No podemos esperar que un país se pueda desarrollar, si no tiene buenos
profesores, buenos médicos y buenos policías.
Tampoco debemos esperar que podemos tener buenos profesores,
buenos médicos y buenos policías, si estos no tienen sus necesidades económicas
satisfechas. El que estos gremios
no tengan esta preocupación, es esencial como para que puedan desarrollar sus
vitales servicios con eficiencia.
Lo anterior es una afirmación más que comprobada, pero siempre habrán
algunos políticos, sobretodo de los que están de turno en el gobierno, que todo
el tiempo procurarán ignorar esta realidad; buscando el beneficio propio. Es por esto que, aunque la mayoría de
buenos ciudadanos comprendemos y aceptamos la anterior “verdad”, vale la pena explicar
un poco que se entiende cuando se habla de un país “desarrollado”.
Por tanto, por país “desarrollado” se entiende una categoría
establecida por la Organización de la Naciones Unidas, que ha creado un
“indicador” para establecer cuando un país es desarrollado o no y que se mide
de acuerdo al “Nivel de Desarrollo Humano”.
Por su parte, el “Nivel de Desarrollo Humano” se establece de
acuerdo a tres principales parámetros que son: a) la esperanza de vida o sea,
en esencia, la salud; que es una resultante de la calidad de los médicos, b) el
nivel de educación de los adultos; que depende de la clase de profesores con
que se cuenta a todo los niveles de la educación y c) el monto de lo que producen
sus habitantes, que se relaciona con que, para que se produzca lo máximo
posible, debe existir, cuando menos, un ambiente de paz y orden en todos los
ambientes; lo cual depende de tener buenos policías.
Se menciona lo anterior, debido a los recientes reclamos
planteados por las gremiales de médicos y a los cuales las autoridades
competentes lo único que plantean es que: “no tenemos dinero para cumplir con
esas demandas”; haciendo caso omiso de
la imperante realidad de que si no se atienden sus demandas, necesariamente,
la salud de toda la población comienza a deteriorarse y en el futuro
desincentiva el que nuevos jóvenes quieran seguir su vocación de médicos,
debido a que no va a existir una remuneración adecuada para sus familias; lo
cual produce un ciclo vicioso de reducción en la calidad de los futuros
médicos.
Igual se puede argumentar de los profesores y policías. Si se acepta lo expresado anteriormente,
no debe existir excusa alguna para que estos gremios tengan el suficiente sustento
económico como para que sean personas cuyas familias gocen de todos los beneficios de que goza una
familia de clase media y lo cual está bien establecido; independientemente de
la realidad de los otros factores económicos, sociales e inclusive culturales.
Lo que necesita el país son buenos profesores, buenos médicos y buenos
policías y para eso, el gasto de los salarios que ellos devengan es a lo que el
gobierno de turno debe establecer toda prioridad; pues no hay nada más
importante para que el país comience a dar los primeros pasos hacia el
desarrollo.
Todo lo demás es lo que el gobierno debe ajustar a esta necesidad
imperante, para que no exista esa excusa de que “no hay dinero”, pues en lo que
hay que ahorrar no es en los salarios de los profesores, médicos o policías;
sino más bien en los viajes, recepciones, automóviles de lujo, compras inconvenientes
o instituciones innecesarias.
En todo se puede “apretar el cincho”, pero en lo que no se puede
dejar de invertir es en asegurar que en el presente y futuro, nuestro país
siempre tenga buenos profesores, médicos y policías; que es la base para que siempre
se cuente con la educación, salud y seguridad necesaria para que éste se
desarrolle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario