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Canonización de Monseñor Romero

lunes, 15 de septiembre de 2014

Cronología de un Milagro - Agosto 2009-IV


Lunes 24 de agosto de 2009

Hechos 18, 9

Me levanté a orar, pidiendo al Señor su misericordia y que me aclare mi misión, pues me siento como que no tengo rumbo y no sé qué hacer con la empresa.  El Señor me contestó:

9 No tengas miedo, sigue hablando y no calles, 10 pues en esta ciudad me he reservado un pueblo numeroso, yo estoy contigo y nadie podrá hacerte daño.

Pasé un día de trabajo.  Hablé con nuestro abogado y no había nada sobresaliente, pero mi Fe me dice que pronto todo se va a arreglar y mi misión será revelada.  
Por la noche fuimos al grupo con Sylvia Ann y ella nos confirmó el papel que tiene el grupo de ser testimonio de Fe en los momentos de tribulación que están por venir.  
Por la noche, al terminar de orar, Sylvia Regina me entregó un libro que nos había traído una de mis hermanas de Argentina.  Comprendí que era un mensaje del Espíritu Santo.  Se titula: “Domingos en el Monasterio Mágico.”

Martes 25 de agosto de 2009

Domingos en el Monasterio Mágico – Pág. 53

El Señor me dijo:

Las tentaciones no son pecados. Las tentaciones son pruebas. Las tentaciones son un llamado a la virtud, algo que se nos ofrece para fortalecernos, a fin de que podamos reafirmar nuestro compromiso con Dios. Nunca debemos avergonzarnos de las tentaciones, sólo debe avergonzarnos ceder a ellas.

Y es que últimamente, he notado que las tentaciones se me han multiplicado y no había comprendido porqué.  El Señor me da hoy la respuesta.  
Pasamos casi todo el día ensayando para el Retiro del viernes.  No pude ir a misa, pues me sentía bien cansado y como decepcionado que nada camina.  John me escribió que ya había negociado con W&S, lo cual me dio mucho gusto y se podía retirar tranquilo a vivir en su rancho.  ¿Señor, adónde estás?  Ven a socorrerme… ten misericordia de mí.
Por la noche no me podía dormir, por el dolor que siento en el costado, a raíz de la caída del lunes.

Miércoles 26 de agosto de 2009

Salmo 41
Salmo 42

Me levanté a orar, pero bien cansado.  ¿Por qué estoy tan casado?  Rezando La Llama del Amor, el Señor me hizo recordar que algo parecido a mi dolor de anoche, es lo que él sentía en la cruz cuando trataba de respirar y dijo sus últimas Siete Palabras.  Le pedí al Señor su misericordia.  ¡Señor Jesús, ten misericordia de mí!  ¡Háblame Señor! y me contestó:

Como anhela la cierva estar junto al arroyo; así mi alma desea, Señor, estar contigo. 3 Sediento estoy de Dios, del Dios de la vida; ¿cuándo iré a contemplar el rostro del Señor? 4 Lágrimas son mi pan de noche y día, cuando oigo que me dicen sin cesar: «¿Dónde quedó su Dios?» 5 Es un desahogo para  mi alma, acordarme de aquel tiempo, en que iba con los  nobles hasta la casa de Dios, entre vivas y cantos de la turba feliz. 6 ¿Qué te abate, alma mía, por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios, que aún le cantaré a mi Dios Salvador. 7 Mi alma está deprimida, por eso te recuerdo desde el Jordán y el Hermón a ti, humilde colina. 9 Quiera Dios dar su gracia de día, y de noche a solas le cantaré, oraré al Dios de mi vida. 10 A Dios, mi Roca, le hablo: ¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debo andar triste, bajo la opresión del enemigo? 11 Mis adversarios me insultan y se me quiebran los huesos al oír que a cada rato me dicen: «¿Dónde quedó tu Dios?» 12 ¿Qué te abate, alma mía, por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios Salvador.

Por la tarde fuimos a orar a casa de mi mamá con Sylvia Ann.  Ella oró por mi mamá, Alex, Guayo, Antonietta, Carmen Elena y todo estuvo positivo y fue un momento de reencuentro y liberación.
Por la noche tuvimos la misa con el Padre Cortez de “Sanación Generacional”, con todos los del grupo de Sylvia Regina y sus familias y llegaron Luigi y Ariana, Rober y Camila.  Gracias Señor por este momento.  Después se vino el Padre a dormir en la casa y a Sylvia Ann y a nosotros nos sirvió de mucho.

