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Canonización de Monseñor Romero

viernes, 5 de agosto de 2016

Ninguna medicina gusta


Como primer comentario, vale la pena mencionar la apropiada participación, llamando a la reconciliación nacional, que ha tenido nuestro presidente Salvador Sánchez Cerén en relación a las recientes resoluciones de la Sala de lo Constitucional, con respecto a la interpretación constitucional de la Ley de Amnistía de 1993 y los diputados suplentes.

Al inicio, pareció que la “medicina” de las resoluciones no le cayó bien a muchas personas, sobretodo a los posibles involucrados, pero la forma en que el presidente de la República se pronunció al respecto, hizo que la mayoría de la población comprendiera que es algo que eventualmente tenía que ocurrir y que más vale temprano que tarde; pues la única forma de vivir en una verdadera paz, que significa que no solo callen las armas, sino que exista una convivencia armoniosa y fraterna, es haciendo prevalecer la Constitución de la República, sobre toda las cosas; incluyendo el que en algún momento, alguna acción pudiera parecer políticamente conveniente.

Lo mismo de no querer tomar la “medicina” adecuada es lo que está ocurriendo en el campo económico y social.  Pareciera que el presidente Sánchez Cerén no está dispuesto a recetar la medicina que conviene, para solventar de una vez por todas la enfermedad que está deteriorando la economía de todos los salvadoreños y esto a su vez sigue causando más y más pérdidas de empleo; lo cual se traduce en más daño para las familias salvadoreñas más necesitadas.

Lo primero que hay que hacer para comprender la necesidad de recetar la medicina que no gusta a nadie, es comprender que la enfermedad, que se llama “déficit fiscal”, a quien más afecta es a los más necesitados y los afecta porque a la larga, los primeros que pierden sus empleos son los empleados menos importantes en el gobierno y en las empresas privadas.

La receta, para mejorar la calidad de vida de los salvadoreños, es bien sencilla y la recomienda un ente eminentemente técnico como es el FMI, pero ninguno de los partidos políticos se atreve a sugerirla; por considerar que van a perder votos, o sea que no es políticamente conveniente.  Mientras tanto, el país se deteriora cada vez más y los salvadoreños lo que hacen es tratar de emigrar a otros países o involucrarse en lo que sí obtienen ingresos fáciles, como es unirse a las pandillas o al narcotráfico; lo cual genera más violencia.

Conociendo que a nadie le gusta la “medicina”, lo que los distintos partidos políticos tienen que hacer es buscar la forma de ponerse de acuerdo para que el que la recete no sufra las consecuencias de las que sufren los doctores; cuando les recetan un jarabe no muy agradable, a sus niños pacientes.

El jarabe no muy agradable se llama “incremento del IVA”, que es una de las medidas que recientemente recomendó en el FMI, en su última visita.  Pretender no hacer caso a estas recomendaciones es ir en contra de los verdaderos intereses de los salvadoreños más necesitados; aunque ellos mismos no lo comprendan, en estos momentos.

Hasta el momento, pareciera que ARENA, PCN y GANA creen que ellos se benefician porque el FMLN no pueda incrementar el IVA, por razones políticas.  Sin embargo, las consecuencias ya las estamos viviendo y hay que realizar que todos hemos perdido; por lo que comprendiendo que los salvadoreños ya no aguantan más desempleo, lo que todos los partidos políticos debieran buscar es la forma para que la medicina que el FMI recomienda se tome y el FMLN sufra los menos costos políticos posibles; como única posibilidad para que todos los salvadoreños salgamos ganando en el largo plazo.

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