Lunes
9 de abril de 2007
Daniel
3
Salmo
62, 1-7
Me levanté como
a un nuevo amanecer en mi vida, lleno de esperanza, confiado en el Señor. Le dije como todos los días: “Buenos días Espíritu Santo”, “Señor Jesús,
ten misericordia de mí”.
Le pedí que me
guiara en todos los pasos que tenemos que dar durante esta semana. Me contestó: 14 El les dijo: «¿Es verdad que ustedes no veneran a mis dioses
y no adoran la estatua de oro que yo he levantado? O sea que no debemos seguir lo que nos indica nuestra
razón, sino seguir la voluntad de Dios.
17 Si
nuestro Dios, a quien servimos, quiere librarnos, nos librará del horno y de
tus manos. 18 Si no lo hace, tienes que saber que de todas maneras
no serviremos a tus dioses ni adoraremos tu estatua. O sea, si es su voluntad, El nos librará de todas las
trampas que nos están poniendo los abogados y los Bancos y si no, de todas
maneras es porque algo mejor nos tiene preparado.
Me fui temprano
a la oficina para preparar la respuesta a la moción de los abogados de
retirarse del caso. Pasé toda la
mañana preparándolo y preparando la carta a Vidal. Ambos se fueron al mediodía. Era la primera vez que mandaba un motion directamente al
juez, pues ya no tenemos abogado. Me
sentí en paz de haberlo enviado, pero al final del día me sentí
perturbado. Consulté con el Señor
y El me dijo que no me preocupara, que si El hubiera querido que se cambiara, por
que algo estaba mal hecho, El me lo hubiera hecho saber así desde el principio.
Por la tarde
fuimos a misa con mi mamá, pues ella quiso pedir una misa en La Transfiguración
por “las intenciones de Roberto”. Después
bajamos al Santísimo y el Espíritu Santo me hizo recordar que ahí estábamos los
dos en el mismo lugar donde habíamos tenido la sanación con Rosario, “para
cerrar puertas”.
Le pedí al Señor
que nos sanara y que nos diera paz a toda la familia. Luego por la noche, Sylvia Regina me
había dejado abierta su Biblia y el Señor me dijo: 2 En Dios sólo descansa el alma mía, de El espero mi
salvación. 5 Todos sus proyectos son sólo engaños, su placer es
mentir; con lo falso en la boca ellos bendicen y en su interior maldicen. 6
Sólo en Dios tendrás tu descanso, alma mía, pues de El me viene mi esperanza. 7
Sólo El es mi roca y mi salvador, si es mi fortaleza, no he de vacilar.
Martes
10 de abril de 2007
1
pedro 1, 22
Al nomás
comenzar a orar, Sylvia Regina se acercó y me dijo: Esto es lo que le manda a
decir el Señor: 22 Al aceptar la verdad,
han logrado la purificación interior de la que procede el amor sincero a los
hermanos; ámense, pues, unos a otros de todo corazón.
Nos reunimos
con Damián y la escritura de Crystal Power no venía completa o sea que había
que esperar más. El Señor me hizo
mantener la calma.
Me habló el
gerente del Banco, para decirme que nos reuniéramos el jueves, pero yo le dije
que no podía, pues iba a estar en Houston. A mediodía nos fuimos a sacar los pasaportes y a mí no me
dieron el mío, porque tenía restricción para salir por lo del juicio penal del
proveedor. El Señor me dio la
paciencia para comprender que si no me podía ir era porque El no quería que
fuera. Poco a poco fui dejando mi
voluntad y aceptando la suya, me fue entrando una gran paz; en la medida que
dejaba mi voluntad en la Suya.
Por la noche
fuimos a repartir comida con los del grupo, a los indigentes del centro y no me
sentí inseguro en ningún momento.
Sentí la seguridad que el Señor estaba cuidando de nosotros.
Miércoles
11 de abril de 2007
Libro
de Santa Catalina de siena – pág. 71, 79, 122, 155
Me levanté
temprano para ir al hearing de Houston mañana. Tenía que estar en el aeropuerto a las 5:45 a.m. y me
equivoqué y puse el despertador a las 5:10 a.m., en vez de las 4:10 a.m.; para
salir a las 5:00 a.m. Cuando me di
cuenta, salté de la cama y no me dio tiempo ni de bañarme, pero yo decía: “Señor,
si no llego es porque no quieres que vaya, así es que ni modo”. Pero sí llegué a tiempo, no tuve
problemas en la Aduana, excepto que ya entrando en el avión me llamaron de
migración, pero no tuve necesidad de sacar el permiso del juez, pues dijeron
que era un homónimo. Esto me
confirmaba, que el Señor sí quería que fuera y que todo iba a salir bien. En el avión, me fui leyendo el libro de
Sta. Catalina de Siena y me dijo: 71 A mis ojos no hay
hombre o mujer, cultos o ignorantes. Pero en estos tiempos, el orgullo de los
que se llaman a sí mismos sabios y cultos es tan desmesurado que he resuelto
humillarlos. Por eso, voy a enviarles hombres ignorantes, sí y mujeres que
avergonzarán y pondrán en ridículo a esos hombres que se creen tan sabios. O sea, me confirmaba que El iba a poner
palabras en mi boca y todo iba a salir bien; también, “gestos” en mi cuerpo. Fui comprendiendo más y más lo de
“aprender a depositar mi voluntad en Su Voluntad” y confiar en que con eso,
siempre me irá mejor. 79 Pero, ¿Por qué
permitió que fueras tentado? Porque quería probarme. Dios no tenía que
averiguar lo que haría Abraham cuando le ordenó que sacrificara a su hijo. Lo
sabía, pero eso hizo de Abraham un hombre nuevo, mejor, pues no había dudado en
sacrificar a Dios a su ser más querido, a su propio hijo. Eso lo convirtió en
un hombre de una sola pieza, por así decirlo. El Espíritu Santo me dijo además: Sin sufrimiento
no hay purificación. No se avanza a lo espiritual. Esto me fue dando confianza en el Señor, que El había
hecho que todo esto pasara para bien nuestro. Luego me dijo: 122 ¿Acaso no te das
cuenta? ¿No recuerdas el combate entre David y Goliat? Pues esto ha sido algo
parecido. Esto me hizo recordar las
palabras de Monseñor Rodríguez, que nos dijo lo mismo, en nuestra penúltima
reunión.
