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Canonización de Monseñor Romero

martes, 22 de abril de 2014

Cronología de un Milagro - Febrero 2009-III


Lunes 16 de febrero de 2009

Ezequiel 47, 9; 13
Juan 7

Son las 4:15 a.m. Me levanté a orar, preocupado, no sé cómo vamos a hacer con el pago de la casa y los gastos.  ¡Señor, lo dejo todo en tus manos, ya no puedo hacer más! Me contestó:

9 Todo ser viviente, todo lo que se mueva por donde pase el torrente se llenará de vida; la pesca será allí muy abundante. Bastará con que lleguen sus aguas para que haya salud y vida por donde ellas pasen. 13 Así habla Yavé: Este es el territorio que se repartirán entre las doce tribus de Israel, la casa. 14 Todos tendrán su parte porque juré a sus padres, con la mano en alto, que les daría esta casa: su herencia. 7, 37 «El que tenga sed, que venga a mí. 38 Pues el que cree en mí tendrá de beber. Lo dice la Escritura: De él saldrán ríos de agua viva.»

Pasé todo el día redactando la carta de Edith.  Siento que la cabeza me va a explotar; encima de eso, tenía que resolver lo de la dación en pago de todos los terrenos al Banco. Alex me envió el cuadro ya corregido y estaba excelente.  Se lo mandé a nuestro abogado a las 11:00 p.m. Gracias Señor!  Quizás lo único que me permito observar es que, he sentido como que el Señor está lejos de mí; un sentimiento de soledad que tenía tiempos de no sentir.  Es como el sentimiento que pudo haber tenido El Padre, al ver a su Hijo clavado en la cruz y sin poder hacer nada…

Martes 17 de febrero de 2009

Imitación de Cristo 136
Lucas 24, 36-39

Me levanté cansado, temprano para ir al Juzgado, que la audiencia es a las 8:00 a.m.  ¿Señor, a dónde estás?  Ya debemos cuatro meses de la casa, las tarjetas se vencen esta semana, ya no tenemos efectivo, los Bancos no resuelven nada; el juicio de Houston se atrasa.  Mi cuerpo ya no aguanta, sólo me queda mi Fe y mi confianza que Tú nos vas a dar la Fortaleza que necesitamos ¡Socorro Señor!  Me contestó:

23 Ojalá que después de tantos ejemplos de varones santos, de los cuales has sido testigo, con tanta frecuencia, no esté en ti del todo adormecido el afán de aprovechar más y más en la virtud.

Y luego para levantar y fortalecer mi Fe, me dijo:

36… Paz a ustedes… 38 ¿Por qué se desconciertan? ¿Cómo se les ocurre pensar eso? 39 Miren mis manos y mis pies: Soy Yo.

Nos fuimos al Juzgado y la experiencia fue bien desagradable, pues volví a revivir lo que ya había pasado.  El mismo lugar, los mismos pasillos, el mismo procedimiento… ¿Señor, qué quieres de mí?  Me sentí especialmente triste, pues todo salió bien, excepto que me dejaron con restricción de poder salir del país.

Me fui a la casa y hablé con Janice.  Comprendí que eran los últimos “coletazos” del enemigo (satanás).  Que esto se unía a lo que nos había pasado en la familia el pasado viernes o sea que me confirmaba el furor de satanás; pues el Señor está triunfando.  Sentí un gran dolor, el dolor de la Pasión, pues además me sentía abandonado del Señor, como lejos de El y eso me causa más dolor.  ¡Señor, no me dejes!
De pronto sentí que ya todo había pasado y las bendiciones iban a venir.  Por la tarde hablé con nuestro abogado y fue como por tres horas.  La plática fue bien esperanzadora… me sentí contento.  Fuimos a misa y le di gracias al Señor.

Miércoles 18 de febrero de 2009

2 Corintios 12, 9-10
Miqueas 6, 8

Me levanté a orar.  Sentía como que un camión me había pasado encima.  Al terminar La Llama del Amor, el Señor me iluminó para que le mandara un email al presidente del Banco A, apelando a su corazón de cristiano.  Sylvia Regina apareció antes que lo enviara, o sea que tenía la unción del Espíritu Santo.  Oramos juntos y le impusimos las manos al email antes de mandarlo.  Lo enviamos, y luego el Señor me dijo:

9 … Te basta mi gracia, mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad. 10 Por eso acepto con gusto lo que me toca sufrir por Cristo, enfermedades, humillaciones, necesidades, persecuciones y angustias. Pues si me siento débil, entonces es cuando soy fuerte.

