Lunes 28
de junio de 2010
Mateo 5, 13 y 12
La tristeza
invade mi corazón y no tenía ganas ni de levantarme. Además no tengo nada que hacer. Me puse a orar, pidiendo al Señor su misericordia. Ya es medio año, los exaccionistas me
han pedido otra cita para el miércoles y no sé ni qué decirles. Parece que el Juez Federal nunca va a
resolver nada. ¿Señor, hasta
cuándo? Me contestó:
13 Ustedes son la sal de la
tierra. Pero si la sal deja de ser sal, ¿cómo podrá ser salada de nuevo? Ya no
sirve para nada, por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente. 12
Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que
recibirán en el cielo. Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que
vinieron antes de ustedes.
Y luego
me recordó:
Jamás el diablo está tan contento como cuando ha
podido quitar del alma de un siervo de Dios, la alegría. Es en vano que satanás
intente introducir su veneno mortal en un corazón hinchado de gozo. Nada pueden
los demonios contra un servidor de Cristo a quien encuentran lleno de alegría.
Haz como San Francisco, “en cuanto empezaba a experimentar la primera
turbación, el siervo de Dios debe levantarse, ponerse a orar y permanecer ante
el Padre todo el tiempo necesario hasta que éste no lo haya hecho recobrar el
gozo del que está salvado.”
Miércoles
30 de junio de 2010
Salmo 31
Me
levanté súper triste ¿Cuándo va a
terminar esto? ¿Cuándo me voy a
sentir de nuevo feliz? Sylvia
Regina me dijo que leyera el Salmo 31 y el Señor me consoló con su Palabra.
Me reveló
que la Virgen, mi Madre, es el Espíritu Santo, pues eso fue lo que le reveló a San
Juan en la cruz, pues la Virgen está “llena” del Espíritu Santo. Me dijo además:
2 A ti, Señor, me acojo, no
quede yo nunca defraudado: ¡Tú que eres justo, ponme a salvo! 3
Inclina tu oído hacia mí, date prisa en liberarme. Sé para mí una roca de
refugio, el recinto amurallado que me salve. 5 Sácame de la red que
me han tendido, porque eres tú mi refugio. 6 En tus manos encomiendo
mi espíritu, y tú, Señor, Dios fiel, me librarás. 10 Ten piedad de
mí, Señor, pues estoy angustiado; mis ojos languidecen de tristeza. 23
Yo decía en mi desconcierto: «Me ha arrojado de su presencia». Pero tú oías la
voz de mi plegaria cuando clamaba a ti. 25 Fortalezcan su corazón,
sean valientes, todos los que esperan en el Señor.
Por la
tarde vino Juan a platicar sobre negocios. En la plática me salió, fruto del Espíritu Santo,
recomendarle que él debiera renunciar de su trabajo. Sentí todo el poder del Espíritu Santo y se lo dije. A él le pareció la idea, pero después
que se fue me quedó la preocupación de si debía haber recomendado eso; aunque
él inmediatamente lo aceptó como el camino que debería seguir.
Jueves 1
de julio de 2010
2 Corintios 13, 3
Le pedí
Palabra para Juan, para ver si le había recomendado bien ayer y me contestó:
3 Así podrán comprobar que
Cristo habla por mí. El no se muestra débil con ustedes, sino que más bien
actúa con poder.
Con esto
me sentí mejor, entendiendo que el Espíritu Santoque había hablado ayer, no fui
yo, a través mío o sea ocupándome a mí de instrumento, que es lo que había
sentido.
Por la
mañana me fui a la reunión del Ministerio de Intercesión y después almorzamos
con Guayo y Alex y la reunión fue negativa, pues ambos se disgustaron en relación
a la negociación con las acciones de la cooperativa. Yo sólo pedía la intervención del Espíritu Santo para que
ambos se calmaran, pero no se pudo contener lo negativo.
Me fui al
Santísimo y después a misa. Creí
que me iba a topar ahí con Guayo, pero no llegó. Esto me desconcertó más, pues encima de todo alejamiento que
siento del Señor, ocurría esto negativo y mi corazón sólo clama ¿Señor, a dónde estás? Por la tarde me volví a reunir con Juan
y me dijo los Diez Mandamientos para ser feliz de Josué 1, 1-7:
7 ¡Sé valiente y ten ánimo! Trata de observar en
todos los puntos la ley que te dio mi servidor Moisés. No te apartes ni la
derecha ni a la izquierda y tendrás éxito por donde vayas.
Viernes 2
de julio de 2010
Amanecí
súper triste, por el incidente de ayer entre Alex y Guayo. ¿Señor, por qué ahora? Que sobre todo te estoy pidiendo que la
paz llegue a nuestra familia, pues siento que mis fuerzas ya no alcanzan.
Por la
tarde, después de misa me fui a casa de mi mamá y estaba jugando. Pero ahí estaba Guayo, así es que
comprendí que el Espíritu Santo me había abierto el camino para que
platicáramos a solas y gracias a Dios todo salió bien y positivo. Después llegó mi mamá y la plática se
volvió un tanto negativa, pero gracias a Dios, de nuevo, todo terminó en paz y
tranquilidad.
Sábado 3
y domingo 4 de julio de 2010
Salmo 10
Me
levanté triste y no pude orar, pues era hoy el juego entre Argentina y
Alemania. Me sentí contento que
Argentina perdió y no se dio un ejemplo tan malo como que Maradona de técnico
se viera que es un triunfo y se mandara un mal ejemplo a toda la juventud.
A
mediodía fui al programa y pasé toda la mañana preparándolo. Mi desesperanza es grande. El lunes no van a trabajar los juzgados
en los Estados Unidos y me desconcierto el pensar cuántos “long weekends” han
pasado ya en este caso y nosotros sólo “esperando”. No puedo entender lo que el
Señor está haciendo, pues rebasa mi inteligencia y no puedo hacer más que
comprender que no soy nada y El lo es todo.
El domingo
en la mañana me senté a orar en angustia y me contestó:
1 ¡Por qué te quedas lejos,
Señor, y te escondes en los momentos de angustia? 2 El malvado se
impone y aplasta al humilde: que quede atrapado en las trampas que maquina. 5
En todas sus empresas le va bien, tus sentencias son muy altas para él, barre
de un soplo a todos sus rivales. 16 El Señor es rey ahora y para
siempre, los paganos ya no se ven en su tierra. 17 Tú escuchas,
Señor, el ruego de los humildes reconfortas su corazón y están atentos tus
oídos 18 para defender al huérfano y al oprimido y así los hombres
de barro no puedan oprimirlos.
Fuimos al
Flor y pasamos un día con Rober y Paolo, no había nadie más en el Flor. Yo iba nervioso, pues ya no le tengo
confianza a la Discovery e iba rezando que no se nos fuera a quedar o se nos
fuera una llanta.
"Que deseables son tus moradas, Señor de los Ejércitos! Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne, retozan por el Dios vivo".
Salmo 83
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