Lunes 31 de agosto de
2009
Imitación
de Cristo III: 3, 4-14
Comencé un día difícil. Primero, no me quería levantar, pues
estaba súper cansado. Luego Sylvia
Regina me dijo que se sentía mal. Me vine a orar para pedir al Señor su
misericordia, pues además me sentía triste que no sentí la presencia del Señor
en el Retiro y eso me tenía triste. ¿Señor, adónde estás? Le pedí su guía, su luz, su comprensión… ¡Señor, yo creo, pero aumenta mi fe! Me dijo:
4
Dichoso aquel a quien tú enseñas, Señor, y a quien muestras tu Ley para ponerle
al abrigo del peligro en los días aciagos; para que no viva desolado en la
tierra. 9 Por conseguir un lucro efímero, emprenden los hombres un
largo camino, en tanto que, para alcanzar la vida eterna muchos apenas si
levantan una sola vez el pie del suelo. 11 Y en cambio, ¡oh
vergüenza!, por un bien que no se muda, por un premio incomparable, por el
honor más encumbrado y por una gloria inmortal, sienten una pereza incoercible
y rehúsan imponerse el menos esfuerzo.
14 Yo daré lo
que tengo prometido, lo que he dicho lo cumpliré. Pero a condición de que mi
siervo se mantenga fiel hasta el fin. 15 Yo soy el remunerador de
todos los buenos, así como el fuerte que somete a prueba a todos los que llevan
una vida de intimidad conmigo. 17 Lo que no entiendas, en el día de
la visita, cuando leas, lo comprenderás. Porque de dos medios suelo usar para
visitar a mis elegidos: La tentación y la consolación. El temor y el amor.
18 Y
dos lecciones les doy todos los días; una consiste en reprender sus vicios,
otra en exhortarles a progresar en la adquisición de las virtudes. “Visitar”
significa mostrarme a ti, con mis gracias, que sientes más vívidamente en
presencia, pero también te visito con la prueba.
Comprendí entonces que
lo que el Señor había hecho en el Retiro es probarme. Pero El sí había estado conmigo todo el tiempo.
Sylvia Regina insistió
que fuéramos a ver a Monseñor Fernando. Al principio no podíamos hablar con él, pues parece que el
lunes no contesta ninguna llamada. Nos pusimos en oración y nos recibió a las 5:00 p.m. Le contamos todo lo que estaba
sucediendo con Sylvia Ann. Monseñor nos dijo que todo lo veía normal y que no le
preocupaba Sylvia Ann o nosotros, sino más bien las personas liberadas, pues
ellas tenían que estar conscientes que si bien habían sido liberadas, el
demonio podía regresar si no se mantenían en gracia de Dios, orando, leyendo La
Biblia, confesándose y comulgando. Recomendó que Sylvia Ann continuara con su apostolado.
Luego fuimos a una casa
de las personas que habían ido al Retiro, que iba a tener un grupo de oración,
pues la Virgen de Medugorje, La Virgen Peregrina, iba a llegar a su casa.
Fuimos a orar, era un grupo como de 20 personas, entre adultos y niños, más
bien jóvenes. Sylvia Ann comenzó a orar y de repente le tocó un joven y al
nomás verlo ella me dijo que la acompañara y nos fuimos al jardín con Sylvia
Regina, a un lugar privado y ahí comenzó una liberación para este joven. Todas las demás oraciones de cada
persona fueron sin liberación y fueron enfrente de todos. Sylvia Ann tiene el don de detectar o
discernir cuando una persona necesita una liberación de algún espíritu maligno.
Martes 1 de septiembre
de 2009
Lucas
6, 22-23
Salmo
110, 3-5
Me levanté preocupado y
cansado. Sólo oré La Llama del
Amor y me puse a buscar papeles que mandar a nuestros abogados para lo del
contrato de administración. Sylvia
Regina me leyó lo que el Señor me quería decir:
22 Felices
ustedes si los hombres los odian, los expulsan, los insultan y los consideran
unos delincuentes a causa del Hijo del Hombre. 23 Alégrense en ese
momento y llénense de gozo, porque les espera una recompensa grande en el
cielo.
Y luego me dijo:
3
Tuyo es el principado desde el día de tu nacimiento; de mí en el monte sagrado
tú has nacido, como nace el rocío de la aurora. 4 Juró el Señor y no
ha de retractarse: «Tú eres para siempre sacerdote a la manera de Melquisedec».
