Lunes 20 de
marzo de 2006
Exodo
19, 4-6
Efesios
6, 14
Me dijo: 4 Ustedes han visto cómo he tratado a los egipcios y que a
ustedes los he llevado sobre las alas del águila para traerlos hacia mí. 5
Ahora, pues, si ustedes me escuchan atentamente y respetan mi alianza, los
tendré por mi propio pueblo entre todos los pueblos. Pues el mundo es todo mío,
6 pero los tendré a ustedes como un reino de sacerdotes, y una
nación que me es consagrada.»
Me fui a la
oficina esperando una buena noticia de Vidal, pero no fue así. Recibí un email diciéndome que nada
había adelantado, que estaban esperando que el Juez aceptara el cambio de
abogados. Acepto la voluntad del
Señor, diciéndole que si esa es su voluntad, que solo me de fortaleza y
sabiduría para entenderla.
Fui a ver a mis
papás y la reunión fue positiva. Por
la noche me puse a orar y el Señor me dijo: 14 Tomen la verdad como cinturón y la justicia como
coraza. La justicia es hacer la voluntad de Dios y ésta es la
coraza que protege nuestros corazones, que es el centro de nuestras emociones o
sea nuestra capacidad de controlar nuestras acciones y emociones. La verdad de Dios, derrota las mentiras
de Satanás.
Martes
21 de marzo de 2006
Salmo
125
1
Pedro 1, 6
Juan
15, 9-11
Hoy es el “hearing”
ante el Juez en Nueva Orleans, en el caso contra Winston & Strawn. Yo me
levanté bien falto de Fe, sintiendo que el Señor no me oye, pues nada camina y
nada se resuelve; a pesar que el dolor que siento, por ver a la familia, exaccionistas
y empleados deshechos, es enorme. Pero aparentemente el Señor todavía quiere que “el oro se
siga purificando” y eso me confunde y me hace dudar en la Fe. Sin embargo, me atreví a pedirle al
Señor que saliera una resolución favorable el día de hoy, pues sería una “frescura”
enorme, en este “desierto”, para todos nosotros; pero le agregué: “Que no se
haga mi voluntad, sino la tuya”, pues yo no puedo entender para dónde es que El
me lleva y por tanto no sé qué es lo que más nos conviene. Me dijo: 1 Los que buscan apoyo en el Señor se parecen al monte Sión:
inconmovible y estable para siempre. 2 Jerusalén, los montes la
rodean, así el Señor está en torno a su pueblo desde ahora y para siempre. 3
Jamás el cetro impío se impondrá sobre la parcela de los justos… 6
¡Tenga paz Israel! 6 Por
esto estén alegres, aunque por un tiempo tengan que ser afligidos con diversas
pruebas. 9 Como el Padre
me amó, yo también os he amado, permaneced en mi amor. 10 Si
guardareis mis preceptos, permaneciereis en mi amor, como yo guardé los
preceptos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Esto es lo que
digo para que yo me goce de vosotros y vuestro gozo sea cumplido.
Me reuní con
Alex temprano y la reunión fue positiva, pero lo encontré desvastado, sin Esperanza
y sin creer en la promesa de Dios. Le leí la Palabra de hoy y lo reconfortó un poco, pero lo vi
bien mal. Le pedí al Señor que nos
ayude.
Por la tarde
vinieron a hablar conmigo varios empleados e igualmente bastante desesperados y
sin saber a qué atenerse. Les
conté todo lo que había pasado y cómo Dios nos había protegido en todo y la
Palabra de hoy. También sentí que
la Palabra era para ellos, pues también se sintieron reconfortados.
Antes de salir,
me postré ante el Niño Jesús, que tenemos en la oficina, agradeciéndole por
todas sus bendiciones y que nos ayude para que todo se componga y su nombre sea
glorificado con todos los empleados, exaccionistas y proveedores; pero que no
se haga mi voluntad, sino la suya.
También vino
Memo a mediodía y le leí la Palabra de hoy y le di testimonio de toda la ayuda
que el Señor nos ha dado y que eso es lo que nos ha sostenido, a mí y a todo el
personal, con la oración de las 5:00 de la tarde que hacemos todos juntos.
Le di una
ofrenda, para contribuir a la construcción de la casa de una persona a quienes
ellos le ayudan y además hoy deposité, después de misa, una ofrenda para
contribuir a la restauración de las bancas de la iglesia de San José;
pidiéndole a San José que nos ayude e interceda para que todo se arregle y se
glorifique el Señor.
Miércoles
22 de marzo de 2006
Mateo
7, 7-8
Me levanté con
la Esperanza puesta en el Señor. Me
dijo: 7 Pidan y se les dará; busquen y
hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. 8 Porque el que pide,
recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama. 9
¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide pan? 10
¿O le daría una culebra cuando le pide un pescado?
