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Canonización de Monseñor Romero

viernes, 7 de agosto de 2015

La democracia no solo hay que tenerla, sino aparentarla


Todos los buenos salvadoreños estamos pidiendo la unidad nacional.  De momento parece inalcanzable, pero la realidad es que la responsabilidad de obtenerla es solo de un número reducido de personas, no mas de diez.  Todos dirigentes de los distintos partidos políticos.  

Sin embargo, muy pocos están dispuestos a sacrificarse por ella y así, aunque queramos ser optimistas, es muy difícil que nuestro país pueda salir adelante.

De ahí que, en días recientes, funcionarios del actual gobierno salieron a las calles, como solían hacerlo cuando eran de las fuerzas revolucionarias, para acusar que se estaba planeando un “golpe de estado”.  Expresión que, gracias a Dios, ya se había eliminado del lenguaje político salvadoreño. 

De seguro, al ver la protesta de importantes funcionarios públicos en las calles, muchos jóvenes menores de treinta años habrán tenido que preguntar: ¿Qué es un golpe de estado? y para ellos, vale la pena aclarar que: “golpe de estado” se deriva del francés “coup d'État” y es “la toma del poder político de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado; es decir, las normas legales de sucesión en el poder vigente con anterioridad”.

Luego, algunos se pudieran preguntar: ¿Si existe esta amenaza de golpe de estado, porqué no se da a conocer quién es ese “grupo de poder” que está tratando de “vulnerar la legitimidad institucional”?, con el objeto que todos los buenos salvadoreños, que promovemos la unidad nacional, podamos también salir a las calles y demandar, a ese “grupo de poder”, que se respete la institucionalidad democrática; que tanto nos ha costado construir. 

Sin embargo, contrario a lo que debiera esperarse de un presidente de la República, que por definición está obligado a promover la unidad nacional, lo que hizo el presidente Sánchez Cerén ante las manifestaciones de sus funcionarios es no aclarar quién es ese “grupo de poder” y que hubiera permitido que todos los salvadoreños, que apoyamos la democracia, podamos manifestarnos en apoyo de la misma y en defensa de este proceso.

El hecho que el gobierno no haya identificado este “grupo de poder”, pudiera deberse a dos alternativas: la primera, es que no existe ese “grupo de poder” y por ende el gobierno no puede identificarlo y la segunda es que no existe, en realidad, la posibilidad de un “golpe de estado; por lo que los funcionarios de gobierno sobre reaccionaron a una realidad no existente.

Ambas alternativas tienen consecuencias graves para la consolidación de nuestro proceso democrático, pues algo que se creía ya imposible de suceder ha sido “resucitado” por el mismo gobierno de turno; volviendo a hacer creer que es posible de nuevo y tratando de desvirtuar lo que la mayoría de salvadoreños hemos reiteradamente manifestado, a través de tantas elecciones, como lo más sagrado de nuestros ideales o sea un país democrático y en paz.

Luego, si el gobierno manifiesta que existe la posibilidad de un golpe de estado, lo mínimo que pudiera esperarse es que también diga quién es el “grupo de poder” que lo promueve y si solo es una sospecha, que mejor no diga o haga nada.  Pues el no “aparentar” que vivimos en una democracia es tan grave como no tenerla y sobretodo, si esto viene de los más altos dirigentes del gobierno de turno.

Un país no puede salir adelante, si la gran mayoría de sus ciudadanos no tiene un empleo digno y estable.  De sobra está probado, en el mundo entero, que el único sistema político que puede cumplir esta realidad es la democracia y la democracia comienza y termina por “aparentarla”.

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