Lunes
6 de marzo de 2006
Juan
14, 13; Job 4, 17; 5, 17
Isaías
61
No pude dormir
tranquilo. Casi no dormí toda la noche, por la emoción que sentía y el recuerdo
de tener el Caliz, con “El Cuerpo del Señor” en mis manos. El Espíritu Santo me levantó temprano a
orar y me dijo que fuera a orar a la terraza, para ver el amanecer. Estaba todo
lindísimo y fresco, podía sentir la presencia del Señor. Vinieron a cantarme “tres huacalchías”,
muy cerca de mí. Siempre vienen
dos, pero hoy vinieron tres… “La Santísima Trinidad”, me hizo recordar que ayer
antes de comenzar “Los Cercos”, le pedí al Señor Palabra (pues estaba muy
emocionado con lo de haber sido escogido para dar la Comunión) y me dijo: 13 Jesús le respondió: «Si alguien me ama, guardará mis
palabras y mi Padre lo amará. Entonces vendremos a él para poner nuestra morada
en él.» Comencé con mis
oraciones rutinarias y al momento de comenzar la oración al Espíritu Santo, el
sol apareció en el horizonte, como un enviado del Señor para saludarme y
levantarme a un nuevo amanecer de Resurrección. Estaba bellísimo, anaranjado precioso y lo podía ver
directamente. Parecía que estaba
saliendo sólo para mí… Después de un rato, una paloma se posó en un árbol,
encima del sol y se quedó ahí por bastante rato, hasta que el sol llegó a su
misma altura. El Señor me dijo: 17 ¿Hay algún hombre que se encuentre bueno delante de Dios? 17
Dichoso el hombre a quien Dios corrige. No desprecies pues, la lección del
Omnipotente, 18 pues él es el que hiere y el que venda la herida, él
lastima y después cura sus manos. 27 Todo esto lo hemos comprobado y
así es. Lo hemos visto, compruébalo tú también. 1 ¡El Espíritu de Yavé está sobre mí! Sepan que
Yavé me ha ungido. Me ha enviado con un buen mensaje para los humildes, para
sanar los corazones heridos, para anunciar a los desterrados su liberación y a
los presos su vuelta a la luz. 2 Para publicar un año feliz lleno de
los favores de Yavé, y el día del desquite de nuestro Dios. Me envió para
consolar a los que lloran 3 y darles (a todos los afligidos de Sión)
una corona en vez de ceniza. 5 Vendrán extranjeros a cuidar de sus
rebaños y a trabajar en sus campos y en sus viñas. 6 Y ustedes serán
llamados «sacerdotes de Yavé» y
los nombrarán «ministros de nuestro Dios». Ustedes vivirán a expensas de las
naciones y se aprovecharán de su lujo. 7 Por haber sido tan grande
su humillación y no haberles tocado más que insultos, su suerte se
restablecerá. Recibirán en el país de ellos el doble de todo y nunca se
terminará su felicidad. ¡Amén, Amén y Amén! ¡Gracias Señor!
Martes
7 de marzo de 2006
Salmo
35
Me levanté
acongojado, pidiéndole al Señor su socorro. ¡Que me muestre su rostro! y que el caso se resuelva, con
una clara intervención de El. Me
dijo: 1 Ataca, Señor, a los que me atacan,
combate a los que me combaten. 2 Ponte la armadura, toma el escudo,
y te levantas para venir a socorrerme. 3 Blandes la lanza y el hacha
contra mis perseguidores, y a mí me dices: «¡Yo soy tu salvación!» 9 Y mi alma se alegrará en
el Señor, muy contenta con su intervención. 17 Señor, ¿te quedarás
mirando? Rescátame de los leones rugientes, pues no tengo sino una vida. 18
Te daré gracias en la gran asamblea, te alabaré cuando esté todo el pueblo. 22
Tú, Señor, que lo has visto, no te quedes callado, ¡no te apartes de mí, Señor!