5 A tu diestra está el Señor, aplasta a los reyes en el día de su
cólera…
Habló Juan, que se había
sentido todos estos días súper bien y que quería ver si Sylvia Ann le iba a orar
a su hermano. Fuimos a las 11:00
a.m. y pasamos por Juan, era otro hombre, lleno de vitalidad y se veía súper
bien. Nos contó que hasta su
hermana le había grabado un fílmico, donde él bailaba como Michael Jackson, era
todo maravilloso. Llegamos a la casa del hermano y estaban todos los hermanos,
la mamá, hermana y sobrina, ellos son cuatro, igual que nosotros los Vilanova. El hermano estaba postrado, igual que
habíamos encontrado a Juan, hace unos días. Nos contó que ya eran dos veces que él prácticamente se había
muerto. Ya sabíamos por el antecedente
de Juan, que la liberación iba a ser fuerte y así fue. Sylvia Ann quedó exhausta. Le impuso agua bendita a todos los demás
y la empleada no la aceptó, pero Sylvia Ann le dijo a la hermana que esparciera
agua exorcisada por toda el área de servicio. El hermano se comenzó a sentir mejor inmediatamente y comenzó
a hablar y contarnos por todo lo que ha pasado.
Por la tarde vinieron
dos amigas de la comunidad, más los papás de una de ellas, a ver a Sylvia Ann. Yo no conocía a los papás, pero se me
hacían conocidos. Nos contaron los
milagros de La Virgen abrazando al Papa y del Cristo y la otra amiga contó su
testimonio de las plumas de ángeles que tiene y que ya habíamos visto en el
Retiro.
Luego Sylvia Ann oró por
ellos y al papá le dijo que la Virgen sentía su dolor y le daba palabras de
consuelo, igual la mamá se sintió muy consolada por las palabras de la Virgen,
lo cual no sé qué fue, pues yo no oía.
Luego vino la amiga y
hubo una liberación fuerte. Yo
estaba confundido. ¿cómo podía haber liberación en unas personas y en otras no
y cómo Sylvia Ann tenía ese Don de discernimiento y saber quién necesita
liberación y quién no?
Luego Sylvia Regina y
Sylvia Ann se fueron a cenar donde los Escobar. Yo no fui, pues tenía que enviar unos papeles, pero
aproveché para ir a ver a mi mamá.
Ahí estaban René, Lorena y Guayo, pues mañana se iba mi mamá a Panamá a
la boda de la hija de Rosa Elena. Les
conté todo lo que nos estaba pasando y René me aclaró que los papás de la amiga
que habían llegado son los señores que han estado peleando el caso de su hijo, que
fue asesinado hace algunos años. Ese
era el dolor al que la Virgen se refería cuando Sylvia Ann oró por el papá de
una de las amigas. Cuando Sylvia
Ann mencionó lo que le decía la Virgen al señor, lo que yo sentí fue un dolor
similar al que debió sentir mi papá con la muerte de mi hermano José Adriano y que
nunca nos lo dijo.
Una de ellas nos contó
su historia de cómo la imagen de la Virgen había brotado lágrimas y la otra nos
contó cómo había encontrado las plumas de los ángeles, que habíamos visto en el
Retiro. Las dos historias
coincidían en que los dos milagros habían comenzado en la misma casa de Estados
Unidos, de una señora humilde y muy devota.
Miércoles 2 de
septiembre de 2009
En la mañana fuimos a la
casa de la amiga de ayer, pues nos había invitado a rezar el Rosario. En la casa se respiraba una gran paz y
ahí estaban las imágenes de las dos Vírgenes, más el Cristo. Las dos imágenes tenían lágrimas cayendo
a Juan Pablo II y las dos imágenes más el Cristo, tenían escarcha por todas
partes. Además, ahí nos tenían
para regalarnos unas plumas de ángeles que la mamá había recogido, en la misma
casa donde la otra amiga las recogió. ¡Aleluya! Nos
regalaron unas cuantas. Rezamos el
Rosario y no pasó mayor cosa. Me
tuve que ir, pues no había ido a la oficina. Pero después, Sylvia Regina me contó que hubo una liberación
fuerte para alguien que no estaba ahí, pues andaba de viaje o
sea que, nos dimos cuenta que Sylvia Ann podía hacer liberaciones para personas
que no estaban presentes.
Jueves 3 de septiembre
de 2009
Salmo 45
Por la mañana vinieron
toda una familia, con sus dos hijos, el casado y el soltero, la esposa y un
nieto. Sylvia Ann oró por ellos. Por la tarde vinieron otras personas y a
las 5:00 p.m. nos fuimos a la Transfiguración, pues iban a llegar todos los
grupos de la parroquia, para que Sylvia Ann orara por ellos. Me bajé cargando la Virgen de Guadalupe
y al nomás entrar, nos sorprendió que el salón estaba lleno de personas. Unas cien, más o menos y en el otro
salón donde había estado con Francisco y Janice estaban los ancianos de la
comunidad con el Santísimo. Ahí
comenzó Sylvia Ann a recibir a todas las personas una por una, estuvimos ahí de
las 5:30 hasta las 9:30 p.m. A las
8:00 p.m. nos fuimos a la iglesia y Sylvia Ann continuó recibiendo a las
personas en la Sacristía. Había
unas personas donde la Virgen sólo les daba un mensaje, a través de Sylvia Ann,
pero habían otras donde el espíritu malo que tenía la persona, Sylvia Ann los
rechazaba y los expulsaba. Nosotros colaboramos en la oración, sobre todo en los
momentos fuertes de liberación. Me
llamó la atención una familia entera que llegó, de personas humildes, la cual
todos tenían un espíritu malo y necesitaron la liberación, con excepción de la
madre.
