Lunes 1 de junio de 2009
No me dieron ganas de
orar, pues me siento bastante deprimido y siento que de todas maneras, de nada
sirve. Me siento bastante
desesperado, no me dieron ganas de ir a la Toma de Posesión de Mauricio Funes,
lo vimos por televisión y fue un discurso excelente, lleno de esperanza. Me gustó mucho que haya primero ido al
mausoleo de Monseñor Romero. Ojalá
que Monseñor Romero ilumine toda su presidencia.
Pasé todo el día
esperando noticias de los fondos de Nueva York. Al final sólo recibí un nuevo Response de El Paso y al
inicio se me convulsionó el estómago al leerlo, pues solo eran puras mentiras.
Me puse a redactar otro
email para Mike, esperando que éste fuera la “Carta de Edith”. Pasé todo el día haciéndolo y toda la noche.
Martes 2 de junio de
2009
1
Macabeos 15, 7-9
Tobías
1, 3-
Oré un rato, pero me
sentía presionado de tiempo, pues tenía un montón que hacer y además sentía
como que orar, no me daba muchos resultados, pues el Señor no me está
escuchando. Le pedí que me hablara
y me dijo:
7
Acepto que el Lugar Santo y Jerusalén sean autónomos y que cuantas armas has
fabricado, así como las fortalezas que has construido y ocupado, te
pertenezcan. 8 Desde hoy te perdono cuanto debes al rey y cuanto
debas en el futuro, 9 y cuando haya tomado posesión de mi reino, te
llenaré de honores a ti, a tu nación y al Templo, de modo que sean famosos por
toda la tierra.
Me fui a la oficina,
pues estaba preocupado que no he comprado los pasajes para ir a Houston. Se me ocurrió que podía meterlos a la
tarjeta de Sofía, que es la única tarjeta que tengo con saldo. La llamé para pedirle los datos y pasé
toda la mañana tratando de comprarlos… la máquina me daba error y error. Después quise hacerlo por teléfono y
tampoco se pudo, me pidieron otra tarjeta y ya no tenía, sólo me queda el
dinero que nos dio Alex el sábado y mi duda era si esto quería decir que Sylvia
Regina debía venir o no; me sentí bien triste.
Después, el abogado
local me habló que no me podían dar el permiso para salir del país porque
todavía no había llegado la resolución al Juzgado. Me fui a misa, antes fui al Santísimo, pues ya no tenía
adónde ir. Me hizo recordar de las
palabras de San Pedro: ¿Adónde iremos, Señor, si sólo Tú tienes Palabras de
Vida Eterna?
Al venir, ¡otro bombazo!
Le confirmaron a Camila que sí era
H1N1, ¿Señor? ¿La peste también nos llegó a la casa? Se lo dejé todo en manos del Señor, mis fuerzas y mi Fe ya no
podían, ni aguantaban. En misa,
Monseñor Urioste nos dijo que leyéramos a Tobías y comprendí que eso venía del
Espíritu Santo para mí y por la noche me puse a leerlo y el Señor me dijo:
3
Yo, Tobit, he andado siempre por los caminos de la verdad y la justicia todos
los días de mi vida y he dado limosna a mis hermanos y compatriotas que conmigo
fueron desterrados a Nínive, en Asiria. 20 Todos mis bienes fueron
confiscados para el tesoro real. Sólo me quedé con mi esposa Ana y mi hijo
Tobías. 3, 1 Entonces,
muy afligido, lloré y empecé a rezar llorando mi pena. Dije: 2 «Tú
eres justo, Señor, y justas son tus obras. Tus caminos son misericordia y
verdad, y siempre tu juicio será verdadero y justo. 3 Y ahora,
Señor, acuérdate de mí y mírame. Perdona mis pecados, así como el mal que hice
por ignorancia. Perdona los pecados de mis padres que pecaron ante ti, 4
ya que no escucharon tus mandatos. Tú nos has destinado al saqueo, a la
cautividad y a la muerte, de manera que pasamos a ser la burla de las naciones…
5 Todas tus sentencias, Señor, son justas cuando decides castigar
mis pecados y los de mis padres, porque no hemos cumplido tus mandatos ni hemos
obedecido sinceramente tus órdenes. 6 Obra conmigo como quieras,
quítame la vida y conviérteme en polvo, porque prefiero la muerte a la vida.
Ordena que la vida me abandone; de esa manera líbrame haciendo que vuelva al
polvo. En realidad, la muerte es mejor para mí que la vida… Ordena, Señor, que
me libren de esta angustia y déjame llegar a la eternidad. Señor, no apartes de
mí tu rostro.»
