Lejos pareciera que están los días en que se tenía
la esperanza de poder llegar a tener un “proyecto de nación”, donde no fuera
relevante si los que dirigen el país fueran del FMLN o de ARENA, o cualquier
otro partido; pues lo primero que se hiciera es anteponer los intereses del
país, a los intereses particulares.
Al menos, eso es lo que promovieron los dirigentes
del FMLN, antes de llegar al gobierno.
El llamado a los políticos a un proyecto de nación es
ya fuerte y general. Proviene de toda
la ciudadanía, de izquierda o de derecha, ahora facilitándose por la
proliferación de las redes sociales y la cual está cansada de tanto abuso de la
mayoría de funcionarios.
Sin embargo el país y el mundo en general parece
que han caído en una especie de desesperanza, pues lo que caracteriza a los
gobiernos de turno, en gran cantidad de países, no es ya el que sean de
izquierda o de derecha; sino que si sus dirigentes lo que hacen es servir a los
demás o ocupar los cargos públicos para servirse a ellos mismos.
El momento para esta reflexión es importante, pues
a nivel internacional la democracia más grande del mundo, Estados Unidos, está
por elegir a los candidatos que disputarán las próximas elecciones para
presidente del país y en esta democracia tan avanzada, con un pueblo tan
educado y de tanta experiencia democrática; muchos lamentan que, aún así, los
votantes se encuentran confundidos y aparentemente los candidatos que prometen,
sabiendo que no pueden cumplir, son los de mayor aceptación.
Por el otro lado, en nuestro querido país estamos
por iniciar la carrera eleccionaria para elegir el próximo presidente de la
República. Además, en los próximos
meses se decidirá sobre los futuros dirigentes de importantes instituciones,
tal y como está por ocurrir en ARENA, FMLN, Corte Suprema de Justicia, ANEP y
otras.
Conviene preguntarse entonces, ¿Qué es lo que ha
pasado para que, aún en las democracias más desarrolladas, los líderes que
están surgiendo no parecen ser los adecuados? Y entonces, ¿cual debiera ser la cualidad más importante que
se debe buscar en una persona, al momento de confiarle nuestro voto?
Las anteriores preguntas me hacen recordar las
palabras de un exitoso empresario, dueño de varias empresas a nivel
internacional, quién en una ocasión me dijo que la razón principal del éxito de
sus empresas era que, al momento de seleccionar o evaluar las personas que
trabajan en sus empresas, las cualidades que más apreciaba eran: primero, su
honestidad; segundo, su dedicación a la empresa y priorizaba hasta en tercer
lugar, la capacidad para desempeñar el puesto.
La crítica situación de liderazgos por la que está
atravesando nuestro querido país y el resto del mundo, también me hace recordar
las palabras de nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos, la noche antes de
ser crucificado: “Pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado los pies,
también ustedes deben lavarse los pies unos a otros”.
Esto dijo nuestro Señor Jesucristo hace más de dos
mil años. El problema es que aparentemente
y lo demuestra la realidad democrática de muchos países, después de todo este
tiempo, parece que ni aún en las democracias más avanzadas hemos aprendido la
simple regla de que hay dos tipos de personas: las que sirven y las que se
sirven de los demás.
Al momento de votar por el próximo dirigente que
nos corresponda, independientemente del puesto, preguntémonos: ¿Dentro de todos
los candidatos, este sirve a los demás o se sirve a él mismo?
Entonces comenzaremos a ser realidad el “proyecto
de nación”, que la mayoría deseamos.
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