Lunes 24 de noviembre de 2008
Lucas 7, 28; 48-50
Me
levanté pidiendo al Señor su misericordia, pues ya no tenemos dinero ni para el
gasto y hoy si ya no sé ni qué vamos a hacer. Me postré pidiéndole específicamente que recibamos los fondos
esta misma semana y que abriera el corazón de los ejecutivos de Nejapa Power,
para que esto suceda. Además que
me diera una luz, pues me siento agotado físicamente y psicológicamente. Me contestó:
28 Yo les digo que entre los hijos de
mujer no hay ninguno más grande que Juan Bautista; y sin embargo, el más
pequeño en el Reino de Dios es más que él. 48 Jesús dijo después…
«Tus pecados te quedan perdonados.» 50 … «Tu fe te ha salvado, vete
en paz.»
Es
lo mismo que me había dicho Sylvia Ann, que había dicho la Virgen el 19 de
noviembre pasado. Pasé toda la
tarde esperando noticias. Por la
tarde me llamó Jorge, para decirme que no entendía cual pudiera ser la
estrategia de Nejapa Power. Hablé
con CEL y el presidente no llegaba hoy, pero eso me permitió redactar la
constancia que queríamos. Por la
noche fuimos al grupo de Encuentros y nos salió la Palabra de Macabeos 4; que nos recordó que no hay que olvidarse
de la oración, cuando se tiene una victoria.
Martes 25 de noviembre de 2008
Ester 14, 4-19; 15, 11
Me
levanté a orar de rodillas, postrado ante el Señor, suplicándole su
misericordia, pues ya viene el fin de mes de nuevo y no tenemos dinero con que
pagar los salarios. ¡Señor,
sálvanos! y no dejes que nos humillen y que humillen Tú Nombre. ¡Glorifícate Señor! El Señor me dijo:
4 Oh Señor, nuestro rey, tú eres el
Unico! Ven, pues, en mi socorro, que estoy solo y no tengo otra ayuda sino a
ti, ahora que mi vida está en peligro. 5 Tú, Señor, has elegido a
Israel entre todas las naciones y a nuestros padres entre sus antepasados para
que fueran por siempre tu heredad y has cumplido con ellos tus promesas. 6
Tú nos has entregado a nuestros enemigos porque te ofendimos, 7
adorando a sus dioses. ¡Tú eres justo, Señor! 11 No les ofrezcas tu
cetro, Señor, a los que nada son, ni permitas que se rían de nosotros, ahora
que sufrimos! 12 ¡Acuérdate, Señor, déjate ver por nosotros, ahora
que sufrimos! Y a mí dame valor, rey de los dioses, tú que estas sobre toda
autoridad. 13 Pon en mi boca palabras armoniosas cuando encare al
león. 14 Sálvanos con tu mano y ven a socorrerme, que estoy solo,
pues yo no tengo a nadie más que a ti. 18 Desde que cambió mi
situación hasta el día de hoy, no he tenido momentos de alegría sino en ti,
Señor, Dios de Abraham. 19 Oh Dios, que superas a todos en poder,
escucha la voz de estos desesperados; líbranos de las manos de los malos, y a
mí quítame el miedo que me embarga. 15, 11
… Dios entonces permitió que el corazón del rey se llenara de bondad.
Sylvia
Regina vino y me dijo que el Señor le había aclarado que la lectura de ayer era
para nosotros y que debíamos redoblar la oración e idas al Santísimo. Luego me dijo:
25 Bueno es Yavé para los que esperan
en El, para el alma que lo busca.
No
sucedió nada. Me fui al Santísimo
a orar, a pedirle al Señor su misericordia, pues ya no sé ni qué pedir. Me acordé de las palabras de Madre
Teresa, en la oración que puso Sylvia Regina en el libro de 1995:
“El silencio conduce a la fe.”
Miércoles 26 de noviembre de 2008
Daniel 3, 17-18; 23-51
Me
levanté a doblar rodillas, pues el tiempo pasa, ya no tenemos dinero y no se
mira ningún horizonte de donde pueda venirnos… el dolor me domina. De pronto, el Señor me consoló y me puse
a pensar, que si esa es la voluntad del Señor, pues siempre será para mejor y
entonces le pedí al Señor que me iluminara el camino y me dijera a qué me tengo
que atener, para fortalecerme. Ne
dijo:
17 Si nuestro Dios, a quien servimos,
quiere librarnos, nos librará del horno y de tus manos. 18 Si no lo
hace, tienes que saber que de todas maneras no serviremos a tus dioses ni
adoraremos tu estatua. 23 y los tres cayeron, atados, en medio del
horno de fuego ardiente. 24 Sin embargo, iban por entre las llamas
alabando a Dios y bendiciendo al Señor. 25 Y Azarías, de pie en
medio del fuego, tomó la palabra y oro así: 26 Bendito seas, Señor,
Dios de nuestros padres, que tu Nombre sea alabado y glorificado eternamente. 27
Porque eres justo en todo lo que has hecho, todas tus obras son verdaderas,
rectos todos tus caminos, y verdaderos todos tus juicios. 28 Has
llevado a efecto una sentencia justa al traer el mal sobre nosotros y sobre
Jerusalén, la Ciudad Santa de nuestros padres. Has obrado conforme a la verdad
y la justicia, para castigo de nuestros pecados. 33 Y hoy no podemos
abrir la boca, la vergüenza y la humillación han alcanzado a los que te sirven
y te adoran. 34 No nos abandones para siempre, por amor de tu Nombre
no rechaces tu alianza. 37 Porque, Señor, hemos pasado a ser la
nación más pequeña de toda la tierra y somos humillados a causa de nuestros
pecados. 40 Que hoy este sacrificio nuestro nos consiga tu favor,
pues sabemos que los que confían en Ti jamás serán defraudados. 45
Aplasta tú su fuerza, y sepan que tú eres el único Dios y Señor, glorioso por
toda la tierra. 49 … el ángel del Señor bajó al horno… empujó fuera
del horno la llama de fuego, 50 y les sopló, en medio del horno,
como una frescura de brisa de rocío, de modo que el fuego no los tocó ni les
causó dolor ni molestia. 51 Entonces los tres, a coro, se pusieron a
cantar, glorificando y bendiciendo a Dios dentro del horno, y diciendo: 52
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, alabado y exaltado
eternamente.