Y me dijo amorosamente:
Continuamente vemos en La Biblia, que Dios prueba antes de darnos un
favor especial, ¿No era preciso que El Mesías sufriera esto para que entrara a
Gloria? Lucas 24, 26 16 Oyó Dios la oración de
Tobit y la de Sara y envió al ángel Rafael para devolver la vista a Tobit y
entregar a Sara por esposa a su hijo Tobías, también para encadenar al mal
demonio Asmodeo, porque Sara debía ser la esposa de Tobías.
Después de cena, caí
dormido profundamente. Mi cuerpo
me pesaba demasiado.
Miércoles 3 de junio de
2009
Job
29
2
Samuel 15
No me quería levantar,
no quería enfrentar el día. Me
acordaba de las palabras de Facundo Cabral: “No estás deprimido, solo estás
distraído”, sólo pienso en el juicio y no puedo pensar en nada más. Me cuesta concentrarme en la oración,
pensar en Dios; ¿Señor, a dónde estás? No había comenzado a orar, pensando en todo esto, cuando vino
Sylvia Regina y me dijo lo que El Señor le había dicho anoche:
1
Job prosiguió su poema y dijo: «¡Quién me hiciera volver a los meses de antaño,
a los días en que Dios me protegía, 3 cuando hacía brillar su
lámpara sobre mi cabeza y su luz me guiaba en las tinieblas! 4 ¡Ah,
si pudiesen volver los días de mi otoño, cuando rodeaba Dios mi tienda, 5
cuando el Todopoderoso estaba aún conmigo y me rodeaban mis hijos, 6
cuando mis pies se bañaban en leche y corrían de la roca arroyos de aceite! 7
Si yo salía a la puerta que domina la ciudad y me sentaba en la plaza… 9
los notables interrumpían su conversación y ponían la mano en su boca. 22
Después que había hablado, nadie replicaba. 23 Caía sobre ellos mi
discurso gota a gota: era la lluvia que aguardaban. 18 Y me decía: “Anciano
moriré, mis días serán tantos como los granos de arena”. 30, 1 Pero ahora se ríen de mí unos más jóvenes que yo y
cuyos padres, para mí, no eran dignos. 16 Y ahora se va deshaciendo
mi vida, los días de aflicción se han apoderado de mí. 17 De noche
se me taladran los huesos y no descansan mis llagas. 20 Clamo a ti,
y tú no me respondes; me presento,
y no me haces caso. 21 te has vuelto cruel conmigo, me persigues con
toda la fuerza de tus manos. 26 Yo esperaba la dicha y llegó la
desgracia. Esperaba la luz y vino la oscuridad.
Jueves 4 de junio de 2009
Lucas 23, 26-43
Me levanté sin quererme
levantar. Fui abajo a caminar con
la Bella o Bela o Vela ??? (es el nombre de nuestra nueva perrita y no se como
se escribe). Caminando, me puse a
pensar en Dios y toda su belleza, en la naturaleza; pero estoy distraído y no
me puedo concentrar. Mi mente vuela al problema de la casa: “¡Ah, si tan sólo
tuviera alas como de paloma! ¡Volaría al desierto y pensar sólo en Dios!”.
Me vine a orar y le
pregunté específicamente al Señor, que me dijera ¿qué hacer? ¿Debemos dejar la casa?, como me dijo
ayer Sylvia Regina; ¿debemos no hacer caso a lo que nos dijo Edith, que el
Señor nos la iba a regalar? ¡Caso y casa! Mi Fe tambalea y quise oír al Señor… que me hable, me
contestó:
26
Cuando lo llevaban, encontraron a un tal Simón de Cirene que volvía del campo y
le cargaron con la cruz para que la llevara detrás de Jesús. 43
Jesús le respondió: «En verdad te digo, que hoy mismo estarás conmigo en el
paraíso.»
Comencé a recibir los
reportes del abogado del día de hoy. Pasé toda la mañana preocupado. A mediodía nos vino una carta pidiendo el desalojo. ¿Señor, a dónde estás? Luego supimos que Miguel, nuestro
jardinero, está enfermo y no sabemos qué hacer, pues si es H1N1, tendríamos que
seguir en cuarentena. ¿Y como voy a atender el juicio? Como a las 4:30 p.m. subió Ana con la
Bella, nuestra perrita, que se estaba desmayando. Salimos corriendo al veterinario y gracias a Dios supo
inmediatamente qué hacer y encontró que la había picado una avispa y si nos
tardamos se podía haber muerto. Las
noticias negativas del caso continuan viniendo.
Hablé al Departamento de
Finanzas de Nueva York y me dijeron que todavía no han presentado ningún papel
para sacar los fondos y que después que se presentan, son diez días para que
envíen por correo el cheque. Me
acosté a la 1:00 a.m.