La paz iba
penetrando en mí y una enorme confianza en el Señor, que todo iba a salir bien,
siempre y cuando confiara en su voluntad. Me dijo: 155 ¿No estáis
preocupado? ¿Por qué iba a estarlo? Si soy absuelta, daré gracias a Dios. Y si
me condenan, será porque mi Señor lo ha querido y para mí lo único que cuenta
es lo que El quiera. Luego
me dijo: 136 Tu dijiste que
insistiéramos en nuestras peticiones que hiciéramos como la viuda ante el juez
inicuo… Pues bien insistiré… Me lo prometiste Señor, me lo prometiste. Y luché
incansablemente como Jacob con el ángel, lanzando al cielo sus súplicas, como
dardos, ofreciéndose para soportar, en lugar de su madre cualquier sufrimiento,
suplicando, rogando, halagando, insistiendo. Me di cuenta lo que el Espíritu Santo me había
iluminado a hacer y que era seguir orando, luchando con Dios, “pidiendo su bendición”
como Jacob. Que no había que protestar de Dios, sino protestarle “a” Dios y
pedirle su misericordia. Llegué al hotel Holliday Inn y estaba convencido que
esa era la voluntad del Señor, para que estuviera cerca de El o sea de la
iglesia de St. Anne y St. Michael.
Sentí el deseo
de ir a misa y el Señor me llevó a la de las 7:30 p.m. en St. Anne, era en
español. Me fui temprano e imploré
ante el Santísimo su misericordia.
Me recordé de la vez que estuve en este mismo lugar, camino a la
mediación del Juez Ferguson y donde el Señor me abrazó, como diciéndome: “Todavía vas a
sufrir mucho” y yo rompí en
llanto. Hoy no sentí eso, sino todo su amor y consolación, diciéndome: No tengas
miedo, ya todo se va a arreglar, pues has soltado lo que yo quería y que era:
“tu propia voluntad, para sustituirla por la mía”. Señor, hágase en mí, según tu
Palabra (en la misa lloré y lloré).
Me fui a dormir
y casi no dormí, por estar pendiente de levantarme a la hora indicada. Salí del hotel a las 6:30 de la mañana y
me fui rezando el Rosario, confiado en el Señor.
Por la tarde
fue el primer indicio de Dios que todo iba a ir bien y que El estaba con
nosotros, pues Guadalupe me habló para decirme que había entrado un fax de
Richard. Yo estaba esperando una
manifestación de Dios, que El estaba conmigo y esto fue, pues Richard declinaba
en ese fax, reclamar “any fees”.
Jueves 12 de abril 2007
Me levanté
temprano para ir a la Corte. Me
fui rezando el Rosario todo el camino.
El Espíritu Santo me iluminó que debía llevar el contrato de Vidal y no
sabía cómo hacer, hasta que me iluminó y me dijo que le hablara a Guadalupe y
le dijera que me lo enviara por fax a la oficina del Juez. Le hablé a Sylvia Regina y ella le habló
a Guadalupe. Llegué al pueblo, me
fui a desayunar y se me ocurrió ir a un Best Western, para que ahí Guadalupe me
enviara los documentos. Así lo
hice y cabal, a las 9:00 a.m. estaba entrando el fax a la máquina del hotel. En el hotel no me cobraron nada, aunque estoy
seguro que se dieron cuenta que no era huésped.
Llegué a la
Corte y el juez iba saliendo del court room e inmediatamente me saludó muy
amablemente y me ofreció café. Pudimos
hablar un rato socialmente, en privado y me dijo que: “él amaba todo lo que
está al sur del “Río Grande”.
Antes de
comenzar, Dios ya había obrado en el corazón de Richard y se reunió conmigo aparte. Me dijo que él lamentaba todo lo que
había pasado y que no iban a reclamar fees. Yo sabía que eso era obra del
Señor.
Vino el hearing
y todo salió súper bien. Yo tomé
el stand y hablé inspirado por el Espíritu Santo, pues no me sentí nervioso en
nada y todo salió bien. El juez se
mostró bien condescendiente conmigo y para todo me volteaba a ver; para ver si me
parecía o no.
Al ir de camino
de regreso a Houston, me dieron ganas de alabar a Dios en el carro y me puse a
cantar alabanzas, yo solo con El; me sentía súper feliz, pues lo que había
pasado en la corte era señal de que Dios estaba con nosotros.
Por la tarde me
reuní con un prestigioso abogado de Houston, para ver si le interesaba el caso e
inmediatamente comprendí que nos lo había enviado Dios. Se mostró súper amable conmigo y al
terminar mi exposición sólo me dijo: “lo que usted necesita es un abogado
honesto” e inmediatamente me hizo una cita con otro abogado, que era amigo
suyo, pues el no tenía tiempo en ese moemento para hacerse cargo del caso y el otro
si podría estar disponible.
Hicimos cita para reunirmnos mañana a las 2:00 p.m.
Me fui a misa
de 5:30 p.m. y por la tarde pasé queriendo hablar con alguien de otras firmas
de abogados, pero nadie estaba disponible.
"¿Que es la envidia, sino el odio de la felicidad ajena?"
San Agustín
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