Aunque el pasado domingo, la mayoría de la
población se comportó de forma cívica y ejemplar, digna solo de democracias más
avanzadas que la nuestra. Llama la
atención como la cúpula del FMLN ha intentado apropiarse de este logro,
queriendo menospreciar la vocación democrática de los salvadoreños y tratando
de ocultar todas las acciones ilegales que hicieron con tal de obtener el resultado
de ganar en primera vuelta.
No es el propósito de este artículo el enumerar las
diferentes acciones ilegales y antidemocráticas, que hizo el FMLN durante esta
campaña electoral. Basta decir
que, antes de los Acuerdos de Paz, una de sus “banderas” de lucha fue la de siempre
exigir que el partido en el gobierno no usara los recursos e influencia del
Estado, para promover votos del partido oficial y hoy ellos, en su primera
oportunidad, lo han hecho y de forma que hasta fueron sancionados por el TSE.
Sólo este hecho debería de ponernos en alerta y
cuestionar hasta que punto el FMLN dice la verdad, cuando habla de promover la
democracia y el bienestar de los más pobres o si solo son palabras para
mantenerse en el gobierno y una vez lo tenga de forma absoluta, como lo han
hecho otros países asociados al ALBA, olvidarse de la democracia y cambiar la
Constitución de la República, para perpetuarse en el poder.
Se debe recordar que la democracia no es solo “poder
votar”, como nos lo quiere hacer creer el FMLN; pues si solo esto ocurre, eventualmente
se pierde. La democracia hay que vivirla
a diario y practicarla por toda la población, sobretodo por los encargados de
velar por ella para “cumplir y hacer cumplir la ley” o lo que es lo mismo: la
constitución debe cumplirse y no solo aparentar su cumplimiento; sobretodo por
aquellos funcionarios que han sido elegidos para velar por ella.
El FMLN puede haber sido el que más votos sacó en las
pasadas elecciones, pero no ganó, pues su legitimidad democrática ha quedado en
entredicho, ya que sus votos los obtuvo incumpliendo el marco legal y por lo
tanto, en caso de ganar la segunda vuelta, nadie puede asegurar que, siguiendo
en el gobierno, va a respetar la institucionalidad democrática y por tanto los
empleos van a disminuir.
Por el otro lado, la democracia perdió pues el
ausentismo en las urnas, de más del 45% de los electores, indica claramente la
falta de confianza de una significativa parte de la población en la misma, pues
no está contenta con las opciones que les están planteando las cúpulas de todos
los partidos políticos y su mensaje es que, para que la democracia funcione,
estos tienen que aprender a renovarse y constantemente buscar nuevas opciones
para enfrentar los grandes retos que nuestro país tiene por delante.
Por providencia de Dios, la democracia todavía
tiene una esperanza. El próximo 9
de Marzo se nos presentarán dos opciones y debemos comprender que estas no son de
partidos políticos, sino de
personas. Se trata de: Norman y
René o Salvador y Oscar.
Con respecto a Salvador y Oscar, ya vimos que por lo
actuado por el FMLN hasta ahora, antes del 9 de Marzo no podrán nunca legitimar
que van a ser garantes de que nuestra democracia continúe y podamos seguir votando
en el futuro.
Con respecto a Norman y René, nos queda la esperanza
que hayan “escuchado” el clamor de todo un pueblo, este pasado domingo y
haciéndolo suyo, se comprometan de
forma convincente a renovar las estructuras de ARENA, sobretodo separando el
poder político del poder económico y que esto les permita hacer un gobierno de
unidad e inclusión, honesto y sencillo; que es la opción que esos votantes que
no salieron a votar, quieren tener.
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