Por la tarde, Sylvia
Regina le contó a Rober como me siento y se vino llorando a abrazarme, para
consolarme, me sentí bien emocionado de sentir su amor… ¡Ya no puedo Señor, ya
no aguanto este dolor! Después,
Sylvia Regina me contó que había orado con Rober y que le había pedido a Roberto
Adriano que le pidiera Palabra al Señor y le dijo:
Mateo 5, 4
Felices los que lloran, porque recibirán consuelo. 5 Felices los
pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. 7 Felices los
compasivos, porque obtendrán misericordia. 8 Felices los de corazón
limpio, porque verán a Dios.
Viernes 5 de junio de
2009
Salmo 59
Salmo 13
Me levanté a orar,
pidiéndole a la Virgen su intercesión, pues ya no tenemos vino. Me postré delante del Señor, pidiendo
su misericordia, pues el dolor que siento es ya bien grande. El Señor me consoló y me dijo:
2
¡Dios mío, líbrame de mis enemigos, protégeme de mis agresores; 3
líbrame de los que hacen la maldad, sálvame de los hombres criminales! 4
Mira cómo acechan a mi vida, cuántos poderosos se juntan contra mí. Señor, en
mí no hay crimen ni pecado, 5 pero sin falta mía acuden y se
aprestan. Despiértate, ven a mi encuentro y mira. 14 En tu furor
aplástalos, destrúyelos y que ya no existan más. Entonces se sabrá que Dios
reina en Jacob y hasta los confines de la tierra. 17 Pero yo cantaré
tu poder, y desde la mañana contaré tus bondades; porque tú has sido para mí
una ciudadela y mi refugio en el día de la angustia. 18 Oh fuerza
mía, yo quiero cantarte; mi Bastión es un Dios siempre bueno conmigo.
Luego vino Sylvia Regina
y me leyó el Salmo 13, el
Señor nos dijo a los dos:
2
¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome? ¿Hasta cuándo me ocultarás tu
rostro? 3 ¿Hasta cuándo sentiré angustia en mi alma y tristeza en mi
corazón, día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo triunfará a costa mía? 4
¡Señor, Dios mío, mírame y respóndeme! Ilumina mis ojos para que no me duerma
con los muertos, 5 y no
diga mi enemigo que acabó conmigo, ni mis adversarios se alegren al verme
vacilar. 6 En cuanto a mí, confío en tu bondad; conoceré la alegría
de tu salvación y cantaré al Señor que me ha tratado bien.
Toda la tarde pasé
redactando emails para nuestro abogado, con la Esperanza que uno de ellos fuera
la “Carta de Edith”. Me siento
bien triste, pues no escucho al Señor.
Sábado 6 y domingo 7 de
junio de 2009
Colosenses 4, 17-18
Me levanté a mandar un
email a nuestros abogados. Después
preparé el programa a la carrera, pero el Espíritu Santo se derramó sobre mí a
la hora del programa y todo salió bien. Le conté a Arturo todo lo que nos está
pasando y se quedó perplejo. Me
imagino que pensó: ¿Y cómo puede ser todo esto? Yo pensé que mi situación estaba
peor, pues ambos estamos con tremendas necesidades. Pero por supuesto que no me lo dijo.
Vino Paolo por la mañana
y tuvimos esa alegría. A mediodía
se me rompieron los anteojos, algo que temí iba a suceder durante el juicio. Comprendí que era obra de Satanás. Por la noche fuimos a la fiesta de
graduación de Andrés Castillo. Me
sentía bien raro de estar de fiesta y con tanta gente despreocupada de todo lo
de alrededor. Me sentía bien raro…
como que no estaba ahí. ¿Señor,
qué quieres que haga?
De regreso, me vino un
impulso de no sé dónde y nos subimos en un murito que hay de separación en la
carretera enfrente a Multiplaza, en la carretera a Santa Tecla. Se nos fue la llanta y no sabía por
dónde comenzar… pero de la nada apareció un ángel enviado por el Señor, un
taxista que me dijo: “Tenga cuidado que por aquí asaltan” y él me ayudó a
cambiar la llanta y nos acompañó todo el tiempo. Le di una buena propina, pues estoy seguro que eso era lo que
quería el Señor.
El domingo me levanté
sintiéndome bien deprimido… o ¿distraído? No puedo soportar el dolor de no sentir al Señor cerca de mí,
cuidándome y amándome. ¿Se habrá
olvidado de mí? Por supuesto que
no puede ser, luego debo soportar este dolor con amor y con amor ofrecérselo a
Él. Me vine a orar y me dijo:
17
Digan a Roberto: «No descuides el servicio que te fue encargado en el Señor y
trata de cumplirlo bien.»
¿Cuál servicio? Si tan
sólo eso supiera, y luego me contestó:
8 El
saludo es de mi propia mano: Jesús. Acuérdate de que estoy con cadenas. La
gracia sea con ustedes.