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Canonización de Monseñor Romero

viernes, 5 de junio de 2015

Todavía faltan cuatro años


No hace falta hacer una evaluación sobre el desempeño del primer año del segundo gobierno del FMLN, pues las encuestas han hablado y desgraciadamente para todos los salvadoreños, le dan un pobre desempeño.  No creemos que exista nadie que se alegre de esto.

A estas alturas, ya el presidente de la República no puede culpar de los resultados a los gobiernos anteriores, ni a la “oligarquía”, ni a los medios informativos; ni a cualquier otro fenómeno.  Es hora de reconocer los errores y si se quiere ser sincero con el pueblo, corregirlos, para terminar siendo un buen gobierno.

Analizando el reciente discurso del presidente Sánchez Cerén ante la Asamblea Legislativa, pareciera que cuando menos, él está haciendo todos los esfuerzos necesarios para superar los grandes problemas que nos aquejan y sobretodo que está claro que para superarlos necesita del apoyo de ARENA y especialmente de la empresa privada.

“Ratifico ante ustedes que continuaremos con un gobierno de concertación y de diálogo con todas las fuerzas políticas, económicas y sociales de nuestro país y también con los demás Órganos del Estado.  A todas y todos, les invito a trabajar juntos por la prosperidad, tranquilidad y justicia para nuestra nación.  Trabajemos sin egoísmos partidarios o personales por un El Salvador próspero, seguro y educado”.   Fueron sus últimas palabras.

Solo el compromiso de este párrafo sería suficiente para que el país se levantara y comenzara su recuperación.  Sin embargo, no solo hace falta decirlo, sino comprometerse con lo dicho y sobretodo que cada paso que se de vaya en este sentido.  Que por cierto no ha sido así en el pasado año.

Por el otro lado, en recientes declaraciones, el secretario general del partido del presidente Sánchez Cerén, al anunciar su próximo congreso confirmó que no hay que olvidar que los estatutos del FMLN lo definen como un partido: “democrático, revolucionario y socialista” y que las personas no debían confundirse, pues de lo que se trata el congreso no es de si el FMLN es socialista o no; sino de cómo se va a impulsar el socialismo, ahora que están en el gobierno.

Sus declaraciones resultan contradictorias con el reciente discurso del presidente de la República.  Además, con el pensamiento de un poco más del cincuenta por ciento de la población, que no está de acuerdo en que se implante un sistema socialista en nuestro querido país.  

Este análisis es muy fácil de concluir, pues no hay que olvidar que el primer gobierno del FMLN llegó a la presidencia con un candidato que se perfiló como “moderado”, no socialista y que el actual presidente llegó a la presidencia por escasos seis mil votos y obteniendo en la primera vuelta solo el 48% del total; lo que demuestra que la mayoría de salvadoreños no están de acuerdo con un gobierno socialista, pues para llegar a la presidencia, en ambos casos, el FMLN necesitó de votos de personas que no están de acuerdo con el socialismo.  Pero si están en contra de ARENA.

No hay duda que el partido FMLN es “socialista”, así lo dicen sus estatutos.  Tampoco debía haber duda de si el partido FMLN es “democrático”, pues así lo dicen sus estatutos.

La gran duda es de si el presidente de la República va a olvidarse que la mayoría de salvadoreños no quieren el sistema socialista y va a buscar el consenso de todos los sectores, tal y como lo acaba de reiterar en su discurso y de si el partido FMLN va a continuar tratando de usar el actual gobierno para profundizar el socialismo, olvidándose que también es un partido “democrático”, de la institucionalidad democrática y tratando de desvirtuar la validez de la Constitución de la República; tal y como lo han hecho otros países que han seguido la línea del “Socialismo del siglo XXI”.

Mientras las dos cosas no se definan, los inversionistas no van a generar nuevos empleos y los próximos cuatro años continuarán peor que el año recién pasado.

El presidente tiene la palabra.

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