Lunes
19 de febrero de 2007
Lucas
6, 12-16
Me levanté a
orar, pidiéndole al Señor su misericordia para todos nosotros. ¡Que me ayude, para poder ayudar! Le pregunté al Señor, ¿Señor, qué quieres
que haga? 12 En aquellos días se
fue a orar a un cerro y pasó toda la noche en oración con Dios. 13
Al llegar el día llamó a los discípulos y escogió a doce de ellos, a los que
llamó apóstoles: 14 Simón, al que le dio el nombre de Pedro y su
hermano Andrés, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, 15 Mateo, Tomás,
Santiago, hijo de Alfeo, Simón, apodado Zelote, 16 Judas, hermano de
Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. El Señor me escogió a mí para servirle y yo dije:
¡Aquí estoy! ¡Mándame mí! ¡Hoy es
un NUEVO AMANECER, Glorifícate Señor y que quede evidente Tú Poder!
Al final del
día me sentía bien triste, pues nada se resuelve. Traté de hablar con Patrick y no me contestó. Me habló Arturo, que había quedado de
juntarse con Denise y Sor Alicia, pero ya no lo llamaron o sea que aparentemente
ya no nos necesitaron. Me siento
abandonado por el Señor. ¿Dios mío, Dios mío, por qué me has
abandonado?
Martes
20 de febrero de 2007
Abdías
1, 20
Me levanté a
orar, le pedí al Señor que me dijera qué debemos hacer con Vidal. Me contestó: 1 … Acabamos de oír un
llamado de Yavé, un mensaje que manda a las naciones: «¡En pie de guerra,
levántense y ataquemos a Edom!» 11 Tú te quedabas esperando cuando
los extranjeros hacían cautivo a su ejército; cuando los enemigos entraban por
sus puertas y sobre Jerusalén echaban suertes, tú también, eras como uno de
ellos. 14 No te pongas en la cruzada para matar a los que huyen, ni
entregues a los sobrevivientes en el día de su angustia. 15 Ya
viene, para todas las naciones, el día de Yavé: cómo tú has hecho, así se te
hará; sobre tu cabeza recaerá tu merecido. 17 Pero en el monte de
Sión habrá supervivientes, que será un lugar santo, y el pueblo de Jacob
recobrará su heredad. 17 Los desterrados de Israel dominarán lo que
pertenecía a los cananeos hasta Sarepta, y los desterrados de Jerusalén que
están en Sefarad heredarán las ciudades de Negueb. 21 Subirán
victoriosos al monte Sión para gobernar de allí a los cerros de Esaú. Entonces
Yavé reinará.
Le escribí a
Vidal un e-mail para preguntarle si ya habían decidido algo, sobre nuestros
comentarios a la carta de Ron e inmediatamente me contestó que eso no cambiaba
las cosas y que iban a withdraw.
Nos reunimos
con Alex y le leí la Palabra de hoy, sobre que el Señor nos dice: ¡Ataquen! Y le escribimos un e-mail ya más fuerte y
según lo que nos había recomendado. Al momento de mandarlo oré y le pedí al Señor su bendición
para que este e-mail hiciera recapacitar a todos los abogados; pues estábamos
obrando según Su voluntad de ¡atacar!
Minutos después
estábamos recibiendo otro e-mail de Vidal, diciéndonos que iban a withdraw y
encima de eso nos seguía amenazando.
Me quedé desconcertado, devastado, pues sentí que el Señor no nos había
respondido, pero luego me vino una calma y una paz; al poner mi confianza en su
voluntad. Si eso es lo que El
quiere: “por muy mal que me parezca,
siempre será lo mejor”.
Miércoles
21 de febrero de 2007
Exodo
19, 4-6
Fuimos
a misa temprano con Rober, los dos juntos, por ser Miércoles de Ceniza, nos
impusieron la ceniza y nos ungieron con aceite. Luego me vine a orar un poco y el Señor me dijo: 4 Ustedes han visto cómo he tratado a los egipcios y que a
ustedes los he llevado sobre las alas del águila para traerlos hacia mí. 5
Ahora, pues, si ustedes me escuchan atentamente y respetan mi alianza, los
tendré por mi propio pueblo entre todos los pueblos. Pues el mundo es mío, 6
pero los tendré a ustedes como un reino de sacerdotes y una nación que me es
consagrada.
No
sabía qué hacer y me fui de la oficina temprano, a visitar el Santísimo, pero
en el camino se me hizo tarde y ya no fui, pues pasé a comprarle una Biblia a
nuestra visita, por sus cincuenta años.
A
mediodía me habló Lorena que mi papá estaba bien enfermo, me vino una gran
tristeza. Me fui a verlo por la tarde y me pasé ahí toda la tarde con ellos,
luego llegó Alex y la reunión fue positiva.
Le
contestamos el e-mail a Vidal y me quedaron resonando las últimas palabras del
e-mail, es como si me las hubieran escrito en la mente, en fuego o en bronce
¿Qué será, Señor?
Jueves
22 de febrero de 2007
Lucas
21, 10-15
Me levanté un
poco incrédulo. En un momento
dado, me di cuenta que no quería consultarle al Señor… pero le pregunté:
¿Señor, qué quieres que haga? Dame
fortaleza para seguir adelante. 10 Entonces Jesús les
dijo: «Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. 12
Pero antes de que eso ocurra los tomarán a ustedes presos, los perseguirán, los
entregarán a los tribunales judíos y los meterán en sus cárceles. Los harán
comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre, 13 y
esa será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí. 14
Tengan bien presente que no deberán preocuparse entonces por su defensa. 15
Pues yo mismo les daré palabras y sabiduría y ninguno de sus opositores podrá
resistir ni contradecirles.
Viernes
23 de febrero de 2007
Marcos
3, 13
Me levanté a
orar y primero preparé el programa. Podía sentir cómo el Espíritu Santo corría sobre mí, dándome
sabiduría e inteligencia para comprender el Evangelio. Luego le pregunté: ¿Señor, qué quieres
que haga? 13 Jesús subió al monte
y llamó a los que El quiso y se reunieron con El. 14 Así instituyó a
los Doce para que estuvieran con El y para
enviarlos a predicar, 15 dándoles poder para echar demonios.
No pasó
nada. Por la tarde fuimos al
programa y me sentía triste. Por
la noche fuimos a la boda de la hija del Chele y me sentía triste.
Sábado
24 y domingo 25 de febrero de 2007
Nos levantamos
temprano para ir a recoger a Ramón y Lucía, para irnos al Encuentro 51. La
alegría regresó a mí de nuevo y estaba contento que cuando menos, iba a tener
dos días de alegría, pasé el día súper contento. Con el grupo, nos tocó el servicio mas alegre de todos y me
sentía muy feliz de verlos a todos llenos del Espíritu Santo; pero a la vez
triste por los que no habían llegado.
Por la tarde
fuimos a preparar la Capilla para la hora de adoración del Santísimo y pude
quedarme unos 15 minutos a solas con El… solo, en su compañía. Sentí que me abrazaba y me consolaba,
puede sentir Su Poder… me decía: No te preocupes, que
yo estoy contigo. Ya pronto, todo va a pasar, confía en mí. Y le dije: JESÚS, YO CONFÍO EN
TI.
A la hora del
Santísimo, podía sentir su poder de sanación que salía de mí. El domingo nos levantamos temprano para
el canto a la Virgen y no nos salió muy bien, pero la oración estuvo bonita. El Espíritu Santo me iluminó y no era yo
quien hablaba, sino El.
"Me he convertido en una pregunta para mi mismo"
San Agustín
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