Después de varias semanas que el pueblo
hondureño decidió seguir apostando a la democracia y salió a votar, el país se
encuentra inmerso en una de las peores crisis de su historia.
Las razones pudieran ser muchas, pero hay dos
realidades que si no existieran, la crisis no sería tan severa. La primera es que su Constitución prohíbe
la reelección de cualquier persona que haya ejercido la presidencia
anteriormente y la segunda es que, todo el mundo cree que el tribunal encargado
de contar los votos quiere favorecer, en el conteo, al actual presidente. Su razonamiento es que, después de
todo, es una realidad que gran parte de los miembros del tribunal encargado han
sido puestos por gestiones del actual gobierno.
En otro país hermano, Venezuela, la oposición
mejor decidió no participar en las elecciones convocadas, pues después de participar
por muchos años, están convencidos que el participar, lo único que hace es
legitimar un gobierno autoritario; ya que el conteo de votos siempre lo va a
favorecer, pues al igual que en Honduras, las autoridades del tribunal
encargado obedecen a los intereses del actual gobierno.
En ambos países, a la democracia se la ha
distorsionado y es por esto que se encuentran en la peor crisis de su historia,
pues aunque existen elecciones, las autoridades del gobierno se han encargado
de negarle al pueblo la oportunidad de poder votar por un mejor futuro;
suprimiendo la opción que a las urnas, pueda llegar alguna alternativa de poder
votar por un gobierno que no busque su propio interés, sino el de las mayorías.
Hace unos pocos días, los salvadoreños
celebramos el 486º aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe en
México. Los españoles querían, a
toda costa, convertir a los nativos al catolicismo; pero esto solo se pudo
lograr con la ayuda de la Virgen, la cual con su aparición logró realizar lo
que otros consideraban imposible.
Durante las celebraciones en nuestra basílica
de Guadalupe, el grupo musical Yolocamba Ita presentó la composición del “Poema
de amor”, escrito por Roque Dalton hace más de cincuenta años y el cual
pretende ser un himno de lo que significa ser salvadoreño; describiéndonos como
“los tristes más tristes del mundo” o sea, un pueblo sin esperanza.
¡Este poema fue compuesto hace más de cincuenta
años! y lo relevante de que, todavía, se siga presentando ante un pueblo que
implora la intercesión de la Virgen de Guadalupe, es que indudablemente que la
mayoría de salvadoreños nos sentimos sin esperanza y lo cual acaba de ser confirmado
por las últimas encuestas.
En el fondo, esta desesperanza surge porque la
mayoría cree que las condiciones de Honduras y Venezuela, pudieran estarse
gestando en nuestro querido país para las próximas elecciones y a los
salvadoreños se nos niegue la oportunidad de aspirar a un cambio que nos saque
de ser, lo que Roque Dalton llama, “los más tristes del mundo”.
Ante esto y al igual que el milagro de México,
lo que debemos hacer es seguir implorando la intercesión de la Virgen de
Guadalupe, pues la Biblia nos recuerda en Eclesiástico 24: “Yo soy la madre del
amor, del temor, del conocimiento, y de la esperanza. En mí está toda la gracia del camino y de la verdad, toda
esperanza de la vida y de Virtud”.