Lunes 8 de junio de 2009
Me levanté súper
temprano para ir a la oficina de los abogados. Voy bien triste, pues Sylvia
Regina ya no pudo venir conmigo, pues no nos alcanzó el dinero y voy con los
gastos contados. No he podido
pagar las tarjetas y sólo tengo el saldo exacto para pagar el hotel y el carro.
Me fui leyendo el libro de Max
Lucado, eso es lo que quería el Señor. Al llegar, lo primero que hice fue irme a postrar enfrente
del Santísimo, en la iglesia de “Most Trinity Church”, para pedirle su bendición
en todo lo que iba a pasar y que la visita fuera un éxito y no me dejara regresar
sin alguna buena noticia.
Luego me fui a registrar
al hotel y de nuevo me sentí triste, pues Sylvia Regina no estaba conmigo y me
sentía bien solo. Me fui a la
oficina y me recibió con dos buenas noticias. Las dos cosas comprendí que
venían del Señor y me dio mucha alegría el saber que Él estaba pendiente de mí.
Martes 9 de junio de
2009
2
Corintios 12, 9
1
Tesalonicenses 1, 4
5, 19-20
Me levanté y me fui a
misa, la razón de quedarme cerca de la oficina de los abogados es para que la
iglesia me quede cerca y en un ratito estaba ahí y temprano, o sea, pude estar
un rato con el Santísimo. Al
finalizar la misa, me quedé enfrente al Santísimo un buen rato, sólo se quedó
una señora adicional, que es la que había ayudado al Padre durante la misa.
Sentí una efusión del Espíritu santo enorme y comencé a llorar, el amor que
sentí del Señor fue intenso y me decía:
Todo esto es necesario y todo va a salir bien. Yo estoy contigo.
La señora se impactó al
verme. Luego el Señor me dijo:
9…
«Mi amor es todo lo que necesitas, pues mi poder se muestra plenamente en la
debilidad.»
Por la tarde habló nuestro abogado con el Juez y le contó que el juicio se iba a posponer… posponerlo???? Sólo la Fe en el Señor me podía sostener
ante esta noticia, pues yo para eso había venido y no podía creerlo que nada
iba pasar. Pero, “Todo lo que me pasa es porque Dios lo
quiere y si Dios así lo quiere, siempre será lo mejor.” Decidí aceptarlo, pues estaba seguro que
para algo bueno iba a servir. Por
la tarde, ya tarde, me fui al Santísimo, a darle gracias a Dios por el día y me
dijo:
4
Hermanos amados, por Dios sabemos que él los ha escogido. 19 No
apaguen el fuego del Espíritu. 20 No desprecien el don de profecía.
¿Cuál es mi misión,
Señor?
Miércoles 10 de junio de
2009
2
Samuel 16, 9-12
Me levanté y me fui a
misa. No pude orar, pues había
quedado de reunirme nuestro abogado a desayunar.
Por la noche no pude ir
al Santísimo, pues terminamos como a las 10:00 p.m. con los abogados y ya uno
de ellos se había ido temprano como a las 6:00 p.m. Comprendí que mis oraciones habían sido escuchadas y que el
velo de la incomprensión se estaba desvaneciendo y la visita iba a ser bien
productiva. Hablé con Alex ya
tarde, yo estaba bien cansado, él me dijo lo que el Señor le había dicho:
10
Esto no es asunto de ustedes, hijos de Sarvia! Si él me maldice, será porque el
Señor se lo ha ordenado, y en tal caso, ¿Quién quiere pedirle cuantas de lo que
hace? 11 Luego dirigiéndose a Abisaí y a todos sus oficiales, dijo:
«Si hasta mi propio hijo procura quitarme la vida, ¡Cuánto más uno de la tribu
de Benjamín! ¡Déjenlo que me maldiga, pues el Señor se lo habrá ordenado! 12
Quizá cuando el Señor vea mi aflicción, me envíe bendiciones, en lugar de las
maldiciones que hoy escucho.
Comprendí que había que
aceptar la voluntad de Dios con humildad y esperanza.
Jueves 11 de junio de
2009
Exodo
23, 4; 20-33
2
Samuel 7, 18-29
Me fui a misa y después
me quedé un rato en el Santísimo.
