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Canonización de Monseñor Romero

domingo, 28 de febrero de 2016

Cristiano o no cristiano


Nos referimos a la polémica causada por el Papa Francisco en su visita a México al atestiguar que: “aquel que construye muros no es cristiano.  Es cristiano aquel que construye puentes”.

Una vez más el Papa salió en la defensa de los más débiles y desgraciadamente sus palabras fueron sacadas de contexto por aquellas personas que sí están a favor de construir muros alrededor de las fronteras de sus países o propiedades, como medio para proteger sus propios intereses; pero olvidándose del mandamiento más importante que nos dejó nuestro Señor Jesucristo y que es el de: “ámense los unos a los otros, como yo los he amado”.

Uno de los primeros en reaccionar fue el actual candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, quién inmediatamente trató de argumentarle al Papa que él no era la persona calificada para decidir si una persona es o no cristiana y que él, el señor Trump, sí era cristiano.

Lo que no alcanzó a comprender el señor Trump es que ambos tienen razón y por tanto de nada le servía argumentarle, pues lo que nos estaba tratando de explicar el Papa, a todos los cristianos, es que existen diversos grados de cristiandad.  Desde la heredada por familia, a la practicante por costumbre o por convicción o la más perfecta, que es el verdadero seguimiento de los mandamientos de nuestro Señor Jesucristo y que es a lo que debemos aspirar en el transcurso de nuestras vidas.

Aunque las palabras del Papa se interpretaron como dirigidas a la campaña actual para la presidencia de Estados Unidos, en realidad fueron dichas para todos los pueblos del mundo y podemos recoger lo que como salvadoreños nos toca, pues mucho nos hace falta el que los actuales dirigentes políticos dejen de construir muros de protección para sus propios intereses y más bien podamos ir eligiendo a personas que, como dijo el Papa, mejor “construyan puentes” y se comience a desbaratar este andamiaje de polarización extrema en que hemos caído.
Ante las recientes actuaciones de los funcionarios de gobierno, en sus distintas instancias, conviene recordar lo que el presidente Sánchez Cerén dijo en su discurso inaugural y que inmediatamente lanzó una ola fresca de esperanza para todos los salvadoreños: “Vamos a garantizar una gobernabilidad fundamentada en el crecimiento, en la distribución social del ingreso, en el respeto y la promoción de la institucionalidad democrática y de la seguridad jurídica y ciudadana.  En síntesis, en la búsqueda permanente del desarrollo y el compromiso irrenunciable con la justicia social. 
Para alcanzar los grandes acuerdos de país, hemos promovido instancias de concertación.  Estamos trabajando en la formación de núcleos ciudadanos conformados por sacerdotes católicos, pastores evangélicos, empresarios, trabajadores, académicos, y una lista de personas que contribuyan a este gran acuerdo.  Porque unidos crecemos todos.”
En su viaje a México, lo que el Papa nos ha querido recordar, a todos los pueblos del mundo, es que los muros dividen y los puentes unen y que la fórmula para un mejor desarrollo económico y social es la búsqueda de entendimientos o sea la construcción de puentes y no la construcción de muros; que es lo que se construye con las aplanadoras y madrugones para aprobar leyes, que a cada gobierno le conviene en el corto plazo.
A la luz de lo que ahora vivimos, quiera Dios que las palabras del Papa y los compromisos del presidente Sánchez Cerén guíen a los actuales dirigentes políticos a cambiar el rumbo que llevamos, para que los niños salvadoreños ya no tengan que emigrar en busca de mejores oportunidades y que es a lo que estamos llamados a resolver.

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