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Canonización de Monseñor Romero

lunes, 7 de octubre de 2013

Buenos profesores, médicos y policías


No podemos esperar que un país se pueda desarrollar, si no tiene buenos profesores, buenos médicos y buenos policías.
Tampoco debemos esperar que podemos tener buenos profesores, buenos médicos y buenos policías, si estos no tienen sus necesidades económicas satisfechas.  El que estos gremios no tengan esta preocupación, es esencial como para que puedan desarrollar sus vitales servicios con eficiencia.
Lo anterior es una afirmación más que comprobada, pero siempre habrán algunos políticos, sobretodo de los que están de turno en el gobierno, que todo el tiempo procurarán ignorar esta realidad; buscando el beneficio propio.  Es por esto que, aunque la mayoría de buenos ciudadanos comprendemos y aceptamos la anterior “verdad”, vale la pena explicar un poco que se entiende cuando se habla de un país “desarrollado”.
Por tanto, por país “desarrollado” se entiende una categoría establecida por la Organización de la Naciones Unidas, que ha creado un “indicador” para establecer cuando un país es desarrollado o no y que se mide de acuerdo al “Nivel de Desarrollo Humano”. 
Por su parte, el “Nivel de Desarrollo Humano” se establece de acuerdo a tres principales parámetros que son: a) la esperanza de vida o sea, en esencia, la salud; que es una resultante de la calidad de los médicos, b) el nivel de educación de los adultos; que depende de la clase de profesores con que se cuenta a todo los niveles de la educación y c) el monto de lo que producen sus habitantes, que se relaciona con que, para que se produzca lo máximo posible, debe existir, cuando menos, un ambiente de paz y orden en todos los ambientes; lo cual depende de tener buenos policías.
Se menciona lo anterior, debido a los recientes reclamos planteados por las gremiales de médicos y a los cuales las autoridades competentes lo único que plantean es que: “no tenemos dinero para cumplir con esas demandas”; haciendo caso omiso de  la imperante realidad de que si no se atienden sus demandas, necesariamente, la salud de toda la población comienza a deteriorarse y en el futuro desincentiva el que nuevos jóvenes quieran seguir su vocación de médicos, debido a que no va a existir una remuneración adecuada para sus familias; lo cual produce un ciclo vicioso de reducción en la calidad de los futuros médicos.
Igual se puede argumentar de los profesores y policías.  Si se acepta lo expresado anteriormente, no debe existir excusa alguna para que estos gremios tengan el suficiente sustento económico como para que sean personas cuyas familias gocen de  todos los beneficios de que goza una familia de clase media y lo cual está bien establecido; independientemente de la realidad de los otros factores económicos, sociales e inclusive culturales.
Lo que necesita el país son buenos profesores, buenos médicos y buenos policías y para eso, el gasto de los salarios que ellos devengan es a lo que el gobierno de turno debe establecer toda prioridad; pues no hay nada más importante para que el país comience a dar los primeros pasos hacia el desarrollo. 
Todo lo demás es lo que el gobierno debe ajustar a esta necesidad imperante, para que no exista esa excusa de que “no hay dinero”, pues en lo que hay que ahorrar no es en los salarios de los profesores, médicos o policías; sino más bien en los viajes, recepciones, automóviles de lujo, compras inconvenientes o instituciones innecesarias.
En todo se puede “apretar el cincho”, pero en lo que no se puede dejar de invertir es en asegurar que en el presente y futuro, nuestro país siempre tenga buenos profesores, médicos y policías; que es la base para que siempre se cuente con la educación, salud y seguridad necesaria para que éste se desarrolle.

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