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Canonización de Monseñor Romero

viernes, 31 de octubre de 2014

Concejos municipales plurales


Recuerdo que un sábado, hace muchos años, nuestro hijo estaba en quinto grado y jugaba fútbol contra otra escuela, ambas de gran renombre a nivel nacional.  De pronto, el equipo de nuestro hijo iba ganando y un papá de la otra escuela se puso tan “molesto”, que comenzó a gritar y faltarle el respeto al árbitro del encuentro; tratando de culparlo que el equipo de su hijo iba perdiendo y acusándolo inclusive de que se había “vendido”.

Aquel sábado pensé: ¿Qué ejemplo estamos dando a nuestros hijos, que un día es la generación que va a gobernar nuestro querido país, si ahora en un simple juego de niños los hacemos pensar que a lo mejor han perdido porque un árbitro no fue justo y tenía preferencias por el otro equipo?  ¿Cómo van a reaccionar estos niños, que hoy inocentemente están jugando fútbol, el día en que estén contando votos en una urna electoral y su partido político esté perdiendo las elecciones? Después de todo, era un papá el que estaba dando el ejemplo y haciendo una tremenda y calumniosa aseveración del mundo “adulto”; sin tener ningún fundamento.

El incidente del juego de fútbol terminó de forma incómoda, no solo para los niños, sino sobretodo para el árbitro y la mayoría de los padres que estábamos viendo el juego.  Menos mal que no se acordó que continuara hasta que los papás nos pusiéramos de acuerdo en como comportarnos cuando nuestros hijos juegan algún deporte.  Si eso hubiera ocurrido, nuestros hijos todavía estuvieran esperando para poder seguir jugando.

Se menciona este pequeño incidente, para que comprendamos que el vivir en democracia se aprende desde la niñez, en el hogar y en la escuela y no necesariamente estudiando principios o aprendiendo lecciones; sino ejercitando el respeto a los derechos de los demás y haciendo nuestros los deberes que implica la convivencia con nuestros vecinos.

Lo mismo sucede con esto de si es conveniente o no comenzar con los concejos municipales plurales o postergar su implementación.  Algunos sostienen que el país no está preparado para esto, pues los partidos políticos no han aprendido a dialogar entre sí y esto haría que los concejos municipales se vuelvan inoperantes; pues el partido minoritario se dedicaría a “bloquear” las acciones del partido ganador.

Lo anterior pareciera que es el mayor argumento para que la medida se atrase y no se implemente, “hasta que estemos listos”.  Sin embargo, lo que este argumento olvida es que, tal y como queda demostrado con el incidente del fútbol de nuestros hijos, la democracia se hace ejercitándola y no al revés; esperando vivir en democracia, para después implementarla.

Lo que nuestra democracia necesita no es que esperemos a que sea perfecta para ejercerla, sino que la perfeccionemos ejercitándola.  Los concejos municipales plurales son el mecanismo por excelencia para este ejercicio, pues constituyen el sustituto ideal de lo que los, ahora, mayores debimos haber aprendido de nuestros padres, cuando éramos niños. 

Es cierto que ahora podremos tener algunos tropiezos en su implementación.  Sin embargo, lo que es indudable es que es un mecanismo que garantiza que la administración municipal se vuelva más transparente y sobretodo que los conocimientos de los líderes de cada municipio no se desperdicien después de cada elección; sino que se sigan aprovechando en beneficio del municipio.

Por último y contrario a lo que se argumenta, a lo que contribuirían los concejos municipales plurales es a despolarizar los partidos políticos, pues no es “nuestro país” el que se encuentra polarizado y a que dejen de pensar que el gobierno municipal es como un “botín” del partido ganador; olvidándose que en realidad, el verdadero dueño son los residentes y sus futuras generaciones… o sea nuestros hijos; que ahora solo les interesa poder jugar fútbol.

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