Como dijo un famoso novelista: “para que todo siga
igual, todo tiene que cambiar” y si ARENA quiere seguir teniendo el mismo
liderazgo político, es indudable que tiene que aprovechar su próximo congreso
nacional, para “reinventarse”.
Mucho se ha comentado sobre el
éxito de ARENA, entre la primera y segunda vuelta y donde después de perder por
diez puntos porcentuales, en escasas cuatro semanas, casi gana en la
segunda. Sin embargo, de cara a lo
que serán unas cruciales elecciones de diputados y alcaldes en el 2015, ahora resulta
indispensable para ARENA analizar a qué se debió esta remontada; para no
confundirse y hacer las correcciones adecuadas.
Para comprender lo que sucedió en las elecciones
pasadas, lo primero que hay que realizar es que la escogencia del candidato de
ARENA no fue la mejor, pues este nunca llegó a “encantar” a la población de los
votantes democráticos y por tanto, la mayoría de los que votaron por él, en la
primera vuelta, fueron los votos “duros” de ARENA; a quienes no importándoles
el candidato, siempre van a votar por ARENA. Además, su dirigencia nunca comprendió que el contrincante a
vencer no era Tony Saca, ni el presidente Funes y por tanto Salvador Sánchez
Cerén sólo recibió los beneficios positivos de una buena campaña política del
FMLN, de la empresa-partido “ALBA” y del presidente y primera dama de la
República.
Para la segunda vuelta, permaneciendo igual todo la
anterior, la remontada solo puede explicarse debido a que la agudización de los
acontecimientos en Venezuela acrecentaron el temor de la mayoría de votantes
democráticos, que si bien creen que al final, la alternancia en el gobierno es
parte esencial de la democracia, no están dispuestos a tolerar que exista una
carencia de libertades similar a la de Venezuela, donde un solo hombre es la
ley misma; por lo que distintos movimientos ciudadanos se organizaron para
contribuir positiva y desinteresadamente a favor de la campaña de Norman y por
tanto, la segunda vuelta se volvió, nó una campaña de predilección entre dos candidatos,
sino un “referéndum” entre ideologías de “izquierda” y “derecha”.
El resultado ya lo tenemos y es que: la mitad de la
población quiere una libertad política, económica y social plena y a la otra
mitad no le importa mucho que existan limitaciones en este sentido, pues debido
a sus carencias sociales ya están bastante limitados. Sin embargo, ambas exigen una constante mejoría en la calidad
de vida, de ellos y de sus hijos, lo que significa que los gobiernos, ya sean de
“izquierda” o “derecha”, deben promover el que “todos” los salvadoreños tengan
una vida digna que, cuando menos, cubra sus necesidades básicas de: alimentación,
vivienda, salud, educación, transporte y seguridad.
Ante esta realidad, lo que ARENA tiene que hacer es
comprender que ya no puede seguir siendo igual y pretender que solo hay que
“generar” riqueza, sin promover una mayor distribución de la misma y por tanto
tiene que permitir una nueva generación de pensamientos individuales en su
dirigencia, lo cual le permita ser el partido de la “segunda vuelta” y cuya
característica principal fue la de permitir que la ciudadanía pudiera colaborar
desinteresadamente y no limitarse a las decisiones y ayuda de solo los que han “sudado
la camiseta” de su partido.
Entre otras, una condición indispensable para lo
anterior es: separar la conducción política y administrativa del partido, lo
cual va a permitir un balance entre dos entes colegiados de equivalente peso y por
tanto, ambos se vuelvan garantes de los mejores intereses de sus correligionarios,
en sus respectivas áreas y además, siendo un partido político y no una
organización para “defender intereses”, la representatividad de ambas
dirigencias no debe estar basada en “sectores”, como lo es actualmente; sino en
“áreas geográficas” o sea por departamentos y/o municipios del país.
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