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Canonización de Monseñor Romero

viernes, 19 de abril de 2013

Mayoría es mayoría


El argumento básico de una democracia es que: “mayoría es mayoría”, como acaba de decir el aparente ganador de la elecciones en Venezuela, aunque esta sea lograda por escaso margen.  Sin embargo, este sistema pareciera ya no estar funcionando, debido a la polarización cada vez más imperante, en algunos países latinoamericanos.
Independientemente de si los resultados en Venezuela reflejan verdaderamente la voluntad ciudadana, que es algo que los venezolanos tendrán que dirimir con la ayuda de la comunidad democrática internacional, resulta cada vez más evidente que en países altamente polarizados, como Venezuela y el nuestro, lograr la mayoría por poco margen ya no basta como para elegir a los apropiados gobernantes, pues lo único que se logra con ello es entregar el poder a una mitad que no es aceptada por la otra y eso “entrampa” el desarrollo económico y social de todos los ciudadanos; agravando, a largo plazo, la situación de todos.
En nuestro país, los recientes acontecimientos ocurridos en relación a las resoluciones emitidas por la Sala de lo Constitucional, ponen en evidencia que el problema no se resuelve aumentando el porcentaje de la mayoría necesaria para lograr el “triunfo”, puesto que al final prevalece el que: “el fin justifica los medios” y en lo que se cae es que en cuanto mayor es el número requerido, los medios para lograrlo se vuelven cada vez más amorales y antiéticos, tal y como sostiene Maquiavelo y como ya ha estado ocurriendo en nuestra Asamblea Legislativa; donde hay acusaciones de “compra de voluntades”, pero ningún organismo controlador se activa como para investigar los hechos denunciados, puesto que estos son influenciados por las mismas instituciones que incumplen la ley.
Otro ejemplo evidente de lo anterior es lo que está ocurriendo con la campaña presidencial adelantada y donde los organismos encargados de que esto no suceda no hacen nada, puesto que obedecen a los intereses particulares de los partidos interesados en aprovecharse de ella; sin tomar en cuenta lo que la constitución manda al respecto y lo cual sienta un precedente importante de incumplimiento de la constitución, que tendrá sus repercusiones futuras.
Tal y como se van evidenciando los resultados en las encuestas, lo que debemos esperar en las próximas elecciones es que las diferencias de votos entre los distintos candidatos a presidente va a estar muy cerca y para evitar el caos que esto ha causado en Venezuela, lo que se necesita son instituciones democráticas fuertes e independientes y lo cual confirma que el camino a seguir es el que recientemente ha señalado la Sala de lo Constitucional, de forma que se elijan funcionarios éticos e independientes; aunque sean los mismos partidos políticos interesados, los que se esmeran en hacer pensar que esto no es posible, con el objeto de seguir manteniendo el control de los entes controladores la democracia.
Lo que los recientes acontecimientos en Venezuela revelan es que, lo que se necesita para fortalecer la democracia es que se obligue a los dirigentes políticos a que cumplan con la constitución eligiendo, en los entes controladores del gobierno, personas que tengan suficiente independencia de las dirigencias partidarias y sobretodo que sean personas de reconocida y demostrada moralidad y ética, tal y como lo han demostrado los actuales cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional de nuestro país y que, lejos de que sean los dirigentes políticos que los tratan de denigrar, los que triunfen en su remoción; más bien sea la presión ciudadana la que establezca el correcto camino a seguir, logrando que aquellos dirigentes que tratan de erradicar la moralidad y ética de la política, ya no sean reelectos.

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