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Canonización de Monseñor Romero

domingo, 27 de septiembre de 2015

Hay que solucionar los problemas, no los efectos


Lo primero que se enseña a los deportistas es que nunca hay que quitarle la vista a la pelota, pues ella es la razón de ser de todo el juego.  Esto mismo es lo que se podría aplicar a nuestra realidad actual, pues parece que la mayoría de dirigentes políticos, de todos los partidos, han perdido su razón de ser y se han olvidado que la verdadera razón de dedicarse a la política es para servir al pueblo y no servirse de él. 

Esto es ya evidente no solo en nuestro querido país, sino en muchos otros de inclusive democracias más avanzadas y que si bien no tienen nuestros mismos problemas, estos son similares en el sentido que la ciudadanía ha perdido toda esperanza que se resuelvan; pues le parece que estos no tienen solución y lo único que los políticos plantean para solucionarlos son más impuestos.

Así se pudiera resumir la caótica situación en que se encuentra la mayoría de salvadoreños, que no solo están enfrentado grandes problemas, como la delincuencia y el desempleo, sino que la propuesta del Gobierno se limita a pedir más impuestos y proponer una reforma al sistema de pensiones; las cuales, ambas, comienzan por disminuir sus ingresos, sin aclarar como se va a resolver el problema.

Lo primero que hay que reconocer es que los problemas que se plantean resolver no son, ni siquiera, los verdaderos problemas a solucionar.  El problema de la delincuencia y que las pensiones ya no alcanzan son solo efectos de los verdaderos problemas y que solucionados estos, si la raíz se los verdaderos problemas no se resuelven; pronto van a regresar y con mucha más fuerza, como ya ha ocurrido en el pasado.

Como ejemplo se puede citar que el problema de las pensiones ya hizo crisis anteriormente y lo que se hizo para solucionarlo, al igual que hoy se plantea, fue una reforma al sistema, allá en 1998.  Hoy que el sistema está nuevamente en crisis, la propuesta es la misma; solo que se dice que hoy si va a funcionar, como se dijo en aquella ocasión. 

Lo mismo es con la delincuencia.  Todavía no se dice como se va a combatir, pero ya se pretende saber cuanto se necesita para eliminarla.  Cuando el verdadero problema, que es la falta de oportunidades, la falta de una educación de primer mundo, la separación y descomposición de las familias y la falta de amor paterno y materno a la mayoría de niños salvadoreños, ni se mencionan como causas y más aún, se promueven matrimonios de un mismo sexo, se favorece el aborto y se ataca a los medios de comunicación y la empresa privada; que son los que generan las oportunidades de empleo.

En resumen, el gobierno y FMLN en menos de diez años, han tenido la habilidad de quedarse solos tratando de solucionar no ni siquiera los verdaderos problemas, sino sus efectos; consiguiendo los votos de GANA para pasar las nuevas leyes que consideran necesarias.  Pero que, en la medida que esto se hace sin el consentimiento y aprobación del resto de partidos políticos y sobretodo de la ciudadanía, en realidad los problemas se agravan; pues la causa de estos se deteriora aún más.

Para resolver los verdaderos problemas, lo primero que hay que hacer es volver los ojos a la pelota, que es el pueblo salvadoreño y anteponer los intereses de la nación a los intereses partidarios y personales.  Solo así podremos tener esperanza que los problemas se van a solucionar, para nunca más volver.

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