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Canonización de Monseñor Romero

sábado, 10 de octubre de 2015

ARENA como solución a los problemas nacionales.


De sobra se conocen los problemas que tenemos los salvadoreños.

De ser el líder de la región centroamericana en cuanto a competitividad y crecimiento y el más admirado para imitar, hemos pasado a ser el menos competitivo de todos.  De ser el primer productor de café a nivel centroamericano, hoy somos el que menos produce y… mientras han ido ocurriendo estas realidades, en lo que sí hemos subido a primer lugar es en el nivel de violencia y desempleo y el mayor porcentaje de población que ha tenido que emigrar a otros países. 

Además, mientras tanto, el nivel de educación ha permanecido igual desde hace más de quince años y el número de salvadoreños que no cree que sus hijos van a tener un mejor nivel de vida que el de ellos ha subido sustancialmente.  Esto a pesar que los últimos gobiernos han tenido la mayor cantidad de ingresos en la historia.

En el nivel político, lo que hay que agregar es que el porcentaje de personas que ya no creen que la democracia es el mejor sistema para lograr un mayor bienestar económico y social ha crecido considerablemente y que debido a esto, muy fácilmente se les puede confundir para que lleguen a creer que lo mejor es un tipo de dictadura partidaria, donde una persona o un reducido número de personas deciden que es lo que más conviene para las grandes mayorías; tal y como está ocurriendo en nuestro hermano país de Nicaragua y otros países latinoamericanos.

Ante estas realidades, el tiempo se vuelve corto y si no se reacciona rápido, más temprano que tarde, lo más probable es que vamos a estar teniendo que afrontar una realidad antidemocrática irreversible.  Luego no hay tiempo que perder, si es que queremos salvaguardar la democracia que tantas vidas ha costado.

También, de sobra se han propuesto soluciones.  Cada partido político y sector ha planteado la suya propia.  Sin embargo, el deterioro de los problemas continua y esto es atribuible, sin ninguna duda, a que la raíz de todos los problemas no se soluciona y que es la falta de liderazgo de un partido político que, dentro de un ambiente democrático, tome la verdad como herramienta de trabajo y comience a sembrar esperanza en el corazón de todos; de modo que se pueda visualizar un horizonte positivo y que es lo que ese destino puede dar de beneficio a cada una de las familias salvadoreñas.

Dentro de este esquema de realidades es que se sitúa la elección del máximo organismo de dirección de ARENA para el próximo domingo.  Se sabe que debido a que solo se inscribió una planilla, la decisión que se va a proponer es posponer la elección por un año más; para dar tiempo suficiente a que se inscriban otras planillas. 

Sin embargo, lo que ARENA debe realizar es que, dada las realidades anteriores, es crucial que el liderazgo que su actual presidente, Jorge Velado, ha venido ganando durante los meses anteriores se consolide al más corto plazo y que mientras no se elija una dirección definitiva es muy difícil que esto se haga.  Por lo que, si por razones internas es necesario posponer la elección de su dirigencia, esta no debería ser por un plazo mayor de tres meses; de forma que el liderazgo pueda consolidarse al más corto plazo y se concentren todos los esfuerzos en conquistar los votos necesarios para ganar las próximas elecciones nacionales.

Comprendiendo lo anterior, quiera Dios que los asambleístas de ARENA nos sorprendan con su patriotismo, antepongan esto a sus intereses personales y voten porque su dirección definitiva se defina antes de fin de año.  El Salvador lo necesita y no hay tiempo que perder.

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