Lunes
2 de abril de 2007
Siracides
4, 11
Me
dijo: 11 La
sabiduría educa sus hijos y cuida de los que la buscan. 12 El que la
ama, ama la vida; los que parten de mañana en su búsqueda serán colmados de
alegría. 13 El que la posee alcanzará al fin la gloria; el Señor le
dará su bendición. 14 Los que la sirven se hacen los ministros del
Santo, los que la aman son amados del Señor. 15 El que la escucha
tendrá un juicio acertado, el que le obedece estará seguro. 16 El
que confía en ella la heredará y sus descendientes disfrutarán de ella. 17
Al principio lo llevará por caminos ásperos, le provocará miedos y sustos; lo
agotará con su disciplina hasta el momento en que pueda contar con él;
multiplicará sus exigencias para ponerlo a prueba. 18 Pero luego lo
llevará por caminos planos, le procurará la alegría y le revelará sus secretos.
19 Pero si se ha extraviado, lo abandonará y dejará que se
pierda.
El
día se me pasó rapidísimo. Por la
tarde nos reunimos con Guayo y Alex.
Le pedí al Señor que fuera positiva y que El estuviera presente, para
guiarnos y que pudiéramos platicar y tener una reunión positiva. Así fue. No fue del todo excelente, pero fue positiva y ya la
confrontación no existió. Todos
nos esforzábamos para buscar el entendimiento, pero terminó en tono negativo,
tengo que aceptarlo. ¿Señor, adónde
estás? Guayo me dijo al final que
no comprende por qué Dios nos ha abandonado de esta manera. Yo le quise leer la Palabra de hoy, pero
no la pude encontrar y al venir me di cuenta que no era de Sabiduría sino Sirácides,
o sea que no convenía que se la leyera, pues probablemente la hubier mal
interpretado. No lo pude confortar
con La Palabra, pues yo mismo estoy “turbado”.
Por
la noche tuvimos la reunión del grupo de Encuentros y vimos la película de la
Pasión, en nuestra casa. Provocó
en mí un gran desprendimiento de mí mismo y un gran paso hacia aceptar la
voluntad de Dios; por dura que me parezca ahorita. ¡EL SABE Y EL ME AMA!
Martes
3 de abril de 2007
Hebreos
12, 5-6
Liturgia
de las horas - pág. 365
Me dijo: 5 Hijo, no te pongas
triste porque el Señor te corrige, no te desanimes cuando te reprenda; 6
pues el Señor corrige al que ama y castiga al que recibe como hijo. 365 Y así, para
llegar a una vida perfecta, es necesario imitar a Cristo, no sólo en los
ejemplos que nos dio durante su vida… sino también en la muerte. Más ¿de qué
manera podremos reproducir en nosotros su muerte? Sepultándonos con él en el
Santísimo, ¿En qué consiste este modo de sepultura y de qué nos sirve el
imitarlo? En primer lugar, es necesario cortar con la vida anterior.
Pasé todo el
día preparando un posible nuevo petition para el juez. El Espíritu Santo me iluminaba, pues me
iba quedando todo en un orden bien lógico y al final. Me pareció excelente y me sentí en paz,
o sea que venía del Espíritu Santo. En eso estaba cuando me habló Verónica, me dijo que había
estado orando por mí, pues yo le tocaba a ella, a raíz de la dinámica del grupo
anterior; que en el Retiro ella había estado pidiendo por una amiga, su mamá y
yo. Que al final, el señor con
quien estaba hablando le dijo que todas sus peticiones iban a ser cumplidas y
que en mi caso, su visión fue que veía a Sylvia Regina bien calmada y relajada
y que el Señor le había dicho que no nos componía las cosas porque El me quería
de forma “total” y que antes de componerse todo, yo debía botar o más bien
soltar algo, pero que ella no comprendía qué”. Yo inmediatamente comprendí que era soltar mi propio “yo”,
que debía “nacer de nuevo”, a una persona dedicada totalmente a Cristo y
servirle totalmente, volverme su pastor.
Por la tarde
nos reunimos con Alex, cabal antes de ir a la reunión me entró un e-mail de
Vidal, mandándome los papeles de Franklin, para salirse del caso y diciéndome
que estaba listo para platicar conmigo. La reunión con Alex fue positiva, la computadora le estaba
fallando y comprendí que era el enemigo que nos quería desesperar, le dije que
oráramos y se compuso.
Miércoles
4 de abril de 2007
Marcos
16, 9
Juan
20, 17
Le pedí al
Señor que me iluminara. “Señor, ¿qué quieres que haga?” “¿Qué es lo que tengo
que soltar?” 9 Jesús, pues, resucitó
en la madrugada del primer día de la semana. 15 Y les dijo: «Vayan
por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. 20, 17 Jesús le dijo:
«Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y
diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de
ustedes.»
Fuimos a misa
el miércoles a mediodía, no estaba el Padre Francesco, sino Monseñor Jesús,
hablando de Judas y como él cree que Judas no sabía que a Jesús lo iban a
matar, sino que más bien lo quería proteger y que lo metieran a la cárcel. Tal
y como dijo Rubén a sus hermanos, en el caso de José o sea que no lo mataran,
sino que sólo lo metieran en el pozo. Por la tarde quise ir a comprar el pasaje
para ir a Houston y ya estaba cerrado, le dije al Señor, pues si esa es tu
voluntad, la acepto, ¿será que no quiere que vaya a Houston? Por la tarde nos
vinimos al Flor, a otra vacación más, en tribulación, sin saber lo que nos
depara el futuro; la peor de todas, pues no hay ninguna esperanza en el
horizonte, todo está en la voluntad del Señor y en El tengo puestas todas mis
esperanzas.
