Muchos han visto con tristeza lo ocurrido, en el
seno de la Asamblea Legislativa, el pasado primero de Junio, a raíz de la
presentación del informe de su cuarto año de gestión del presidente de la
República.
Lo que la mayoría de salvadoreños esperaban es que
este fuera un evento a la altura de lo que se espera en una democracia madura y
consolidada. Este anhelo de
llegar a una plena democracia es, cuando menos, uno de los grandes deseos de
los salvadoreños y lo menos que se espera es que los funcionarios de los
distintos órganos del Estado se vayan comportando de acuerdo a esta “esperanza”;
por lo que es de lamentar que la presentación del informe se vio opacada por el
comportamiento nada decoroso y ciertamente no apropiado, para la solemnidad del
evento, de los diputados del partido de oposición; quienes en un intento de
buscar relevancia y protagonismo, recurrieron a la poca honrosa maniobra de
tratar de ridiculizar al presidente, desplegando pancartas alusivas a los
distintos eventos sobre los cuales el presidente informaba.
Por el otro lado, es igualmente lamentable la
actitud poco democrática del presidente de la República, quién en lugar de
mantener su postura, de acuerdo a lo que le corresponde como máximo
representante de todos los salvadoreños, prefirió tratar de defender su
prestigio personal; llegando a un momento crítico en el cual decidió no
escuchar más argumentos, demandando el “silencio de la oposición”; recordando
lo que a veces ocurría antes de los Acuerdos de Paz.
Desgraciadamente, los que sufren este tipo de
“violencia” entre partidos no son los mismos protagonistas, sino somos todos
los salvadoreños, pues el lamentable espectáculo fue observado por un
innumerable número de personas y esto incluye, por supuesto, a muchos
potenciales inversionistas; tanto nacionales como extranjeros y que con
seguridad, más de alguno, al observar este tipo de comportamientos, propios de
una democracia inmadura, habrán tomado la decisión de llevar sus inversiones a
otros países y por tanto suspender los empleos que de otra forma hubieran
podido beneficiar a miles de salvadoreños.
Es decir, lo que queda en evidencia del reciente comportamiento
de los funcionarios en la Asamblea es que: “el comportamiento de pocos, perjudica
a muchos”, cuando en realidad, de lo que se trata la democracia es que : “el beneficio de muchos, sea el comportamiento de pocos.”
Eventos como el ocurrido, hacen reconocer la
necesidad que en nuestra incipiente democracia, surjan líderes dentro de los
actuales partidos políticos, tanto de “izquierda” como de “derecha”, que sepan
orientar a sus correligionarios y dirigirlos hacia una verdadera democracia
interna, haciendo a un lado los intereses personales; tal y como en un momento
dado le tocó hacer a Caleb, en el Antiguo Testamento, para dirigir al pueblo
Judío a la “Tierra Prometida” y quién a pesar de tener a todos sus compañeros
en contra, pero sabiendo que es lo que le convenía a su pueblo, supo mantenerse
firme en la verdad y no dejando que las opiniones de sus, aparentemente, experimentados
compañeros lo convencieran de lo contrario; fue él quien orientó a su pueblo por
el camino hacia la prosperidad prometida.
Los salvadoreños estamos en nuestra “Tierra
Prometida”, El Salvador. Lo único
que tenemos que promover es que, en algún partido político surja un “Caleb” y
que sea este quién comience a indicar cual es el camino correcto a seguir.
Indudablemente que este camino pasa porque: a) nuestro
El Salvador sea un país atractivo y estable, en el largo plazo, para todo generador
de empleos, b) el gobierno de turno deje de confrontar con las asociaciones
gremiales que los representan, c) se promueva la educación e investigación
tecnológica y la salud, en todos los niveles de la población y c) se reconozca que
no existe otra forma para lograr el bienestar económico y social, que todos
esperamos, más que promover desde el más alto nivel o sea la presidencia de la
República, la inversión y las exportaciones; tal y como nos lo acaba de venir a
decir el presidente de la hermana república de Chile, que es el único país
latinoamericano que ha logrado tener la “esperanza” cercana, de llegar a ser un
país “desarrollado”.
¿Como se promueve la inversión y sobretodo las
exportaciones? Estableciendo políticas sectoriales que favorezcan la inversión
y sobretodo la inversión dedicada a exportar y los inversionistas sientan una
ventaja comparativa de mejor dedicarse a esta actividad; gozando de los
incentivos necesarios para que, inclusive, puedan soportar las pérdidas que generan
la penetración de nuevos mercados internacionales.
El problema del crecimiento de nuestro país es que,
carece de una “estrategia de desarrollo” (que tiene que venir de una
planificación centralizada y consensada con los distintos actores) y por lo
tanto, debido a que no existe un “rumbo a seguir”, todos los sectores son tratados
de la misma forma; lo que no permite aprovechar nuestras ventajas comparativas,
con la suficiente velocidad que el mundo moderno amerita.
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