Lunes 24 de agosto de
2009
Hechos
18, 9
Me levanté a orar,
pidiendo al Señor su misericordia y que me aclare mi misión, pues me siento como
que no tengo rumbo y no sé qué hacer con la empresa. El Señor me contestó:
9 No
tengas miedo, sigue hablando y no calles, 10 pues en esta ciudad me
he reservado un pueblo numeroso, yo estoy contigo y nadie podrá hacerte daño.
Pasé un día de
trabajo. Hablé con nuestro abogado
y no había nada sobresaliente, pero mi Fe me dice que pronto todo se va a
arreglar y mi misión será revelada.
Por la noche fuimos al
grupo con Sylvia Ann y ella nos confirmó el papel que tiene el grupo de ser
testimonio de Fe en los momentos de tribulación que están por venir.
Por la noche, al
terminar de orar, Sylvia Regina me entregó un libro que nos había traído una de
mis hermanas de Argentina. Comprendí
que era un mensaje del Espíritu Santo.
Se titula: “Domingos en el Monasterio Mágico.”
Martes 25 de agosto de
2009
Domingos
en el Monasterio Mágico – Pág. 53
El Señor me dijo:
Las tentaciones no son pecados. Las tentaciones son pruebas. Las
tentaciones son un llamado a la virtud, algo que se nos ofrece para
fortalecernos, a fin de que podamos reafirmar nuestro compromiso con Dios. Nunca
debemos avergonzarnos de las tentaciones, sólo debe avergonzarnos ceder a
ellas.
Y es que últimamente, he
notado que las tentaciones se me han multiplicado y no había comprendido
porqué. El Señor me da hoy la
respuesta.
Pasamos casi todo el día
ensayando para el Retiro del viernes. No pude ir a misa, pues me sentía bien cansado y como
decepcionado que nada camina. John
me escribió que ya había negociado con W&S, lo cual me dio mucho gusto y se
podía retirar tranquilo a vivir en su rancho. ¿Señor, adónde estás? Ven a socorrerme… ten misericordia de mí.
Por la noche no me podía
dormir, por el dolor que siento en el costado, a raíz de la caída del lunes.
Miércoles 26 de agosto
de 2009
Salmo
41
Salmo
42
Me levanté a orar, pero
bien cansado. ¿Por qué estoy tan
casado? Rezando La Llama del Amor,
el Señor me hizo recordar que algo parecido a mi dolor de anoche, es lo que él sentía
en la cruz cuando trataba de respirar y dijo sus últimas Siete Palabras. Le pedí al Señor su misericordia. ¡Señor Jesús, ten misericordia de mí! ¡Háblame Señor! y me contestó:
Como anhela la cierva estar junto al arroyo; así mi alma desea,
Señor, estar contigo. 3 Sediento estoy de
Dios, del Dios de la vida; ¿cuándo iré a contemplar el rostro del Señor? 4
Lágrimas son mi pan de noche y día, cuando oigo que me dicen sin cesar: «¿Dónde
quedó su Dios?» 5 Es un desahogo para mi alma, acordarme de aquel tiempo, en que iba con los nobles hasta la casa de Dios, entre
vivas y cantos de la turba feliz. 6 ¿Qué te abate, alma mía, por qué
gimes en mí? Pon tu confianza en Dios, que aún le cantaré a mi Dios Salvador. 7
Mi alma está deprimida, por eso te recuerdo desde el Jordán y el Hermón a
ti, humilde colina. 9 Quiera Dios dar su gracia de día, y de noche a
solas le cantaré, oraré al Dios de mi vida. 10 A Dios, mi Roca, le
hablo: ¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debo andar triste, bajo la opresión
del enemigo? 11 Mis adversarios me insultan y se me quiebran los
huesos al oír que a cada rato me dicen: «¿Dónde quedó tu Dios?» 12
¿Qué te abate, alma mía, por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún
le cantaré a mi Dios Salvador.
Por la tarde fuimos a
orar a casa de mi mamá con Sylvia Ann.
Ella oró por mi mamá, Alex, Guayo, Antonietta, Carmen Elena y todo
estuvo positivo y fue un momento de reencuentro y liberación.
Por la noche tuvimos la
misa con el Padre Cortez de “Sanación Generacional”, con todos los del grupo de
Sylvia Regina y sus familias y llegaron Luigi y Ariana, Rober y Camila. Gracias Señor por este momento. Después se vino el Padre a dormir en la
casa y a Sylvia Ann y a nosotros nos sirvió de mucho.
Jueves 27 de agosto de
2009
2
Macabeos 4, 17
Isaías
42, 1
Nos levantamos temprano
a orar y a desayunar con el Padre Cortez.