Pasé todo el día elaborando el cuadro y la “carta de Edith”, siento que mi cabeza va a explotar y no pasa nada… nada; es sólo esperar.  Por la noche me contestó el presidente del Banco A, diciéndome lo que ya sabía y sin comentar nada más o sea, se notaba que el Espíritu Santo no había actuado.  ¿Señor, a dónde estás?  Sylvia Regina oró en la noche y el Señor le dijo:

6 Ya les he dicho Roberto y Sylvia Regina, lo que es bueno y lo que  el Señor les exige: tan solo que practiquen la justicia, que sean amigos de la bondad y se porten humildemente con su Dios. Amén!

Por la tarde fui al Santísimo y me dijo:

12 Tendrá muchas cosas que escribirles, pero prefiero no hacerlo por escrito con papel y tinta.  Espero ir a verlos, hablarles personalmente, para que nuestro gozo sea completo.

Jueves 19 de febrero de 2009

Imitación de Cristo 173
Marcos 11, 22-24

Me levanté a orar y de nuevo al terminar La Llama del Amor, el Señor me dijo que le fuera a poner un email al presidente del Banco B y así lo hice.  Al regresar, el Señor me dijo:

Te estoy ejercitando para que desprecies todo, para que te sea dado después ir libremente al encuentro del Señor.

Y luego me dijo:

22… Tengan fe en Dios. 23 Yo les aseguro que el que diga a ese cerro ¡Levántate de ahí y arrójate al mar! Si no duda en su corazón y cree que sucederá como dice, se le concederá. 24 Por eso les digo: Todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán.

Nos reunimos con Alex y la reunión fue positiva. El presidente del Banco B me habló, más bien me contestó y comprendí que venía de Dios; me puse contento.  Al llegar a la casa me habló Janice y me dijo que el Señor me mandaba a decir, que lo que tenía que romper estaba en Eclesiástico 10; cómo debía romperlo estaba en Eclesiástico 3, 19-26 y cómo debería de actuar cuando ya se haya roto y las bendiciones vengan en Salmo 107, que además que lo que tenía que romper se complementaba con Mateo 19, 16-24.

Al principio sólo me dijo que las leyera y me puse a orar, sólo vi lo que dice en:

Eclesiástico 10, 1-5 4 Las autoridades de un país están en manos del Señor; él envía en el momento preciso el hombre que conviene. 5 El éxito de quien sea está en las manos del Señor; él reviste a los jefes de su propia autoridad.

Y pensé que era una confirmación de lo que me había dicho Sylvia Ann hoy en la mañana cuando estaba desayunando y que era que la Virgen decía que todo iba a salir bien y que:

You have been chosen for a very special mission,

¿Cuál es esa misión, Señor?  Pensé que la respuesta estaba en La Palabra que me mandaba el Señor a través de Janice, pero no era así.  Después le hablé para decirle que lo comentáramos el sábado y ella me dijo el propósito de cada palabra.  Cuándo me dijo eso y las volví a leer, entonces me di cuenta del capítulo del “orgullo y la soberbia” y que eso es lo que hay que romper y que hasta que no lo rompiéramos, las bendiciones no iban a llegar. ¿Cómo romper la soberbia y el orgullo?  Me sentí triste de pensar que el Señor está enojado conmigo.  ¿Será conmigo, o con alguno de nuestros antepasados?  Sentí un gran dolor y todo se complica más.

Viernes 20 de febrero de 2009

Me levanté a orar triste.  Siento al Señor lejos y sin saber dónde buscarlo.  Además de eso, me contestó:

26 Ve al encuentro de este pueblo y dile: Por más que oigan no entenderán y por más que miren no verán. 27 El corazón de este pueblo se ha endurecido. Se han tapado los oídos y cerrado los ojos; tienen miedo de ver con sus ojos y de oír con sus oídos, pues entonces comprenderían y se convertirían y yo los sanaría.

Oramos juntos con Sylvia Regina y los dos teníamos una tristeza enorme, tratando de pensar qué es lo que quiere el Señor que hagamos. ¿Señor, qué quieres que haga?  Le hablamos a Monseñor Fernando, pero nos dijo que no podía recibirnos hoy.  Me sentía desolado, sobre todo viendo a Sylvia Regina sufrir tanto.  Me quedé todo el día en la casa, preparando la carta de Edith.  Me habló el presidente del Banco B, pero no pude contestar la llamada, supuse que así lo quería el Señor, pero comprendí que El estaba obrando y los Bancos iban a resolver positivo; no puede ser de otra manera, pues el Señor sabe en las condiciones en que estamos.  En mi mente no puede caber que el Señor quiera que suframos más de lo que ya hemos sufrido y La Palabra que nos dio Janice ayer, debe de tener una explicación que no entendemos.
Por la tarde me habló nuestro abogado de aquí que habíamos ganado el amparo en la Corte Suprema de Justicia.  Es un regalo del Señor, pues este juicio tiene más de tres años de estar en resolución.  Señor, gracias por demostrarnos tu amor, ¿será que las bendiciones ya van a venir?  Pues esto ni lo esperábamos en este momento.  Más tarde me habló el presidente del Banco B y no llegamos a nada; pero comprendí que lo demás lo iba a hacer el Señor y se iba resolver todo a tiempo… ¡Su tiempo! ¿Pero, cuál es éste?

