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Canonización de Monseñor Romero

viernes, 22 de agosto de 2014

Revolución silenciosa...


¡Pero revolución al fin!

Correctamente, el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas reiteró el pasado domingo, que estamos a las puertas de un “Estado fallido”.  El presidente de la República contestó, la primera vez que lo dijo, con las palabras que deberían haber salido de Monseñor diciendo “debemos tener Fe”; es decir, parece que los papeles se han revertido.  El presidente Sánchez Cerén debiera estarnos advirtiendo que estamos a las puertas de un “Estado fallido” y monseñor nos debiera estar pidiendo “Fe”.  Sin embargo, ambos confirman el temor de todos los salvadoreños de hacia donde nos dirigimos, si es que no se hace algo para corregir las cosas. 

En lo personal, creo que nuestro presidente en realidad quiso decir que debemos tener “Esperanza”.  Es decir, “Esperanza” en que Dios va a obrar y nos va sacar adelante, para que no caigamos en un “Estado fallido”, que es la “campana” de alerta que nuestro Señor Jesucristo, a través de monseñor Escobar Alas, nos ha “sonado”.

La respuesta del presidente me recordaron las palabras de un amigo nicaragüense, muy versado e inteligente, que me dijo resignado hace algunos años, que Nicaragua era un “Estado fallido”, pero “todo el mundo está contento”.  En mis adentros pensé que esto de “contentos” es de lo que tenemos que cuidarnos como salvadoreños, pues el peligro que corremos es que con tal de no volvernos un “Estado fallido”, podemos caer en la tentación, al igual que en nuestra hermana Nicaragua, que en estos momentos se comience a priorizar el estar “contentos”; a costa de sacrificar lo que tanto nos ha costado, que es nuestra “democracia”.

El reto es entonces no caer en lo mismo que han caído el resto de los países del Socialismo del Siglo XXI, donde el “estar contento” no durará más tiempo de lo que el actual partido en el gobierno le convenga conceder o los recursos del país lo permitan, sino que el reto que nos ha lanzado el arzobispo es el de evitar el que caigamos en un “Estado fallido”, pero sin perder lo más valioso que hemos logrado y que es el poder vivir en democracia; con una verdadera y siempre posible alternancia en el gobierno, lo cual solo puede garantizarlo una real independencia de los tres Órganos del Estado.

Pareciera que la advertencia del señor arzobispo ha sido escuchada por el partido ARENA y esa debiera ser nuestra “esperanza”, para todos aquellos que creemos que toda solución a los problemas del país deben buscarse dentro del marco democrático. 

Nos referimos a la “revolución” interna que ha iniciado el partido ARENA, para escoger a sus candidatos a las próximas elecciones de diputados y alcaldes, los cuales se están escogiendo con apertura, democracia y transparencia y que eventualmente producirá el que, junto con los cambios promovidos por la actual Sala de lo Constitucional, por primera vez los salvadoreños vamos a tener acceso a votar, para estos cargos públicos, por personas que no han sido electas por las cúpulas de los partidos políticos; sino por la capacidad y valores propios de las personas por quienes vamos a poder votar.  Sobretodo por aquellas caras nuevas de jóvenes, cuyo actuar político ya no va a estar influenciado por su experiencia personal durante la polarización del conflicto armado y es fruto de un país libre y democrático.

ARENA ha hecho su “revolución silenciosa”.  En las próxima elecciones del 2015, nos tocará a nosotros, los votantes, el consolidar esta revolución recién iniciada, votando por aquellos rostros nuevos que no sean fruto de nuestro pasado polarizante, sino tengan los valores éticos y morales que queremos que reinen en los nuevos políticos de nuestro querido país; para que no caigamos en un “Estado fallido” y estemos “todos contentos”… pero además en democracia.

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