Fue un momento muy especial, como que estuviéramos desayunando con el
Señor. El Señor, me dijo después:
17…
No se violan impunemente las leyes divinas; el período siguiente lo
manifestará. 42, 1 He aquí a mi siervo a quien yo sostengo, mi
elegido, al que escogí con gusto. He puesto mi Espíritu sobre él, y hará que la
justicia llegue a las naciones.
Nos reunimos con Alex y
la reunión no fue del todo positiva.
No supe responder su inquietud de qué fue lo que pasó ayer en la oración
con Sylvia Ann. Todo es un
misterio demasiado grande para los dos. El Espíritu Santo obró para que la reunión no fuera negativa,
pero me quedé inquieto… sin saber qué hacer; para adónde ir. Me regresé a la casa, no me dieron ganas
de ir a misa, pues además, tenía que ensayar para el Retiro del fin de semana.
Me siento triste, pues
además nuestro abogado no dice nada y el gerente de Nejapa Power me contestó que
las preguntas, sencillas, que le hacía las debía preguntar en la Corte. Eso me hizo sentir bien triste, pues
nuevamente nos ningunean como que no fuéramos accionistas de Nejapa Power.
Viernes 28 de agosto de
2009
Hechos
15, 37-39
Día
de San Agustín
Me sentí súper alegre de
leer “San Agustín”, en sus “Confesiones”.
Comprendí lo que es la vida ascética y me pregunté si ¿eso es lo que
quiere el Señor de mí? ¿La vida
ascética, aplicada a la vida corriente de empresario y esposo? Me siento bien confuso, pues mi corazón
clama al Señor como clamó el de San Agustín: “No soy yo mi propia vida; por mí mismo sólo viví mal, más luego en ti
resucité”.
Luego el Señor me dijo,
consolándome:
37 Bernabé
quería llevar con ellos también a Juan, llamado Marcos, 38 pero
Pablo consideraba que no debían
llevar consigo a quien los había abandonado en Panfilia, cuando debía haber
compartido sus trabajos. 39 Se acaloraron tanto que acabaron por
separarse el uno del otro.
El Señor me aclaró que
no debo preocuparme por las relaciones negativas con Alex, pues:
“La fe no
destruye la personalidad, el tiempo y la gracia atenúan las asperezas.
Nos fuimos al Retiro de
Sanación y pasamos por Ane e íbamos además Sylvia Regina y Sylvia Ann. Iba a la vez emocionado y nervioso, pues
era primera vez que servía en un Retiro, tocando y cantando para el Señor. Comenzamos a tocar a las 6:00 p.m.,
después de habernos instalado y haber tenido que traer todas las cosas desde
bien lejos y a un segundo piso, pero le dije al Señor… ¡Todo por Ti! Sin embargo, ya en la segunda canción,
se me acercó alguien y me dijo que mejor no tocara el teclado, pues no se oían
los cantantes. La verdad es que no
había podido tocar bien, pues no le hallaba y no me acoplaba… comprendí que el
Señor me llamaba a la obediencia y así lo hice, comprendiendo que me pedía, el
Señor, “humildad”.
Antes de eso, fuimos a
orar por Juan. Lo encontramos bien
mal y postrado en la cama, como noqueado y sin poder hablar, ni mucho
reconocer; no se podía levantar, pues no tenía fuerzas para nada. Sylvia Ann comenzó a orar por él y de
pronto comenzó una liberación bastante fuerte y me sentí como que un animal
súper fuerte salía de él, manifestando mucha furia, sobre todo hacia mí. Yo repetía: “Jesús de Nazareth, es el camino, la verdad y la vida”. Después todo se calmó y Juan entró en
una gran paz. Luego, comenzó a
mover los pies.
Al final, nos despedimos
y ya él se miraba súper contento y se podía mover sin problema. Cuando ya
habíamos salido de la casa, la esposa salió corriendo a decirnos que ya Juan se
había levantado y lo alcanzamos a ver que estaba al final del corredor de la
casa, saltando, parado y subiendo los pies para arriba; con una alegría súper
especial. ¡Gloria a Dios!
Sábado 29 y Domingo 30
de agosto de 2009
Me levanté temprano,
para rezar solo el Rosario, pues la verdad es que estaba bien nervioso, si al
final iba a poder tocar o no y para pedirle al Señor que fuera El quien tocara
los instrumentos y no yo. Sentí
una unción especial. Comenzamos,
luego, a tocar y todos estaban súper impresionados de cómo el teclado servía
para los momentos de oración y me felicitaban o sea que comprendí que lo que
quería el Señor era que tocara y así lo hice, ya con menos pena y más
seguridad.
Una tentación fuerte
cruzaba por mi mente todo el día, lo cual me hacía perder la concentración. Todas las charlas estuvieron muy buenas
y comprendía que era el enemigo quien me estaba queriendo tentar para que no
pusiera atención y además tocara mal, para que los momentos de oración no
fueran tan buenos.
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