Para recordar lo que sería un mundo sin Dios, la
Iglesia Católica hace recordar, todos los Sábados de Gloria, como sería el
mundo si Dios no existiera.
Durante todo el sábado santo, los católicos no tenemos la opción de ir a
misa, ni de recibir ninguno de los sacramentos, ni de escuchar la voluntad de
Dios, a través de los sacerdotes; ni siquiera la opción de ir al templo a
visitar al Santísimo.
Para los cristianos, en el Sábado de Gloria
Jesucristo está ausente, en el sepulcro y la iglesia, ese día, nos hace
experimentar que es lo que se sentiría si Dios no existiera y si no hubiera
enviado a su Hijo a revelarnos ese mandato tan importante de: “Ámense unos a otros,
como yo los he amado”.
Desgraciadamente, muchos salvadoreños no nos
percatamos de este vacío. Para un
gran número, la vida pareciera que continua igual, pues la mayor parte del
tiempo tenemos apartado a Dios de nuestro diario vivir y dejamos a un lado todo lo que El nos
ha mandado; creyendo no solo que no lo necesitamos, sino más bien que hasta nos
hace estorbo en la búsqueda de nuestras propias necesidades egoístas y sin
importar a quién de nuestro prójimo le hacemos daño, con nuestras decisiones.
El mundo se ha beneficiado con el nuevo e innovador
liderazgo del Papa Francisco. Lo
primero que nos ha querido dejar claro es que el mundo está tan
emproblemado porque no se toma en
cuenta a Dios y que Dios sí existe, pero que son la mayoría de los líderes del
mundo los que se han estado esforzando por mantenerlo fuera de sus decisiones y
sobretodo olvidando su mandato de amor. Nos lo hace ver con una frase sencilla y que es que se han
olvidado de ir a solucionar los problemas de “las periferias” o sea los más
necesitados.
Lo mismo que el Papa recalca de los líderes del
mundo se aplica a la mayoría de líderes de nuestro país, a quienes se les ha
olvidado que los puestos públicos no son para beneficiarse ellos mismos, sino
para ayudar a las personas más necesitadas, o sea “las periferias” que menciona
el Papa Francisco y que, inmersos en una campaña política, que bajo nuestras
propias leyes es ilegal, en todo caso lo que los salvadoreños quisiéramos estar
escuchando no es “que” es lo que los candidatos a presidente quisieran hacer,
sino “como” van a hacerlo, en caso de llegar a ser presidentes; pues es ahí
donde verdaderamente se puede evaluar si las decisiones que piensan tomar están
de acuerdo con el mandato de Dios mencionado anteriormente y que recuerda el
estribillo que el Ministerio de Obras Públicas está usando para direccionar el
tráfico en la carretera a Los Chorros y que es: “Primero vos y después yo”.
Muchas son las promesas que se están escuchando de
parte de todos los candidatos, pero dadas las necesidades sociales de los
salvadoreños de “las periferias” y la pérdida de liderazgo y competitividad que hemos tenido a nivel
centroamericano y mundial, lo que se necesita oír son “pequeñas”, pero
importantes propuestas innovadoras y extraordinarias; pero por sobretodo el incrementar
la solidaridad y hermandad que Dios nos manda.
Mucho se habla de “vasos de leche y desayunos” en
las escuelas, pero se olvida de mejorar la calidad de nuestros profesores y los
edificios de las escuelas. Mucho
se menciona la necesidad de generar más empleos, pero poco se dice de cómo
mejorar la calidad de los actuales.
Mucho se dice de promover la inversión, pero se irrespeta el orden
jurídico establecido, que es la base sobre la cual toda inversión se realiza y
más bien lo que se busca es como acoplar las leyes a los intereses
particulares. Mucho se plantea la
necesidad de un crecimiento económico más acelerado, pero poco se viabiliza la
necesidad imperante de una Centroamérica unida, de forma que se permita libre
movilidad de bienes, servicios, personas y capitales.
Lo que necesitan “las periferias” no son más
impuestos o más préstamos o que se les siga señalando quienes son los culpables
de su situación actual. Lo que
necesitan de los actuales dirigentes políticos es que se cambien las prioridades
en el uso de los ingresos que el Estado ya tiene y en realidad demuestren que:
“primero vos y después yo” y no al revés.
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