No pasó nada en
la oficina y yo estaba esperanzado que íbamos a recibir buenas noticias de los
juicios de Nueva Orleans, pero no fue así. Por la noche recibí un email de John diciendo que el hearing
se había pospuesto y que estaban platicando con el abogado de Frank Fink para
aunar esfuerzos en contra de Winston & Strawn. No tienen noticias buenas, pero tampoco malas.
De Vidal no
supe nada.
Jueves
23 de marzo de 2006
Juan
5, 6-9
Me levanté a
orar para preparar el programa del sábado, pues lo vamos a grabar hoy, ya que
vamos al Retiro el fin de semana. Después
le pedí al Señor que me diera una Palabra de aliento y esperanza, pues nada
camina y mi Fe siento que me flaquea.
Me da un gran
dolor, que no puedo resolver el problema de tanta gente. Me dijo: 6 Jesús lo vio tendido y cuando se enteró del mucho tiempo que
estaba allí, le dijo: ¿Quieres sanar? 7 El enfermo le contestó:
«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua y
mientras trato de ir, ya se ha metido otro.» 8 Jesús le dijo:
«Levántate, toma tu camilla y anda.» 9 Al instante el hombre quedó
sano, tomó su camilla y empezó a caminar.
Tampoco hoy pasó nada, excepto que fuimos a almorzar donde mi
mamá y la reunión fue positiva. Fuimos
con Sylvia Regina y Sofía. Le
regalé el libro de “La Resurrección del Señor” de José Fernando Rey
Ballesteros. Estoy seguro que con
este libro, mi mamá va a encontrar al Señor. ¡Ayúdame, Señor, a que así sea! Fuimos a cenar con Sofía y también todo resultó positivo – ¡Gloria
a Dios!
Viernes 24 de
marzo de 2006
No pude orar,
pues me levanté temprano para ir a recoger el rótulo de Encuentros, que se me
había olvidado recogerlo el día de ayer, pues nosotros habíamos quedado
encargados de ponerle el No. 48.
Pasé toda la
mañana preparandolo. Además, buscando
cómo o adónde podía encontrar una base para colgar el reloj que quería donar
para los Retiros, para que los tiempos se puedan controlar mejor.
Por la noche
fuimos a la boda de Caro y Junior y la misa la celebró el Padre, ahora
Monseñor, Juan José. En la
recepción me sentí bien incómodo, pues el Señor quiso que nos sentáramos en la
misma mesa con el amigo que me tiene demandado penalmente. Aproveché el momento y le ofrecí al
Señor la incomodidad, tratando de perdonar y pidiéndole al Señor por la salvación
del amigo, pues la verdad es que: “no sabe lo que hace”, como dijo Jesús.
Sábado 25 y domingo
26 de marzo de 2006
Nos levantamos
temprano para ir al Retiro. Ibamos
súper contentos, a pesar que esto significaba que ya no íbamos a poder estar
con Sofía el día de hoy, pues ella se iba hasta mañana. A ambos, Sylvia Regina y yo nos dolía
mucho esto, pero ambos aceptamos la voluntad del Señor, como siervos humildes y
comprendiendo que si El lo quiso así, “siempre será para mejor”.
Nos tocaba
entronizar a la Virgen Santísima y al momento de hacerlo, Sylvia Regina me cedió
que la llevara y comprendí que eso venía del Espíritu Santo, pues siempre es la
mujer la que la lleva. Mientras
estábamos esperando y que yo la tenía cerca de mi corazón, de pronto sentí que
me abrazaba y pude sentir su calor y su olor de madre. Me puse a llorar como un niño, pues
podía sentir todo su amor, como diciéndome: “Todo lo
que les ha pasado hasta ahora, les tenía que pasar, para que se acercaran al
Señor y sean ahora testimonio y luz para muchas parejas; Mi Hijo los quiere mucho
y yo también.”
El Retiro fue
excelente, 23 parejas, que es el número más alto de asistencia en muchos años. Los rectores comentaron lo positivo del
Encuentro y cómo todo iba saliendo bien, gracias a la acción del Espíritu
Santo; que se podía sentir su presencia y su activar en la conversión de todas
las parejas. Bertita mencionó que
eso se debía a que no había divisiones o rivalidades. Era el Espíritu Santo hablándonos a
través de ella.
El domingo
tuvimos el premio del Señor cuando vimos a Roberto Adriano aparecer, que lo había
llevado Eduardo de sorpresa; pues creímos que no iba a poder llegar. ¡Gloria a
Dios! Fue otro testimonio del amor de nuestro Señor a nosotros. Todos nos
saludaban de una forma especial. Llegaron
los Pérez y los Castillo, demostrándonos su amor. Roberto Adriano nos envió una carta, que se nos salieron las
lágrimas, pues pudimos sentir que el Espíritu Santo nos estaba hablando a
través de él y a nombre de todas sus hermanas también, aunque ellas no lo
comprendieran o supieran todavía. También,
nuestro grupo de crecimiento nos envió un álbum lleno de mucho amor y
remembranza – ¡Gloria a Dios!
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