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Canonización de Monseñor Romero

viernes, 20 de mayo de 2016

¿Está la demoracia funcionando?


Remoción constitucional del presidente de la República en Guatemala y Brazil, juicio contra una expresidente en Argentina, hija de un expresidente convicto, siendo la favorita de las elecciones para presidente en Perú; amenazas a empresarios que ya no pueden seguir operando, en Venezuela; un millonario empresario ganando la candidatura presidencial de su partido, en Estados Unidos; un gobierno que, solo porque simpatiza con el sustituido,  no reconoce al nuevo gobierno de Brazil, en El Salvador.

La lista de eventos, sin precedentes históricos, en las distintas democracias del mundo podría continuar y lo que estas situaciones obligan a preguntar es: ¿Está la democracia funcionando?  Pues la mayoría de personas de los distintos países, en lugar de mejorar sus condiciones de vida parecen empeorar y los funcionarios que sustituyen unos a otros, independientemente si son de derecha o de izquierda, se comportan igual y solo velan por sus propios intereses.  

Lo que fácilmente pudiera concluirse es que la democracia no está funcionando, pues los resultados son que en la mayoría se países se ha perdido la esperanza de heredar una vida mejor a las próximas generaciones y eso hace que muchos gobiernos estén cuestionados y algunos hasta se caigan.

Sin embargo, si indagamos un poco más, la verdad es que lo que no está funcionando no tiene que ver en nada con el sistema democrático y más bien este sí está funcionando, pues están ocurriendo juicios políticos que solo los permite una verdadera democracia, sino más bien son los valores y preparación de las personas que los actuales sistemas democráticos están generando.

¿Qué quieres ser cuando seas grande? Es una pregunta que se le preguntó a una muestra representativa de la juventud chilena, en los años ochenta y la mayoría contestó: un empresario.  Esto es lo que se logró en Chile hace muchos años y es lo que lo ha mantenido dando el ejemplo, durante ya varias décadas y a nivel mundial, de la calidad de democracia que debe existir en un país, para que los jóvenes puedan aspirar a tener un empleo estable y bien remunerado; que le de estabilidad económica a su familia y le proporcione las necesidades básicas que todos deseamos. 

La presidenta actual es fruto de ese sistema, que ha producido excelentes funcionarios públicos y que lo ha hecho a base de que todos los partidos políticos reconocen y promueven el papel importante que juegan los empresarios en la generación de empleos que necesita una democracia para permanecer saludable y dando los frutos económicos y sociales que todos esperan.

Y es que lo que hay que concluir es que lo que está fallando no es la democracia como sistema, sino las personas encargadas de administrarla o sea el espíritu de servicio de los funcionarios públicos encargados de hacerla funcionar.  Sin importar si estos son de izquierda o de derecha.

De ahí que las palabras recientemente expresadas por un alto dirigente de ARENA, en relación a que para que nuestro país cambie, la dirigencia de su partido no solo debe cambiar a nuevas personas, sino de mentalidad; no ver al pasado, sino al futuro y considerar que el contrincante a vencer no son los otros partidos políticos, sino la pobreza, la inseguridad y la falta de una educación y sistema de salud de primer mundo, deben cobrar la relevancia adecuada; para que cuando menos ese partido cambie a lo que verdaderamente se necesita para que la democracia funcione y los salvadoreños podamos volver a tener la esperanza de heredar unas mejores condiciones de vida a nuestros hijos y nietos.  

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