23 Despiértate y levántate, que es tiempo de juzgar. Señor, Dios
mío, toma mi defensa. 27 Ríanse y alégrense los que creen en mis
derechos, y que puedan decir siempre: «¡Grande es el Señor, pues supo defender
a su servidor!» 28 Yo les diré que tú eres justo, todo el día te
alabaré. No pasó nada y más
bien, Vidal me mandó un e-mail diciendo cosas vagas todavía o sea que nada se
ha concretizado. Fuimos a ver a mi
mamá y tuvimos una reunión fuerte y franca, pero positiva. Por la noche, al estar empezando a rezar
con Sylvia Regina, me di cuenta que yo no estaba viendo bien y me recordó
cuando me había dado migraña, por segunda vez en la vida, cuando tenía unos 14
años. Por la noche, me desperté
con un gran dolor de cabeza, era migraña. No me había dado desde que tenía unos diecisiete años, que me
volvió a repetir. En ese entonces,
sólo fue un fuerte dolor de cabeza, aunque veía bien. Le repetía al Señor: ¡Señor
Jesús, ten misericordia de nosotros y del mundo entero!
Miércoles
8 de marzo de 2006
Juan
10, 37
Me levanté
cansado y con un leve dolor de cabeza.
Le pedí perdón al Señor, pues no me daban ganas de orar y sentía que me
iba a caer mal y me iba a regresar la migraña. Sin embargo, no pude dejar al Señor abandonado y oré un rato.
Me dijo: 37 Jesús le dijo: «Tú lo has visto y es el que está hablando
contigo.» Ayer le había
pedido, suplicante, ¡que me mostrara su rostro! Después de esta Palabra, casi lo pude ver y sí lo sentí muy
cerca.
El día pasó
normal, Vidal me escribió y parece que ya va a ser posible que cerremos el
capítulo de Mark Lanier, pues como que ya llegaron a un acuerdo. Todo, solo “parece”, no es nada
definitivo. Yo sólo confío en
Dios. Me reuní con Alex y la
reunión fue positiva. Por la noche fuimos a la reunión de la preparación del
Encuentro y leímos Efesiós 6, 13. El traje de “la armadura de Dios”. Sylvia Regina me dio la idea de hacer un dibujo para
comprenderlo mejor y estar bien protegido.
La cabeza me
siguió doliendo todo el día, pero no le hice caso al dolor, pues sabía que
venía de satanás, para detenerme en mi oración.
Jueves
9 de marzo de 2006
Isaías
51, 9-15; 52, 9-
Me levanté a
orar e hice el dibujo de la “Armadura de Dios”, para tenerlo como referencia y
eso me hizo comprenderla mejor. Comprendí,
sobre todo, que la única arma ofensiva es la espada o sea “La Palabra de Dios”
y por eso hay que conocerla y “escudriñarla”, pues la mejor defensa es la
ofensiva. Luego le pedí al Señor
que me confirmara que iba en el camino correcto. Si estaba haciendo su voluntad en cuanto a todo lo de las
empresas y el juicio, pues ya los achaques que recibo me hacen dudar y hacerme
sentir como que soy un “iluso” o “tonto”, que me he depositado en una causa sin
ningún valor. Necesitaba la coraza
de su justicia, que protegiera mi corazón, contra todos esos sentimientos de
sentirme inútil y derrotado. Me
dijo: 9 ¡Despiértate, despiértate con toda
tu fuerza, brazo de Yavé! Despiértate como pasó antes, en los tiempos antiguos.
¡No eres tú quien destrozó a Rahab y traspasó al dragón? 10 ¿No eres
tú el que secó el mar y las aguas profundas, e hiciste del fondo del mar un
camino para que pasaran los que rescatabas? 11 Así volverán los que
ha salvado Yavé. Entrarán a Sión entre gritos de alegría, una dicha
imperecedera hará brillar sus rostros. ¡Alegría y felicidad los acompañarán y
lejos quedarán las penas y los suspiros! 12 Yo, yo soy el que te consuela,
¿Por qué tienes miedo a los hombres que mueren, a un hijo de hombre que
desaparecerá como el pasto? 13 ¿Acaso te has olvidado de Yavé, que
te creó, que extendió los cielos y que fundió la tierra? Pues te lo pasas
siempre asustado al ver la rabia del tirano, que trata, por todos los medios de
destruirte. Pero, ¿dónde está ahora su rabia? 14 Muy pronto saldrá
en libertad el prisionero; no morirá en el calabozo, ni le faltará más el pan. 15
Yo soy Yavé, tu Dios, que muevo el mar y hago rugir sus olas, mi nombre es Yavé
de los Ejércitos. 9 Griten de alegría,
ruinas de Jerusalén, porque Yavé se ha compadecido de su pueblo y ha rescatado
a Jerusalén. 10 Yavé, el Santo, se ha arremangado su brazo a la
vista de las naciones, y han visto, hasta los extremos del mundo, la salvación
de nuestro Dios.
