Los Acuerdos de Paz de 1992 no hubieran sido
posible si ARENA no hubiera cambiado de forma de pensar y al final, llegar a la
conclusión que era mejor, para todos los salvadoreños, que al FMLN se le diera
la oportunidad de incorporarse al sistema democrático y su lucha dejara de ser
con armas y mejor se volviera una con votos.
Para que ARENA cambiara, lo primero que se necesitó
es que varios de sus dirigentes, de aquel entonces, lo comprendieran y
aceptaran, para que luego comenzaran a hacer acciones encaminadas a cambiar la
forma de pensar de sus simpatizantes.
Fruto de este cambio es que el FMLN está ahora en el gobierno.
Es decir, para que las cosas en un país cambien, lo
primero que debe ocurrir es un cambio de mentalidad en sus dirigentes, para que
luego, estos mismos comiencen a implementar acciones para que todos sus
ciudadanos cambien de forma de pensar.
En los últimos años, es indudable el retroceso que
hemos tenido como país. Cualquiera
pudiera pensar que los Acuerdos de Paz fueron un error e inmediatamente
confundirse y pensar que lo malo es haber dejado que el FMLN participara
democráticamente. Pero la verdad
es que todas las acciones en una democracia son un proceso y el que exista un
retroceso no se puede culpar a un solo evento en sí; sino que la mayoría de las
veces se debe a una serie de sucesos o más específicamente, a las buenas o
malas decisiones de los dirigentes.
Es en este sentido que el pasado congreso del FMLN
cobra connotada relevancia y ha causado tanta preocupación, especialmente en el
aproximadamente 50% de la población que no está de acuerdo con el proyecto
socialista del FMLN; pero que desde hace años favorece y promueve un sistema
democrático.
En un ambiente político polarizado como el nuestro,
resulta muy fácil confundir el plano político con el económico. Hablar de democracia versus dictadura
es en el campo político y hablar de capitalismo versus socialismo, es en el
campo económico. Todos sabemos que
la democracia no necesariamente está reñida con el socialismo y de hecho
existen muchos países, sobretodo en Europa, donde los gobiernos son
socialistas; pero que bajo ningún sentido cuestionan la democracia como mejor
sistema para que sus poblaciones alcancen el bienestar de las mayorías.
Por tanto, en su anterior congreso y como buenos
socialistas que sabemos que son, no nos debe extrañar que el FMLN manifestara
su deseo de que todas las empresas sean propiedad del estado o que el gobierno
sea dueño de empresas en todos los sectores, argumentando que el Estado es
mejor patrono. Tampoco nos debe de
extrañar que quieran subir el salario mínimo, sin importar el desempleo que
esto cause, pues esto lo han venido promoviendo desde siempre.
Lo dañino para todos los salvadoreños es que, como
resultado de este congreso, el partido que está en el gobierno y se olvida que ya
no es de oposición, trate de confundir a la opinión pública y promoviendo un
sistema socialista, ponga en tela de juicio la institucionalidad democrática
que tanto nos ha costado; denigrando y atacando verbalmente sus principales
pilares que son la libre expresión, la empresa privada y la independencia de
los tres Órganos del Estado.
La triste realidad es que las cosas en nuestro país
no van a mejorar si el FMLN no cambia y para que cambie, al igual que ARENA lo
hizo, los primeros que deben cambiar de forma de pensar son sus dirigentes y esto
es lo que aparentemente no está sucediendo y preocupa a los generadores de
empleo y amantes de la libertad y democracia.