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Canonización de Monseñor Romero

martes, 12 de abril de 2016

Servir o servirse


Lejos pareciera que están los días en que se tenía la esperanza de poder llegar a tener un “proyecto de nación”, donde no fuera relevante si los que dirigen el país fueran del FMLN o de ARENA, o cualquier otro partido; pues lo primero que se hiciera es anteponer los intereses del país, a los intereses particulares. 

Al menos, eso es lo que promovieron los dirigentes del FMLN, antes de llegar al gobierno.

El llamado a los políticos a un proyecto de nación es ya fuerte y general.  Proviene de toda la ciudadanía, de izquierda o de derecha, ahora facilitándose por la proliferación de las redes sociales y la cual está cansada de tanto abuso de la mayoría de funcionarios. 

Sin embargo el país y el mundo en general parece que han caído en una especie de desesperanza, pues lo que caracteriza a los gobiernos de turno, en gran cantidad de países, no es ya el que sean de izquierda o de derecha; sino que si sus dirigentes lo que hacen es servir a los demás o ocupar los cargos públicos para servirse a ellos mismos.

El momento para esta reflexión es importante, pues a nivel internacional la democracia más grande del mundo, Estados Unidos, está por elegir a los candidatos que disputarán las próximas elecciones para presidente del país y en esta democracia tan avanzada, con un pueblo tan educado y de tanta experiencia democrática; muchos lamentan que, aún así, los votantes se encuentran confundidos y aparentemente los candidatos que prometen, sabiendo que no pueden cumplir, son los de mayor aceptación. 

Por el otro lado, en nuestro querido país estamos por iniciar la carrera eleccionaria para elegir el próximo presidente de la República.  Además, en los próximos meses se decidirá sobre los futuros dirigentes de importantes instituciones, tal y como está por ocurrir en ARENA, FMLN, Corte Suprema de Justicia, ANEP y otras.

Conviene preguntarse entonces, ¿Qué es lo que ha pasado para que, aún en las democracias más desarrolladas, los líderes que están surgiendo no parecen ser los adecuados?  Y entonces, ¿cual debiera ser la cualidad más importante que se debe buscar en una persona, al momento de confiarle nuestro voto?

Las anteriores preguntas me hacen recordar las palabras de un exitoso empresario, dueño de varias empresas a nivel internacional, quién en una ocasión me dijo que la razón principal del éxito de sus empresas era que, al momento de seleccionar o evaluar las personas que trabajan en sus empresas, las cualidades que más apreciaba eran: primero, su honestidad; segundo, su dedicación a la empresa y priorizaba hasta en tercer lugar, la capacidad para desempeñar el puesto.

La crítica situación de liderazgos por la que está atravesando nuestro querido país y el resto del mundo, también me hace recordar las palabras de nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos, la noche antes de ser crucificado: “Pues si yo, el Maestro y Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros”.

Esto dijo nuestro Señor Jesucristo hace más de dos mil años.  El problema es que aparentemente y lo demuestra la realidad democrática de muchos países, después de todo este tiempo, parece que ni aún en las democracias más avanzadas hemos aprendido la simple regla de que hay dos tipos de personas: las que sirven y las que se sirven de los demás.

Al momento de votar por el próximo dirigente que nos corresponda, independientemente del puesto, preguntémonos: ¿Dentro de todos los candidatos, este sirve a los demás o se sirve a él mismo?

Entonces comenzaremos a ser realidad el “proyecto de nación”, que la mayoría deseamos.

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