatos. 

Para seleccionarlos y por mandato de la Sala de lo Constitucional, el cual es otro acertado e importante “empujón” democrático de esta Sala, que tanto critica el FMLN;  los partidos políticos tendrán que hacerlo por votación democrática y secreta, lo cual indudablemente fortalece el andamiaje democrático institucional.

Es indudable que cada elección abre un capítulo muy difícil de manejar para los partidos y más ahora, que se tiene que hacer democráticamente.  Esto es debido a que lo que se genera internamente es una competencia individual que comienza a realizar acciones para cada quién asegurar su “puesto”, aún a costa de dañar a otros;  lo cual termina perjudicando la unidad y lo que es más importante, distorsionando la dirección del partido y cual debe ser su accionar dentro de la realidad que se está enfrentando.

Con esta idea en mente, nos imaginamos, que el partido FMLN fijó desde el tiempo en vida de su líder histórico, el que ningún funcionario público pudiera estar más de tres períodos consecutivos en cualquier cargo de elección popular.  Lo bueno de esta medida es que promueve y asegura una actualización constante de ideas, pues permite que nuevas personas puedan llegar a puestos importantes, sin tener que confrontar públicamente con los más antiguos y de mayor experiencia; permitiendo que la sucesión sea menos traumática y polarizante.  Aunque esta es una medida plausible, desgraciadamente los demás partidos nunca la han querido adoptar.

Sin embargo, ARENA sigue siendo el partido que ha ido a la vanguardia en cuanto a la democratización interna de los partidos.  Aunque, si bien, el producto de esto es que se han visto caras nuevas, pareciera que los antiguos dirigentes no dejan que las nuevas ideas terminen de surgir y más bien es al contrario, teniendo los nuevos candidatos y dirigentes que acoplarse y continuar con la misma forma antigua de actuar; como única posibilidad de poder seguir influyendo, aunque sea un poco.

Mientras estos reajustes al interior de los partidos comienzan a darse, lo que sus dirigentes no deben de dejar de tomar en cuenta es el desencanto actual que existe en toda la ciudadanía hacia los partidos políticos y la cual se debe a la forma en que la mayoría de sus dirigentes ha venido actuando en el pasado.  Por lo que, para que las elecciones que están por venir funcionen para nuestro país y no solo para cada partido; no es suficiente solo que los candidatos sean elegidos democráticamente.  Sino que además de eso, se debe promover que surjan candidatos que comprendan que lo que el país necesita son líderes partidarios y funcionarios públicos que dejen de actuar como los antiguos lo han hecho y pongan el bienestar de las mayorías como prioridad en sus decisiones; independientemente a que partido pertenecen.

Si bien nuestra constitución le concede a los partidos políticos el monopolio para elegir dentro de sus militantes a los futuros funcionarios públicos y por tanto pareciera bien que elijan a los que sus militantes más prefieren.  La mayoría de salvadoreños es un importante componente a considerar y lo que las encuestas señalan es que los próximos candidatos deben dejar de ponerse los chalecos de cada uno de sus partidos y a cambio deben ponerse el chaleco azul y blanco de El Salvador; para que se haga realidad aquella frase famosa del líder fundador de uno de ellos y que es: “Primero El Salvador, segundo El Salvador y tercero El Salvador”.