Jueves 27 de agosto de 2009

2 Macabeos 4, 17
Isaías 42, 1

Nos levantamos temprano a orar y a desayunar con el Padre Cortez.  Fue un momento muy especial, como que estuviéramos desayunando con el Señor.  El Señor, me dijo después:

17… No se violan impunemente las leyes divinas; el período siguiente lo manifestará. 42, 1 He aquí a mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido, al que escogí con gusto. He puesto mi Espíritu sobre él, y hará que la justicia llegue a las naciones.

Nos reunimos con Alex y la reunión no fue del todo positiva.  No supe responder su inquietud de qué fue lo que pasó ayer en la oración con Sylvia Ann.  Todo es un misterio demasiado grande para los dos.  El Espíritu Santo obró para que la reunión no fuera negativa, pero me quedé inquieto… sin saber qué hacer; para adónde ir.  Me regresé a la casa, no me dieron ganas de ir a misa, pues además, tenía que ensayar para el Retiro del fin de semana.  
Me siento triste, pues además nuestro abogado no dice nada y el gerente de Nejapa Power me contestó que las preguntas, sencillas, que le hacía las debía preguntar en la Corte.  Eso me hizo sentir bien triste, pues nuevamente nos ningunean como que no fuéramos accionistas de Nejapa Power.

Viernes 28 de agosto de 2009

Hechos 15, 37-39

Día de San Agustín

Me sentí súper alegre de leer “San Agustín”, en sus “Confesiones”.  Comprendí lo que es la vida ascética y me pregunté si ¿eso es lo que quiere el Señor de mí?  ¿La vida ascética, aplicada a la vida corriente de empresario y esposo?  Me siento bien confuso, pues mi corazón clama al Señor como clamó el de San Agustín: “No soy yo mi propia vida; por mí mismo sólo viví mal, más luego en ti resucité”.  

Luego el Señor me dijo, consolándome:

37 Bernabé quería llevar con ellos también a Juan, llamado Marcos, 38 pero Pablo consideraba que  no debían llevar consigo a quien los había abandonado en Panfilia, cuando debía haber compartido sus trabajos. 39 Se acaloraron tanto que acabaron por separarse el uno del otro.

El Señor me aclaró que no debo preocuparme por las relaciones negativas con Alex, pues:

“La fe no destruye la personalidad, el tiempo y la gracia atenúan las asperezas.

Nos fuimos al Retiro de Sanación y pasamos por Ane e íbamos además Sylvia Regina y Sylvia Ann.  Iba a la vez emocionado y nervioso, pues era primera vez que servía en un Retiro, tocando y cantando para el Señor.  Comenzamos a tocar a las 6:00 p.m., después de habernos instalado y haber tenido que traer todas las cosas desde bien lejos y a un segundo piso, pero le dije al Señor… ¡Todo por Ti!  Sin embargo, ya en la segunda canción, se me acercó alguien y me dijo que mejor no tocara el teclado, pues no se oían los cantantes.  La verdad es que no había podido tocar bien, pues no le hallaba y no me acoplaba… comprendí que el Señor me llamaba a la obediencia y así lo hice, comprendiendo que me pedía, el Señor, “humildad”.
Antes de eso, fuimos a orar por Juan.  Lo encontramos bien mal y postrado en la cama, como noqueado y sin poder hablar, ni mucho reconocer; no se podía levantar, pues no tenía fuerzas para nada.  Sylvia Ann comenzó a orar por él y de pronto comenzó una liberación bastante fuerte y me sentí como que un animal súper fuerte salía de él, manifestando mucha furia, sobre todo hacia mí.  Yo repetía: “Jesús de Nazareth, es el camino, la verdad y la vida”.  Después todo se calmó y Juan entró en una gran paz.  Luego, comenzó a mover los pies.  
Al final, nos despedimos y ya él se miraba súper contento y se podía mover sin problema. Cuando ya habíamos salido de la casa, la esposa salió corriendo a decirnos que ya Juan se había levantado y lo alcanzamos a ver que estaba al final del corredor de la casa, saltando, parado y subiendo los pies para arriba; con una alegría súper especial.  ¡Gloria a Dios!

Sábado 29 y Domingo 30 de agosto de 2009

Me levanté temprano, para rezar solo el Rosario, pues la verdad es que estaba bien nervioso, si al final iba a poder tocar o no y para pedirle al Señor que fuera El quien tocara los instrumentos y no yo.  Sentí una unción especial.  Comenzamos, luego, a tocar y todos estaban súper impresionados de cómo el teclado servía para los momentos de oración y me felicitaban o sea que comprendí que lo que quería el Señor era que tocara y así lo hice, ya con menos pena y más seguridad.
Una tentación fuerte cruzaba por mi mente todo el día, lo cual me hacía perder la concentración.  Todas las charlas estuvieron muy buenas y comprendía que era el enemigo quien me estaba queriendo tentar para que no pusiera atención y además tocara mal, para que los momentos de oración no fueran tan buenos.

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