Líder lo define el diccionario, como aquella
persona que ejerce su autoridad sobre los miembros de un grupo, basándose en la
confianza que le otorgan.
Muchos opinan que el problema del porqué el mundo
está tan complicado es porque éste está careciendo de líderes políticos. Es decir, la mayoría de países y el
mundo en general se encuentran divididos en más o menos la mitad de personas
que le otorgan su confianza a una persona y la otra mitad que le otorga su
confianza a otra.
Uno de estos ejemplos es lo que está ocurriendo en
estos momentos en la campaña presidencial del país democrático más importante
del planeta y donde ambos candidatos no han sido capaces de ganarse más que,
más o menos, la mitad del total de
votos; pero a costa de obtener el repudio de una parte importante de la otra
mitad.
En nuestra Latinoamérica, la falta de líderes es
más que evidente y lo cual ha quedado evidenciado por el fracaso de la reciente
reunión de países No Alineados y donde de 120 países miembro, solamente
asistieron 15 presidentes de sus respectivos países; lo que obviamente denota
que su agenda no representa ningún liderazgo y más bien es un cuestionamiento a
como su dirigente actual, el presidente Maduro de Venezuela, pretende dirigir
su país.
Desafortunadamente, la misma carencia de liderazgos
está sucediendo en nuestro querido país, donde los últimos presidentes no han
sabido traspasar las barreras ideológicas del partido que los eligió y han sido
incapaces de ganar la confianza de la otra mitad de ciudadanos que no votó por
ellos, que también son salvadoreños y que sin ninguna duda es la causa
principal que mantiene al país estancado y no permite que se generen los
empleos necesarios para que los jóvenes salvadoreños no vean en las maras su
única forma de buscar el sustento diario; sino que encuentren que su país les
proporciona las oportunidades para vivir cómodamente, por medio de un empleo
digno.
Todo equipo de trabajo necesita un líder y según el
diccionario, como se aclara al inicio, el liderazgo no se “obtiene”… sino se “otorga”. Es decir, no se trata de que una
persona “obtenga” el liderazgo, sino se trata de un grupo de personas
inteligentes que reconocen la necesidad que exista un líder y deciden
entregarlo a la persona que ha demostrado tener las mejores habilidades, para
que el grupo en su conjunto pueda beneficiarse al “otorgar” este liderazgo.
Recientemente, el partido ARENA ha sido escenario
de este ejercicio de “otorgar” el liderazgo de la dirección de su partido a un
grupo de personas y es el único partido que lo ha sabido hacer con éxito; pues
lo ha hecho de forma planificada, en democracia y sin ningún tipo de
manipulaciones internas.
Si bien el partido ARENA ha sabido hacer esta transición
de la dirección de su partido, lo que no tiene que olvidar es que la finalidad
de un partido político es ganar elecciones y por el momento solo ha elegido a las
personas que lo van a dirigir, pero estos no pueden ser candidatos a elección
popular en las próximas elecciones; por lo que, cuanto antes, hay que otorgar
el liderazgo del partido a la persona que va lograr que en las próximas
elecciones de alcaldes y diputados, ARENA consiga ganar la mayoría de diputados
y el máximo número de alcaldes.
La experiencia demuestra, que esta responsabilidad
recae en el candidato que se elija para correr como aspirante a la alcaldía de
San Salvador, por lo que, este nombramiento se debería hacer lo antes posible y
desde ya, comenzar a proyectar el partido renovado en que ARENA se ha
convertido.
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