Al terminar, fuimos a
hacer la oración de limpieza hincados frente al Santísimo, dándole gracias por
habernos dejado servirle y ayudar a tantas almas en este día. Sylvia Ann se iba el día de mañana y
todos quedamos como perplejos de la experiencia que el Señor nos había
permitido experimentar. ¡Señor
Jesús, ten misericordia de nosotros y protégenos!
Viernes 4 de septiembre
de 2009
Filipenses
1, 2-16
Nos levantamos temprano
para ir a dejar a Sylvia Ann, pero le pedí al Señor que nos diera una Palabra
para ella, pues sabía que especialmente ella, estábamos tratando de comprender
y asimilar todo lo que ha pasado en estos días. El Señor nos dijo:
2
Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús, el Señor. 3
Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, 4 es
decir, en mis oraciones por todos ustedes a cada instante. Y lo hago con
alegría, 5 recordando la cooperación que me han prestado en el
servicio del Evangelio desde el primer día hasta ahora. 12 Hermanos,
quiero que sepan que, con todo lo que me sucede, el Evangelio más bien ha
progresado. 13 Entre la gente del palacio, y también fuera, mis
cadenas han hecho circular el nombre de Cristo. 14 Mi condición de
preso ha animado a la mayoría de nuestros hermanos en el Señor, los cuales
ahora se atreven a proclamar la Palabra más abiertamente y sin miedo. 15
Algunos, es cierto, lo hacen por envidia y quieren hacerme competencia, pero
otros predican a Cristo con buena intención. 16 Estos últimos se dan
cuenta de que estoy aquí para defender el Evangelio, y los inspira el amor.
Cuando nos despedimos de
Sylvia Ann se me salieron las lágrimas, pues la experiencia que habíamos tenido
con su estadía y el amor que habíamos sentido del Señor y la Virgen Santísima
es algo fuera de toda comprensión humana.
Sábado 5 y Domingo 6 de
septiembre de 2009
Daniel
3, 98-100
4,
21-34
1
Crónicas 4, 10
1
Juan 3, 18-23
Pasamos exhaustos todo
el fin de semana. Perplejos y
confundidos por toda la experiencia que habíamos tenido durante toda la estadía
de Sylvia Ann ¿Señor, qué quieres de nosotros? Era mi pregunta y no obtenía respuesta. No fui al programa, pues Arturo tenía
hoy el Retiro de Evangelización Fundamental. Después nos contaron que al retiro llegó Juan y estaba súper
contento ¡Gloria a Dios! Todo el fin de semana pasé en oración constante y el
Señor me dijo en diferentes momentos:
98
Nabucodonosor, rey, a todos los pueblos, a todas las naciones y a todos los
hombres de la tierra, sea cual fuere su idioma: Paz. 99 Me ha
parecido bien darles a conocer las señales y milagros que ha hecho en mí el
Dios Altísimo. 100 ¡Qué grandes son sus prodigios, qué poderosos sus
milagros! Su reino es un reino eterno, su imperio abarca a todas las
generaciones. 4, 31 Al
cabo del tiempo fijado, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo y la razón
volvió a mí; entonces bendije al Altísimo: ¡Alabado y glorificado el que vive
eternamente; cuyo imperio es eterno, y cuyo reino durará por todas las
generaciones! 33 En ese momento recobré la razón; recuperé mi trono
y empecé nuevamente a gobernar, para gloria de mi reino. Mis consejeros y mis
notables me reclamaron, me restablecieron en mi reino y se me dio un poder
mayor todavía. 34 Por eso ahora, yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y
glorifico al Rey del Cielo, porque todas sus obras son verdaderas y justos
todos sus caminos; él sabe humillar a los que proceden con orgullo. 4, 10 Jabés invocó al Dios de
Israel, exclamando: «Si de verdad me bendices, se ensancharán mis términos, tu
mano estará conmigo y alejarás el mal para que no padezca aflicción.» Y le
concedió Dios lo que pedía. 3, 18 Hijitos, no amemos con puras
palabras y de labios para afuera, sino de verdad y con hechos. 21
Amadísimos, si nuestra conciencia no nos condena, tenemos plena confianza en
Dios. 22 Entonces, todo lo que pidamos nos lo concederá, porque
guardamos sus mandatos y hacemos lo que le agrada. 23 ¿Y cuál es su
mandato? Que creamos en el Nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a
otros, tal como él nos lo ordenó.
"Cada uno recibe el fruto de lo que habla y el fruto del trabajo de sus manos."
Proverbios 12, 14
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