¡Pero revolución al fin!
Correctamente, el arzobispo de San Salvador, monseñor
José Luis Escobar Alas reiteró el pasado domingo, que estamos a las puertas de
un “Estado fallido”. El presidente
de la República contestó, la primera vez que lo dijo, con las palabras que
deberían haber salido de Monseñor diciendo “debemos tener Fe”; es decir, parece
que los papeles se han revertido. El presidente Sánchez Cerén debiera estarnos advirtiendo que estamos a las puertas
de un “Estado fallido” y monseñor nos debiera estar pidiendo “Fe”. Sin embargo, ambos confirman el temor
de todos los salvadoreños de hacia donde nos dirigimos, si es que no se hace
algo para corregir las cosas.
En lo personal, creo que nuestro presidente en
realidad quiso decir que debemos tener “Esperanza”. Es decir, “Esperanza” en que Dios va a obrar y nos va sacar
adelante, para que no caigamos en un “Estado fallido”, que es la “campana” de
alerta que nuestro Señor Jesucristo, a través de monseñor Escobar Alas, nos ha
“sonado”.
La respuesta del presidente me recordaron las
palabras de un amigo nicaragüense, muy versado e inteligente, que me dijo
resignado hace algunos años, que Nicaragua era un “Estado fallido”, pero “todo
el mundo está contento”. En mis
adentros pensé que esto de “contentos” es de lo que tenemos que cuidarnos como
salvadoreños, pues el peligro que corremos es que con tal de no volvernos un
“Estado fallido”, podemos caer en la tentación, al igual que en nuestra hermana
Nicaragua, que en estos momentos se comience a priorizar el estar “contentos”;
a costa de sacrificar lo que tanto nos ha costado, que es nuestra “democracia”.
El reto es entonces no caer en lo mismo que han
caído el resto de los países del Socialismo del Siglo XXI, donde el “estar
contento” no durará más tiempo de lo que el actual partido en el gobierno le
convenga conceder o los recursos del país lo permitan, sino que el reto que nos
ha lanzado el arzobispo es el de evitar el que caigamos en un “Estado fallido”,
pero sin perder lo más valioso que hemos logrado y que es el poder vivir en
democracia; con una verdadera y siempre posible alternancia en el gobierno, lo
cual solo puede garantizarlo una real independencia de los tres Órganos del
Estado.
Pareciera que la advertencia del señor arzobispo ha
sido escuchada por el partido ARENA y esa debiera ser nuestra “esperanza”, para
todos aquellos que creemos que toda solución a los problemas del país deben
buscarse dentro del marco democrático.
Nos referimos a la “revolución” interna que ha
iniciado el partido ARENA, para escoger a sus candidatos a las próximas elecciones
de diputados y alcaldes, los cuales se están escogiendo con apertura,
democracia y transparencia y que eventualmente producirá el que, junto con los
cambios promovidos por la actual Sala de lo Constitucional, por primera vez los
salvadoreños vamos a tener acceso a votar, para estos cargos públicos, por
personas que no han sido electas por las cúpulas de los partidos políticos;
sino por la capacidad y valores propios de las personas por quienes vamos a
poder votar. Sobretodo por
aquellas caras nuevas de jóvenes, cuyo actuar político ya no va a estar
influenciado por su experiencia personal durante la polarización del conflicto armado
y es fruto de un país libre y democrático.
ARENA ha hecho su “revolución silenciosa”. En las próxima elecciones del 2015, nos
tocará a nosotros, los votantes, el consolidar esta revolución recién iniciada,
votando por aquellos rostros nuevos que no sean fruto de nuestro pasado
polarizante, sino tengan los valores éticos y morales que queremos que reinen
en los nuevos políticos de nuestro querido país; para que no caigamos en un
“Estado fallido” y estemos “todos contentos”… pero además en democracia.
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