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Canonización de Monseñor Romero

viernes, 14 de junio de 2013

El ejemplo de Caleb

Muchos han visto con tristeza lo ocurrido, en el seno de la Asamblea Legislativa, el pasado primero de Junio, a raíz de la presentación del informe de su cuarto año de gestión del presidente de la República.

Lo que la mayoría de salvadoreños esperaban es que este fuera un evento a la altura de lo que se espera en una democracia madura y consolidada.   Este anhelo de llegar a una plena democracia es, cuando menos, uno de los grandes deseos de los salvadoreños y lo menos que se espera es que los funcionarios de los distintos órganos del Estado se vayan comportando de acuerdo a esta “esperanza”; por lo que es de lamentar que la presentación del informe se vio opacada por el comportamiento nada decoroso y ciertamente no apropiado, para la solemnidad del evento, de los diputados del partido de oposición; quienes en un intento de buscar relevancia y protagonismo, recurrieron a la poca honrosa maniobra de tratar de ridiculizar al presidente, desplegando pancartas alusivas a los distintos eventos sobre los cuales el presidente informaba.

Por el otro lado, es igualmente lamentable la actitud poco democrática del presidente de la República, quién en lugar de mantener su postura, de acuerdo a lo que le corresponde como máximo representante de todos los salvadoreños, prefirió tratar de defender su prestigio personal; llegando a un momento crítico en el cual decidió no escuchar más argumentos, demandando el “silencio de la oposición”; recordando lo que a veces ocurría antes de los Acuerdos de Paz.

Desgraciadamente, los que sufren este tipo de “violencia” entre partidos no son los mismos protagonistas, sino somos todos los salvadoreños, pues el lamentable espectáculo fue observado por un innumerable número de personas y esto incluye, por supuesto, a muchos potenciales inversionistas; tanto nacionales como extranjeros y que con seguridad, más de alguno, al observar este tipo de comportamientos, propios de una democracia inmadura, habrán tomado la decisión de llevar sus inversiones a otros países y por tanto suspender los empleos que de otra forma hubieran podido beneficiar a miles de salvadoreños.

Es decir, lo que queda en evidencia del reciente comportamiento de los funcionarios en la Asamblea es que: “el comportamiento de pocos, perjudica a muchos”, cuando en realidad, de lo que se trata la democracia es que : “el beneficio de muchos, sea el comportamiento de pocos.”

Eventos como el ocurrido, hacen reconocer la necesidad que en nuestra incipiente democracia, surjan líderes dentro de los actuales partidos políticos, tanto de “izquierda” como de “derecha”, que sepan orientar a sus correligionarios y dirigirlos hacia una verdadera democracia interna, haciendo a un lado los intereses personales; tal y como en un momento dado le tocó hacer a Caleb, en el Antiguo Testamento, para dirigir al pueblo Judío a la “Tierra Prometida” y quién a pesar de tener a todos sus compañeros en contra, pero sabiendo que es lo que le convenía a su pueblo, supo mantenerse firme en la verdad y no dejando que las opiniones de sus, aparentemente, experimentados compañeros lo convencieran de lo contrario; fue él quien orientó a su pueblo por el camino hacia la prosperidad prometida.

Los salvadoreños estamos en nuestra “Tierra Prometida”, El Salvador.  Lo único que tenemos que promover es que, en algún partido político surja un “Caleb” y que sea este quién comience a indicar cual es el camino correcto a seguir. 

Indudablemente que este camino pasa porque: a) nuestro El Salvador sea un país atractivo y estable, en el largo plazo, para todo generador de empleos, b) el gobierno de turno deje de confrontar con las asociaciones gremiales que los representan, c) se promueva la educación e investigación tecnológica y la salud, en todos los niveles de la población y c) se reconozca que no existe otra forma para lograr el bienestar económico y social, que todos esperamos, más que promover desde el más alto nivel o sea la presidencia de la República, la inversión y las exportaciones; tal y como nos lo acaba de venir a decir el presidente de la hermana república de Chile, que es el único país latinoamericano que ha logrado tener la “esperanza” cercana, de llegar a ser un país “desarrollado”.

¿Como se promueve la inversión y sobretodo las exportaciones? Estableciendo políticas sectoriales que favorezcan la inversión y sobretodo la inversión dedicada a exportar y los inversionistas sientan una ventaja comparativa de mejor dedicarse a esta actividad; gozando de los incentivos necesarios para que, inclusive, puedan soportar las pérdidas que generan la penetración de nuevos mercados internacionales. 

El problema del crecimiento de nuestro país es que, carece de una “estrategia de desarrollo” (que tiene que venir de una planificación centralizada y consensada con los distintos actores) y por lo tanto, debido a que no existe un “rumbo a seguir”, todos los sectores son tratados de la misma forma; lo que no permite aprovechar nuestras ventajas comparativas, con la suficiente velocidad que el mundo moderno amerita. 

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