En la democracia en que estábamos viviendo hasta
antes de la pasada elección, lo usual era que el alcalde que obtenía menos
votos se regresaba a su vida normal, se perdían todos sus conocimientos, logros
y experiencias, que hubiera obtenido fruto del mayor conocimiento de los problemas
de la ciudad, a través de toda su campaña y se volvía un ciudadano más, visto
como “perdedor”; aunque solo hubiera perdido por un voto.
Esta era la realidad anterior. Lo que no hay que olvidar es que la
persona que ha podido llegar a ser electa por su partido, para ser candidato a
alcalde, tiene ya de por sí que ser una persona fuera de lo normal y por ende sumamente
valiosa para la superación del municipio, como un todo; incluyendo a los
simpatizantes de los otros partidos.
El que ahora existan los concejos municipales
plurales, es un salto de calidad en la vida democrática de nuestro país. Por primera vez en nuestra historia,
aunque Nayib haya obtenido más votos, los concejos plurales hacen que no solo
se hable de Nayib, como era antes, sino que tenemos que hablar de los dos
ganadores más importantes o sea “Nayib y Edwin”. Pues aunque Nayib haya obtenido más votos, la realidad es
que Edwin también ha obtenido casi igual de compromisos y obligaciones con su
casi 50% de la población que votó por él y por tanto, no es que Nayib pueda
decidir por sí solo sobre el futuro de San Salvador, sino que debe comprender
que Edwin, igualmente, tiene el respaldo de una proporción casi igualitaria de
sus habitantes y por ende tiene un mandato de igual importancia; por lo que ambos deben, en
representación de sus respectivos votantes dialogar y buscar los consensos
necesarios, para que entre ambos, se lleve a cabo una administración de la alcaldía
que beneficie a los votantes de ambos.
En el nuevo consejo municipal, aunque ARENA haya
obtenido menos votos que el FMLN, el número de representantes de ambos será casi
igualitario, por lo que Nayib y Edwin se verán obligados a trabajar juntos en
beneficio de todos los capitalinos y afortunadamente, este será el principio del
fin de la “polarización” que tanto daño nos ha venido haciendo como país y que
todos comprendemos que debe terminar; para que el país pueda salir adelante.
Este es la responsabilidad que tanto Nayib como
Edwin han recibido de parte de los capitalinos. De ellos depende ahora el que ambos asuman esta nueva
modalidad de compromiso con responsabilidad y ética democrática, tal y como
ambos demostraron en sus respectivas campañas políticas; cuyo principal
distintivo fue el esfuerzo y madurez política de ambos, permitiendo el que
nuestro país experimentara, por primera vez en su historia, un debate político
de los dos principales contendientes a un cargo público.
La sabiduría de los capitalinos ha dado a Nayib y
Edwin no solo la responsabilidad de dirigir, entre ambos, el progreso moderno
de San Salvador, sino que más que eso, ambos han recibido también el compromiso
de renovar sus propios partidos políticos; para que El Salvador pueda
encausarse en nuevos caminos de paz y progreso para todos.
En este sentido, Edwin ya ha hecho bastante, pues
durante los meses anteriores ha sido el protagonista principal que ARENA haya
renovado la forma de elegir sus candidatos a puestos públicos, lo cual ha
permitido que la ciudadanía tenga la opción de elegir a nuevas personas. Lo que se espera es que ahora Nayib
haga lo mismo con su partido FMLN y que esto permita que, con el esfuerzo de
ambos, El Salvador pueda entrar en nuevos rumbos democráticos y la polarización
política sea una cuestión del pasado.
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