El Señor me dijo:
4 Si
encuentras el buey o el asno que tu enemigo había perdido, devuélveselo. 20
Mira, yo enviaré mi Angel delante de ti, para que te cuide en el camino y te
lleve al lugar que te he preparado. 21 No te alejes de él, obedécelo
y no le seas rebelde, porque él actúa en mi Nombre y no perdonará los pecados
de ustedes. 22 Pero si de veras le obedeces y haces todo lo que yo
he ordenado, seré enemigo de tus enemigos y me opondré a quienes se te opongan.
25 Adora al Señor tu Dios y El bendecirá tu pan y tu agua. 32
No entres en tratos con ellos, ni con sus dioses, 33 ni los dejes
quedarte en tu país, para que no te hagan pecar contra mí. Pues llegarías a
adorar a sus dioses y eso sería tu perdición.
El día pasó y nos
reunimos con nuestros abogados. El
día fue totalmente productivo y comprendieron el caso perfectamente, me sentí
bien contento. Me fui a darle
gracias al Santísimo, de nuevo sentí una efusión especial del Santísimo. El Señor me dijo:
18…
¿Señor, quién soy yo y qué es mi
familia para que me hayas hecho llegar hasta aquí? 19 Y tan poca
cosa te ha parecido esto, Señor, que hasta has hablado del porvenir de la
dinastía de tu siervo. ¡Ningún hombre actúa como tú Señor! 20 ¿Qué
más te puedo decir, Señor, si tú conoces a este siervo tuyo? 21
Todas estas maravillas las has hecho, según lo prometiste y lo quisiste, para
que yo las conociera. 22 Por lo tanto, Señor mío, ¡Qué grandeza la
tuya! Porque no hay nadie como Tú, ni existe otro Dios aparte de Ti, según todo
lo que nosotros mismos hemos oído. 29 Dígnate, pues, bendecir la
dinastía de tu siervo para que permanezca siempre bajo tu perfección. Tú, Señor
Dios, lo has prometido y con tu bendición la dinastía de tu siervo será bendita
para siempre.
Sábado 13 y Domingo 14
de junio de 2009
Apocalipsis
21, 1-5
1
Reyes 19, 7-21
Me levanté en un hotel,
en medio de Texas, solo y de regreso a casa. No había misa, así es que me fui a desayunar y después a la
oficina de los abogados y todavía no había llegado nadie. Me fui a comprar las medicinas de Sylvia
Regina y luego regresé. Pasé toda
la mañana en la oficina de Mike, sin hacer nada, pero haciendo, pues terminé de
perfeccionar el modelo del reclamo. A la 1:30 p.m. me encaminé al aeropuerto, pero me fui a
despedir del Señor al Santísimo de la “Most Holly Trinity Church”, donde había
comenzado el viaje. Le di gracias al Señor por todo lo que había pasado durante
la semana y todos los adelantos que había habido. El Señor me dijo:
1 Vi
un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
habían dejado de existir y también el mar. 2 Vi la Ciudad Santa, la
nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba
arreglada como una novia vestida para su prometido. 3 Y oí una
fuerte voz que venía del trono y que decía: «Aquí está el lugar donde Dios
viene con los hombres, vivirá con ellos y ellos serán sus pueblos y Dios mismo
estará con ellos como su Dios. 4 Secará todas las lágrimas de ellos
y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes
existía ha dejado de existir.
Me quedé viendo la
Hostia y de repente pude ver la Cara de Jesús, reflejada en ella. Después de
otro rato, la Hostia comenzó a vibrar y palpitar como un corazón humano. Podía
ver cómo la sangre se repartía por todo el corazón… la Hostia. Me dirigí al aeropuerto y me vine
leyendo el libro de Max Lucado: “El Escogió los Clavos” y comprendí porqué el
Señor había dicho: “Tengo Sed”.
Para que tuviéramos confianza en El, que El había sufrido por nosotros y
El es el Hijo de Dios y que todo este dolor que siento es necesario para
colaborar con El en la redención y en su Pasión.
El domingo fuimos al
Flor y a Luigi se le arruinó el carro. Por la noche el Señor me dijo:
7 El
Angel del Señor lo volvió a tocar y le dijo: ¡Levántate y come! Que el camino
es superior a tus fuerzas. 15 El Señor le dijo: «Vuelve
por el mismo camino y a Eliseo conságralo como profeta.
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