Como primer comentario, vale la pena mencionar la
apropiada participación, llamando a la reconciliación nacional, que ha tenido
nuestro presidente Salvador Sánchez Cerén en relación a las recientes resoluciones
de la Sala de lo Constitucional, con respecto a la interpretación
constitucional de la Ley de Amnistía de 1993 y los diputados suplentes.
Al inicio, pareció que la “medicina” de las
resoluciones no le cayó bien a muchas personas, sobretodo a los posibles
involucrados, pero la forma en que el presidente de la República se pronunció
al respecto, hizo que la mayoría de la población comprendiera que es algo que
eventualmente tenía que ocurrir y que más vale temprano que tarde; pues la
única forma de vivir en una verdadera paz, que significa que no solo callen las
armas, sino que exista una convivencia armoniosa y fraterna, es haciendo
prevalecer la Constitución de la República, sobre toda las cosas; incluyendo el
que en algún momento, alguna acción pudiera parecer políticamente conveniente.
Lo mismo de no querer tomar la “medicina” adecuada es
lo que está ocurriendo en el campo económico y social. Pareciera que el presidente Sánchez
Cerén no está dispuesto a recetar la medicina que conviene, para solventar de
una vez por todas la enfermedad que está deteriorando la economía de todos los
salvadoreños y esto a su vez sigue causando más y más pérdidas de empleo; lo
cual se traduce en más daño para las familias salvadoreñas más necesitadas.
Lo primero que hay que hacer para comprender la
necesidad de recetar la medicina que no gusta a nadie, es comprender que la
enfermedad, que se llama “déficit fiscal”, a quien más afecta es a los más
necesitados y los afecta porque a la larga, los primeros que pierden sus
empleos son los empleados menos importantes en el gobierno y en las empresas
privadas.
La receta, para mejorar la calidad de vida de los
salvadoreños, es bien sencilla y la recomienda un ente eminentemente técnico
como es el FMI, pero ninguno de los partidos políticos se atreve a sugerirla;
por considerar que van a perder votos, o sea que no es políticamente
conveniente. Mientras tanto, el
país se deteriora cada vez más y los salvadoreños lo que hacen es tratar de
emigrar a otros países o involucrarse en lo que sí obtienen ingresos fáciles,
como es unirse a las pandillas o al narcotráfico; lo cual genera más violencia.
Conociendo que a nadie le gusta la “medicina”, lo
que los distintos partidos políticos tienen que hacer es buscar la forma de ponerse
de acuerdo para que el que la recete no sufra las consecuencias de las que
sufren los doctores; cuando les recetan un jarabe no muy agradable, a sus niños
pacientes.
El jarabe no muy agradable se llama “incremento del
IVA”, que es una de las medidas que recientemente recomendó en el FMI, en su última
visita. Pretender no hacer caso a
estas recomendaciones es ir en contra de los verdaderos intereses de los
salvadoreños más necesitados; aunque ellos mismos no lo comprendan, en estos
momentos.
Hasta el momento, pareciera que ARENA, PCN y GANA
creen que ellos se benefician porque el FMLN no pueda incrementar el IVA, por
razones políticas. Sin embargo,
las consecuencias ya las estamos viviendo y hay que realizar que todos hemos
perdido; por lo que comprendiendo que los salvadoreños ya no aguantan más
desempleo, lo que todos los partidos políticos debieran buscar es la forma para
que la medicina que el FMI recomienda se tome y el FMLN sufra los menos costos
políticos posibles; como única posibilidad para que todos los salvadoreños salgamos
ganando en el largo plazo.
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