Que el dinero no crece en los árboles es de lo que
la gran mayoría de nuestros diputados se ha olvidado.
Todavía recuerdo la experiencia de haber visitado
una empresa en Nicaragua, nacionalizada por el primer gobierno sandinista. Donde antes existió trabajo, producción
y alegría, ahora lo que se podía palpar era un ambiente deprimido, con las
instalaciones descuidadas, la maquinaria parada y el personal en la planta, solo,
platicando y chisteando; sin nada que hacer.
Recuerdo haberle preguntado al gerente: ¿porqué es
que no están trabajando?
Pues el solo hecho de ver un grupo de personas que quieren trabajar,
pero no pueden, es ya impactante.
Su contestación fue que el problema es que ya no tenían dinero para
comprar materia prima y por tanto no tenían con qué trabajar. Entonces pregunté y ¿cuál es la
solución? ¿que es lo que están haciendo para solucionar el problema? Lo que me contestó es que lo que
estaban haciendo es tramitar un préstamo con un organismo internacional y que
las negociaciones ya estaban bastante avanzadas. Esto me dejó tranquilo, pues se veía que la situación,
aunque caótica, podía tener alguna solución.
Sin embargo, lo que me dejó perplejo es lo que me dijo
después y que es que con el préstamo “todo” se solucionaba, pues con eso iban a
poder pagarle los salarios pendientes a todos los trabajadores. Inmediatamente traté de averiguar más y
volví a preguntar, pero y ¿como van a hacer para continuar operando? Su actitud es lo que refleja el actuar de
la mayoría de los actuales diputados, pues lo que me contestó fue: “esperar conseguir
otro préstamo”.
El presidente Sánchez Cerén acaba de decir en su
reciente visita a Nicaragua que: “Estamos en una nueva época. Es época de la lucha contra la miseria,
lucha por mantener en alto las aspiraciones de los pueblos. Son las luchas de los jóvenes, las
mujeres y los niños… llevar progreso.”
Haciendo eco de las palabras expresadas por nuestro
presidente, lo que los jóvenes, las mujeres y los niños esperan de parte de los
diputados es que se comprenda que, para “llevar progreso” se necesitan recursos
y que “el dinero no crece en los árboles”; ni solo se puede seguir prestando,
pues llega un momento que hay que pagar las obligaciones y por tanto lo que
nuestro país tiene que hacer es “producir” progreso y no “simularlo” a base de
préstamos; como estaba tratando de hacer el gerente de la empresa nacionalizada
de Nicaragua.
El presidente Sánchez Cerén tiene ahora una
excelente oportunidad de poder cumplir con su ofrecimiento de “llevar progreso”
y en este camino y dada la polarización entre los distintos partidos políticos,
generada desde la Asamblea Legislativa, es importante que los diputados
comprendan su compromiso histórico y se espere una conclusión del diálogo
iniciado con los distintos sectores productivos del país; de forma que se
apruebe una reforma fiscal consensuada con todos los sectores involucrados y
que no se le facilite al gobierno la forma de buscar, fácilmente, una aritmética
legislativa que “consiga otro préstamo” y se deje sin atender el verdadero
“progreso” que demandan todos los jóvenes, mujeres y niños, de nuestro querido
país.
Es decir, tal y como también dijo el presidente
Sánchez Cerén en Nicaragua: “Como dijo Monseñor Romero: ‘hay que darle la voz
al pueblo’” y para generar progreso, los diputados deben defender esta “voz del
pueblo” y comprender que la única forma de llevar un progreso sostenible a los
más necesitados, es produciendo más y mejores empleos y no aprobando más
préstamos o subiendo impuestos; sin lograr compromisos de ahorro en los gastos.
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