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Canonización de Monseñor Romero

martes, 7 de junio de 2016

El Año de la Misericordia está por teminar


Como muchos sabemos, el papa Francisco en su carta o bula del 11 de Abril de 2015, convocó al Año Jubilar de la Misericordia a iniciar el 8 de Diciembre del mismo año, solemnidad de la Inmaculada Concepción; concluyendo el próximo 20 de Noviembre, solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo.

Habiendo transcurrido ya más de la mitad de este Año de la Misericordia, convendría entonces preguntarnos: ¿en qué, a estas alturas, hemos avanzado en conocer mejor la misericordia de Dios y su mandato a ser misericordiosos “como el Padre vuestro es misericordioso”? (Lucas 6, 27). 

En la misma carta, el Papa nos adelanta y aclara que: la “Misericordia es fuente de alegría, de serenidad y de paz”, que: “Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro” y que “Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona, cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida”.

Habiendo concluido, el día de ayer, su segundo año de dirigir nuestro país, lo que se puede analizar en el ámbito político, económico y social es que al concluir el Año Jubilar de la Misericordia, el próximo noviembre, el actual gobierno habrá concluido la mitad del término de su mandato y el partido FMLN habrá gobernado ya por siete años y medio. 

Convendría también entonces que el gobierno y el partido FMLN se pregunte: ¿qué tanto hemos mejorado las necesidades básicas de la mayoría de salvadoreños? y por qué no: ¿que tan misericordiosos hemos sido con el pueblo que dirigimos?.  Aunque pareciera que la mayoría de políticos no consideran que el ser misericordiosos es algo que les compete a ellos, sino que solo se aplica para las personas religiosas o aquellas que pueden dedicarse a labores humanitarias.  “Como político, tengo cosas más importantes que hacer”, se justifican muchos.

Mientras tanto y a raíz de la evaluación de los dos años de gobierno del presidente Sánchez Cerén, lo que las encuestas reflejan es que alrededor del 50% de los salvadoreños opinan que la situación económica de su familia ha desmejorado en los dos últimos años.  Un 30% opina que sigue igual y solo un 18 % contesta que ha mejorado.

Además, la realidad demuestra que en comparación con el resto de países centroamericanos, que es una vara de medición adecuada pues somos similares, las estadísticas dicen que durante el período de los dos últimos gobiernos del FMLN, la taza de crecimiento de la economía de nuestro país ha sido la tercera parte del promedio del resto de países hermanos de Centro America; lo cual diagnostica que se necesita una nueva forma de promover más generación de empleos, pues la confrontación que ha existido entre el gobierno y la empresa privada, que es quien los genera, no lo está permitiendo.

A propósito de un mejor bienestar económico y social y se refiere a políticos y no políticos, lo que el papa Francisco nos dice en su carta es que:  “Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales.  Redescubramos las misericordias corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos.  Y no olvidemos de las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos”.

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