Sábado 21 y Domingo 22 de febrero de 2009

Me levanté triste y me puse a pensar que es primera vez que el Señor me reprende por algo que he hecho.  Me hace sentir destruido, el pensar que Dios está lejos de mí, como castigo. Me contestó:

6 Todo lo que quiere lo hace el Señor, en los cielos y en la tierra, en los océanos y en todos los mares.

Seguí redactando la carta de Edith y preparé el programa, pero muy poco.  Al llegar a la radio, me di cuenta que me había llevado el cuaderno de años anteriores, lo abrí y en ese mismo libro estaba el evangelio de hoy, hace tres años (2005) Marcos 2, 1-12, comprendí que el Señor quería que me acordara qué había escrito hace tres años y que mi misión era llevar enfermos a su presencia (evangelizar).  El Espíritu Santo fluyó sobre mí en todo el programa.  
Por la tarde nos reunimos con Francisco y Janice.  Les empecé a contar cómo me sentía de ser reprendido por el Señor e inmediatamente el Espíritu Santo me hizo acordarme de Moisés y como lo reprendió; de tal forma que no entró en La Tierra Prometida.  Francisco nos recordó que lo mismo había sucedido con Job y que el Señor en el último momento, antes de derramar sus bendiciones y presentarse “cara a cara”, El manifestaba su magnificencia, poder y exigencia a una total entrega y fidelidad.  Nos dijo que eso significaba que el Señor ya iba a derramar sus bendiciones esta próxima semana, pues por otro lado él veía que ya no aguantábamos más y que el Señor iba a cumplir sus promesas. En ese momento le dio el Señor una Palabra para nosotros

Ezequiel 36, 33-38 33 Esto dice Yavé: El día en que los purifique de sus pecados, haré que se repueblen las ciudades y sean reconstruidas las ruinas. 34 La tierra arrasada será nuevamente cultivada después que todos los que hayan pasado la hayan visto abandonada. 35 Incluso dirán: “Esa tierra que estaba abandonada se ha vuelto el jardín del Edén, las ciudades en ruina, abandonadas, destruidas tienen ahora muros y están pobladas.” 36 Entonces las naciones que hayan subsistido alrededor de ustedes sabrán que yo, Yavé, reconstruí lo que estaba demolido, volví a plantar lo que había sido arrasado. Yo Yavé lo digo y lo haré.

Al terminar, nos dieron otra Palabra: 2 Crónicas 20, 1-30 y Francisco nos dijo que ya el otro sábado íbamos a estar contentos y con el problema resuelto.  Nos fuimos al Santísimo para dar gracias a Dios por todas sus bendiciones, a esa Capilla que nosotros ayudamos a construir y el Señor nos dijo:

Ester 14, 4-19 4 ¡Oh Señor, nuestro rey, tú eres el Unico! Ven, pues, en mi socorro, que estoy sola y no tengo otra ayuda sino a ti, ahora que mi vida está en peligro. 14 Sálvanos con tu mano y ven a socorrernos, que estamos solos, pues ya no tenemos a nadie más que a ti. 16 Sabes que por necesidad estoy aquí, que no quiero este emblema de grandeza con que ciño mi frente cuando aparezco en público, que no me lo coloco los días de descanso y que, en fin, me repugna como pañito de mujer indispuesta. 18 Desde que cambió mi situación hasta el día de hoy, no he tenido momentos de alegría sino en ti, Señor, Dios de Abraham. 19 Oh Dios que superas a todos en poder, escucha la voz de estos desesperados; líbranos de las manos de los malos, y a mí quítame el miedo que me embarga.

Lo que la oración de Ester está pidiendo para nosotros, es lo que ya se nos ha concedido.  ¡Gloria a Dios!


"Cuando Dios nos descarga, también nos carga; porque nos carga con su beneficio cuando nos descarga de nuestro pecado."

San Bernardo de Claraval

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