Jueves 5 de abril de 2007
Nos fuimos a
bañar con Paolo en el mar, le daba gracias a Dios por esas bendiciones. No pude orar más que un rato. Pasé un día bien triste. Por la tarde nos fuimos a la misa del
Triduo Pascual en la Transfiguración a las 5:00 p.m.. Terminó a las 7:00 p.m., con la
entronización del Santísimo que debe quedar en el Santuario, encerrado, hasta
el Sábado de Gloria. En la
procesión, el Santísimo no va expuesto sino en el Copón.
Por la noche,
Sylvia Regina, me dijo que por qué estaba tan callado. Así me sentía –triste– sin ganas de
hablar. Después de la misa me
acerqué a saludar a Ernesto y nos regaló a Sylvia Regina y a mí un pin que
tienen todos los adoradores perpetuos. Yo sentí que era un premio que nos daba el Señor, por nuestro
servicio futuro que El sabe que vamos a dar y que nosotros ni nos lo imaginamos
todavía. ¡Señor, hágase en
nosotros según Tu Palabra!
Viernes
6 de abril de 2007
Nos levantamos
y comenzamos a hacer la alfombra para el Vía Crucis. Hicimos la Corona de Cristo Rey y los dos corazones. Mientras la estábamos haciendo, vinieron
los del Grupo de Encuentros, los Melara y los Munés y el hermano de Tatiana con
su familia. El Espíritu Santo me
iluminó para darle la guitarra a Fernando y que fuera él quien cantara en el
Vía Crucis. Todos estaban bien
contentos de lo bueno que había estado el canto en el Vía Crucis. No sólo cantamos canciones de
penitencia, sino de todo tipo, inclusive a la Virgen: “La Guadalupana”.
Después nos
fuimos a Sonsonate. Llegamos
despuesito de las 3:00 p.m. y ya había comenzado la Ceremonia del “Descenso”. Adoramos la cruz, comulgamos. Le pedí al Señor que en estos tres días
que faltan para su resurrección y ya que mi cumpleaños va a coincidir este año
con su resurrección, que me iluminara qué es lo que tengo que “soltar”; que es
lo que me había dicho Verónica, antes que las cosas se compongan. Después Sylvia Regina se sintió mal y
nos tuvimos que salir fuera de la iglesia. A Rodrigo, también le dio un ataque de asma. Sólo vimos la urna salir y nos venimos
de regreso al Flor.
Me sentí
contento de haber podido ayunar el Miércoles de Ceniza y todos los Viernes de
Cuaresma. Es ya segundo año que lo
hacíamos con Sylvia Regina.
El Señor no me
contestó nada, pero tuve un sueño raro, triste: Estaba recibiendo clases en la
universidad o de máster y de pronto, todos mis compañeros se me perdieron y yo
no sabía cuál era la siguiente clase, ni adónde debía ir… en eso desperté!!?? Esto tenía que ver con que qué es lo que debo soltar, pero no
sabía qué (esto fue el sábado de Gloria, en la madrugada).
Sábado
7 y domingo 8 de abril de 2007
Daniel
10, 11
Isaías
43, 1-5
Me levanté a
preguntarle al Señor: ¿Señor, qué quieres que suelte? Tengo temor en
preguntarle, pero hice la pregunta sinceramente y me contestó: 11 Me dijo: «Daniel, hombre elegido de Dios, presta atención a
las palabras que voy a decirte, e incorpórate, porque he sido mandado ahora
delante de ti.» Al oír estas palabras me enderecé temblando. 12
Luego me dijo: «Daniel, no temas, porque desde el primer día en que te
dedicaste a comprender y humillarte de corazón delante de tu Dios, fueron oídas
tus súplicas y precisamente debido a estas súplicas he venido yo.» 17
¿Cómo podría hablar con mi señor cuando me faltan las fuerzas y no me queda ni
aliento? 18 El personaje de aspecto humano me tocó de nuevo y me
reanimó. 19 Me dijo: «Hombre elegido de Dios (Roberto) no temas, la
paz sea contigo, cobra fuerza y ánimo.» Mientras me hablaba, me sentí reanimado
y dije: «Hable mi Señor, ahora que me he reconfortado.» Por primera vez, me atrevo a
poner mi nombre donde Dios me está hablando, comprendiendo que son palabras
dirigidas no sólo a Daniel, sino a mí también en este momento.
Comprendí que
el Señor es tan maravilloso, que precisamente lo que tenía que soltar era ese
“temor” a depositarme “totalmente”
en su voluntad, sin temor, sino seguro que El no me va a pedir algo que no me
convenga dar. Sentí un momento
íntimo con el Señor. De La Biblia
saltó la hojita que guardé del Retiro de Evangelización, donde la petición
importante es: “HAZME SENTIR TU AMOR” y El me dijo: 1 Así dice Yavé, tu Creador: No temas, te he llamado por tu
nombre, tú eres mío. Eres precioso a mis ojos, eres estimado y yo te amo. No
temas que yo estoy contigo. Lo
que tengo que soltar es todo lo de la tierra y unirme a El, no soltando y
amando su voluntad. Solo no puedo,
pero para el Señor todo es posible.
El Señor me
hizo leer lo que había escrito el miércoles pasado y que era la parte para
comprender qué era lo que tengo que soltar. 9 Jesús, pues, resucitó en la madrugada del primer día de la
semana. 15 Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena
Nueva a toda la creación. 20, 17
Jesús le dijo: «Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis
hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es
Dios de ustedes.»
Esto me lo dijo
hoy, el día que cumplo cincuenta y siete años. ¡Amén!
"Nosotros, si de veras amamos a Cristo, si nos acordamos que estamos redimidos con su sangre, ya no debemos querer ni hacer sino lo que sabemos que El quiere."
San Paulino de Nola
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