En el día no
pasó nada. Nos reunimos con Alex y
la reunión fue positiva. El
Espíritu Santo me hizo leerle La Palabra de hoy y de ayer. Al escucharla, se le salieron las
lágrimas, pues él está devastado y esto le devolvía la Esperanza en Dios. ¡Señor, incrementa la Fe de todos los de
la familia!
Sofía, nuestra
segunda hija, nos contó que el médico le había dicho que tenía algo malo en la
tiroides. Le pedimos al Señor que
la sanara y tuviera compasión de nosotros. Por la noche tuvimos la reunión de preparación de “animadores”
aquí en la casa. Pude sentir al
Espíritu Santo presente y derramándose sobre todos nosotros – ¡Bendito sea
Dios!
Viernes
10 de marzo de 2006
Juan
6, 63
Le pedí al
Señor que me diera fortaleza para seguir adelante. Que me diera “pan y agua” como a Elías, pues siento que el
camino que falta “es largo”. Me
dijo: 63 El Espíritu es el que da vida, la
carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. 64
Pero hay entre ustedes algunos que no creen. 67 Jesús preguntó a los
Doce: ¿Quieren marcharse también ustedes? 68 Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69
Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
Hoy nos llegó y
firmamos la carta-acuerdo para que Mark Lanier salga del caso. Me acordé de lo que me había dicho el
Señor hace unos meses: “que era necesario que Judas
saliera”, antes que todo se comenzara a mejorar.
Fui a misa,
después hice el Vía Crucis y a las 3:00 había ido al Rosario de la
Misericordia. También hice ayuno. ¡Misericordia, Señor, misericordia! Me reuní
con mis papás y la reunión fue positiva.
Sábado
11 y domingo 12 de marzo de 2006
Nos levantamos
temprano para ir a Guatemala, al casamiento de Carmen Leonowens. Todo estuvo lindísimo, pero
especialmente la iglesia. Pude
sentir las bendiciones del Señor para toda la familia. Le daba gracias a Dios porque nos
podíamos dar ese lujo de darnos ese viaje, junto con Rober. Cada vez que le daba “start” al carro y
arrancaba, le daba gracias a Dios, porque arrancaba.
Pasamos juntos
los tres todo el tiempo, Sylvia Regina, Rober y este servidor. Dormimos en el mismo cuarto, que fue un
regalo que el Señor nos quiso hacer, por medio de Mark y Lucrecia, pues nos
cedieron uno de los mejores cuartos del hotel, a que tenían derecho. Pasamos
bien lindo y en compañía del Señor. El domingo nos levantamos y pude orar un rato. Me dijo: 1 De Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por un llamado de
Dios, escogido por el Evangelio de Dios. 4 … De él, Cristo Jesús,
nuestro Señor, hemos recibido gracia y misión, para que en todos los pueblos no
judíos sea recibida la fe, para gloria de su Nombre. 6 A estos
pueblos pertenecen ustedes, elegidos de Cristo Jesús, 7 que está en
Roma, a quienes Dios ama y ha llamado y consagrado. Que de Dios, nuestro Padre,
y de Cristo Jesús, el Señor, les lleguen la gracia y la paz.
El Señor quiso
que fuéramos a conocer la casa de los Leonowens, para que viéramos su forma
humilde y sencilla de vivir. Para
que la tomáramos como ejemplo. Su casa es una cabaña de madera, construida por
ellos mismos, en una montaña cerca de la ciudad, pero se siente como que está
en la montaña y a campo abierto. Muy
bonito todo y sobre todo que se siente la cercanía de Dios. Regresamos a El Salvador y nos dio
tiempo para que votáramos los dos. Yo fui el último en entrar al centro de votación y la puerta
la cerraron dos minutos después que entré.
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