El pueblo ha hablado con su voto y aunque,
desgraciadamente, todavía queda duda sobre la autenticidad de su verdadero
mandato y lo que procede es que se pronuncien las instancias legales para que
esto se esclarezca; lo que la
mayoría de salvadoreños han confirmado es que quieren vivir en un país
democrático y quieren que el futuro presidente sea “solidario” e “inclusivo” con
el más de 50% de los salvadoreños que no votaron por él. Esto significa que, al momento de tomar
decisiones, tome en cuenta sus necesidades y no sólo las de las personas que
votaron por él.
Digamos que, sobre el cuestionamiento de la
legalidad de las elecciones, es de lamentar que el actual TSE ha tenido
bastante que ver, pues a lo largo de esta campaña, su desempeño ha dejado mucho
que desear en cuanto a la imparcialidad que amerita como “árbitro” del proceso;
por lo que son las instituciones encargadas de velar por la legalidad, las que deben pronunciarse de acuerdo al marco constitucional
democrático.
Con todo y todo, muy pronto sabremos si quedará en
firme que Salvador Sánchez Cerén será el próximo presidente de “todos” los
salvadoreños. Si esto sucede, lo
primero que debe tomar en cuenta es que ganó por menos de 6,500 votos “válidos”
y que si sumamos los votos “impugnados”, más los votos “nulos”, estos son tres
veces mayor que eso; por lo que, si bien el marco constitucional democrático
solo toma en cuenta, para ser electo, los votos “válidos”; no deja de ser una
realidad que asumiría el cargo con la aprobación de sólo el 49.6% de los
salvadoreños que demostraron su voluntad democrática y lo que es más importante,
con sólo haber ganado 125 municipios o sea, menos de los 137 ganados por Norman.
Lo otro que Salvador deberá tomar en cuenta es que,
en esta elección, los votos ganados por él no son necesariamente del FMLN, sino
que muchos son de “castigo” para ARENA; por lo que, en su posible gobierno, debe
implementarse el deseo expresado por la mayoría de los votantes, el cual es que
todos los partidos políticos se sienten a dialogar; con la disposición de
modificar sus agendas e ideas en base a un gran “acuerdo nacional” y que
sobretodo traiga la paz; comprendiendo que todos somos hermanos, hijos de la
misma patria.
Hay que reconocer que, hasta el momento, los
discursos públicos del presidente electo por el TSE han estado en consonancia
con el mandato de más del 50% de salvadoreños. En todos ha expresado su voluntad de tomar en cuenta, en sus
futuras decisiones, no sólo a las personas que votaron por él, sino también a
las que no votaron por él; lo cual son palabras que llevan paz a los corazones
y que es lo que hay que promover en estos momentos.
Sin embargo, pareciera que sus primeras decisiones
no van en este sentido, pues más importante que las palabras son las acciones y
algo que verdaderamente traería paz es que los miembros de su equipo de
transición y posible futuro gabinete, sean personas representativas de ese
mandato de “inclusión” que la mayoría de salvadoreños ha dado y que por tanto,
sobretodo en su gabinete, debe incluir cuando menos un 50% de representación de
personas que no pertenezcan a su partido político; que es el porcentaje de
salvadoreños que no votó por él.
Recientemente, un destacado miembro del FMLN dijo que,
en caso de ser confirmado como presidente electo: “Salvador tiene ahora la
oportunidad de convertirse en el mejor presidente que ha tenido El Salvador
desde 1821”. Es de imaginarse que
esto lo dijo en alusión a que, si Salvador fuera confirmado, es primera vez que
nuestro querido país va a ser gobernado por un presidente de verdadera
“izquierda”; desde el día de nuestra independencia, en 1821.
Dios quiera que, en caso de ser confirmado, lo
dicho por el destacado miembro del FMLN se vuelva una realidad y que por conocer
las virtudes de Salvador Sánchez Cerén, se haya referido a que él tiene las
cualidades necesarias para vencer todas las presiones que pudieran venir de su propio
partido o de influencias extranjeras y su administración sea un gobierno de
acuerdo al mandato de la mayoría de salvadoreños, el cual demanda un gobierno:
Democrático, Solidario e Inclusivo.
"Desde el punto de vista de la vida diaria,
hay algo que sabemos:
el hombre está aquí para el bien de los otros hombres."
Albert Einstein
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