Pasé
toda la tarde contestando un email a nuestro abogado. Me preguntaba ¿cuándo iba a salir la
carta de Edith?
Jueves 27 de noviembre de 2008
Job 5, 1-27
L. de H. IV 618
Me
levanté trabado de la espalda, con un dolor que me atravesaba todo el hombro y
casi no me podía mover. Sentía un
gran temor de ya no tener dinero e imploraba al Señor su misericordia. ¡Señor
Jesús, ten misericordia de mí!
Cuando
llegué al baño, Sylvia Regina ya estaba orando. Rezamos, como de costumbre, La Llama del Amor juntos. Luego me dijo que había pedido Palabra
para “ayudarme a sostenerme” y comprendí que eso venía del Espíritu Santo. Me dijo:
1 Llama, pues, si quieres; ¿quién te
responderá? ¿A cuál de los santos te dirigirás? 2 ¿Rebelarte? Así
perece el insensato. ¿Enojarte? De eso mueren los tontos. 7 El
hombre engendra su propio castigo, así como en las nubes hace estallar el
águila el rayo. 8 Yo, en tu lugar, a Dios recurriría y a él
expondría mi causa. 9 A El, que hace cosas grandes e insondables,
maravillas innumerables. 13 Atrapa a los sabios en su astucia, y las
decisiones de los sagaces no aciertan. 15 Así salva Dios al
arruinado cuando lo persiguen y libra al pobre de las manos del poderoso. 16
Así el débil renace a la esperanza, y la injusticia tiene que callar. 17
¡Dichoso el hombre a quien Dios corrige! No desprecies, pues, la lección del
Omnipotente, 18 pues él es el que hiere y el que venda la herida, él
lastima y después cura sus manos. 19 Seis veces te librará de la
angustia, y a la séptima el mal no
te alcanzará. 26 Llegarás a la tumba cargado de años como se recogen
a su tiempo las gavillas.
Luego
continuamos en oración y el Señor me dijo:
618 Podía haberos hecho más temibles que leones, pero eso no era lo
conveniente, porque así vosotros hubieras pedido prestigio y yo la ocasión de
manifestar mi poder. No desmayéis: yo sé muy bien que de este modo sois
invencibles. Sed pues prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Pero
veamos cuál es la prudencia que exige el Señor; “como serpientes” –dice– Así
como la serpiente no le importa perderlo todo, aunque sea seccionado su cuerpo,
con tal que conserve la cabeza, así también tú –dice– debes estar dispuesto a
perderlo todo: tu dinero, tu cuerpo, aún la misma vida, con tal que conserves
la fe. La fe es la cabeza y la raíz; si la conservas, aunque pierdas todo lo demás,
lo recuperarás luego con creces… La sencillez de la paloma frenará tus impulsos
de venganza contra los que te dañan o te ponen asechanzas, pues, sin esto, en
nada aprovecha la prudencia. El sabe que la violencia no se vence con la
violencia, sino con la mansedumbre.
¡Gracias
Señor, por todo tu amor!
Viernes
28 de noviembre de 2008
No
pude orar, pues me puse a enviar un email a nuestro abogado, comprendiendo que
el Espíritu Santo me estaba diciendo que algo había que contestar a su email
anterior. Lo escribí y se lo mandé
a Jorge, pero su respuesta no fue la que estaba esperando; pues no fue el grito entusiasta que debía
exclamar, si es la carta de Edith. Entonces comprendí que me debía ir al Santísimo a pedirle que
me iluminara, pues Él sabe más que yo.
Estando
en el Santísimo todo se me fue aclarando y comprendí qué es lo que tenía que
escribir y dónde buscarlo. Lo que
el Espíritu Santo me dijo aclaraba todo. Me sentí súper contento.
Sábado
29 y domingo 30 de noviembre de 2008
Pasé
toda la mañana escribiendo el email y se lo mandé a Jorge, pero tampoco su reacción
fue impresionante, así es que comprendí que había que explicarlo mejor o algo
más me faltaba.
Por
la tarde nos fuimos al ensayo de la obra y todo se me olvidó, todo el stress referente
al caso se me fue.
Por
la noche fuimos a la boda de la hija de Ana Luisa y el Chele y todos se
alegraron de vernos, de una forma muy especial. Era el Señor saludándonos y dándonos ánimo.
El
domingo regresamos al ensayo a las 8 de la mañana y estuvimos ahí hasta las
2:30 p.m. Por la tarde continué escribiendo el email y lo terminé a las 8:30
p.m. Se lo mandé a nuestros abogados, esperando
que ese sea el documento que Edith nos había dicho que iba a aparecer.
Por
la noche, en misa, el Señor me dijo, para consolarme:
A ti Señor, levanto mi alma, Dios mío en ti confío, no quede yo
defraudado. Que no se burlen de mí mis enemigos, pues los que esperan en ti no
quedan defraudados.
"Cuanto más confíe un alma, más recibirá.
Me alegro que pidan mucho,
porque mi deseo es dar mucho."
Jesucristo hablando a Santa Faustina