La ANEP presentó, esta semana, una serie de
reformas encaminadas a reducir los tiempos y costos de hacer negocios, en nuestro
país y volverlo competitivo para atraer inversiones y generar más empleos.
Como premisa, el presidente de ANEP manifestó
que la actual crisis es una de las más graves de nuestra historia, la cual ha
generado una violencia que ya le ha costado la vida a más de 3,000
salvadoreños, durante el presente año y se han perdido más de 11,500 empleos;
con una economía que crece solo 2.0% anualmente, lo cual evidentemente es
insuficiente como para satisfacer el aumento de la demanda de empleos y la cual
es de alrededor de 60,000, por año.
Durante el evento, el invitado especial y expresidente
de Bolivia, Jorge Quiroga, expresó la preocupación sobre el inminente derrumbe
de la economía de Venezuela y las consecuencias que eso va a traer a otros
países, como el nuestro e hizo énfasis que es solo cuestión de tiempo para que
esto nos afecte de un forma más severa;
exhortando al gobierno a lograr acuerdos mínimos, que le permitan al
país avanzar en el desarrollo y que estas consecuencias afecten el mínimo
posible.
Por el otro lado, la ANEP enfatizó las
grandes oportunidades que se están presentado a los jóvenes y que vienen de lo
que se ha dado en llamar la cuarta revolución industrial. Que tiene que ver con empleos bien
remunerados en los campos de la tecnología del procesamiento digital y que si
no se capacita a la población desde su niñez, corremos el riesgo de perder
estas oportunidades; enfatizando
que se debería de adoptar el inglés como segundo idioma e impartirse en las
escuelas desde los primeros grados; para poder aprovechar estas oportunidades
que requieren indudablemente de un país abierto y globalizado.
El panorama del país y lo que este necesita
lo dejó bien claro el recientemente celebrado XVII Encuentro Nacional de la
Empresa Privada. Ante esto, el
presidente de la República contestó, básicamente, que el país avanza
sostenidamente y que su presencia significaba el compromiso de su gobierno de
fortalecer los vínculos con la empresa privada; para que esto repercuta en
mejorar las condiciones para un mayor crecimiento económico.
Hasta aquí parecería un diálogo de sordos,
asistiendo a la reunión que cada uno convoca. Como dijo el presidente de ANEP: “Lamentablemente, en el
pasado, muchas de nuestras propuestas no han sido tomadas en cuenta, pero eso
no nos libera de la responsabilidad de hacerlas”.
Muchos se preguntarán: “¿Y que tiene que ver
Dios en todo esto?”
El evangelio del próximo domingo nos comenta
que el dueño dijo al último servidor que hizo lo que tenía que hacer: “Te
felicito siervo bueno y fiel.
Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de
mucho valor.”
Las sugerencias de la ANEP, indudablemente,
marcan el camino a seguir como país. La única forma de eliminar la violencia es
generando empleos dignos, sobretodo para la juventud que es la que es atraída
por la violencia. La economía de
nuestro país es demasiado pequeña para, por sí sola, generar los empleos que
necesitamos; luego el único camino a seguir es ocupar nuestros talentos y abrir
nuestra economía para volverla atractiva para los inversionistas.
Por sobretodo, lograr los entendimientos
necesarios reconociendo y anteponiendo la voluntad de Dios, sobre toda
ideología.