Lunes 18 de febrero de 2008
Exodo
14, 13-14
Hoy me levanté cansado y apesadumbrado, sin
ganas de afrontar los problemas del día a día; mucho menos el hecho que los Bancos
vayan a retrasar la firma del documento más de esta semana. Ya tenemos cuatro meses de estar en esta
gestión y parece como que no tiene fin… ¡Señor, ayúdanos, sálvanos! Me contestó:
No tengas miedo; estad firmes y
veréis la victoria que el Señor os va a conceder hoy; esos egipcios que estáis
viendo hoy no los volveréis a ver jamás. El Señor peleará por vosotros;
vosotros esperad en silencio.
No pasó nada, ando como errante, no sé ni
para adónde agarrar. Camino a la
oficina pasé al Santísimo en la Transfiguración, a las 3:00 p.m. Me fui a la Hora de la Misericordia en
San José de la Montaña, imploraba al Señor su misericordia, pidiéndole el “pan
de cada día”, es todo lo que le pido; que no me abandone.
Regresé a casa y le comencé a leer a Sylvia
Regina lo que el Señor me había dicho desde el viernes pasado. Cuando le iba a leer lo del sábado 16,
apareció Roberto Adriano y se quedó oyendo lo que me había dicho el Señor el
sábado, domingo y lunes. El Señor
quiso que él oyera lo que había escrito de él, el sábado; con relación a la
película que habíamos ido a ver.
Fue un momento de bendición para todos… como sólo el Señor los puede
hacer. ¡GLORIA A DIOS! Por la mañana, Luis Lagos le llegó a devolver los
papeles a Alex, han pasado seis meses y ya no pudimos hacer nada… Señor, que se
haga tu voluntad.
Martes 19 de febrero de 2008
L.
de H. II, 1383
Me levanté bien deprimido y preocupado, pues
el tiempo corre y nada pasa. El
Señor me hizo ver que mi oración debía cambiar a pedirle que El haga su tarea y
cambie y obre el corazón de todas estas personas en quienes está la decisión
para ayudarnos. Que ya no pidiera
que nos ayude, sino que abra y ponga gracia en el corazón de todas estas
personas en quienes está la decisión de podernos ayudar. Yo ya no puedo hacer nada, así es que comprendí
que ahora le toca a El, hacer el milagro y tocar a estas personas: Los tres presidentes
de los Bancos, los abogados de Nejapa Power, al representante de los
accionistas y gerente de Nejapa Power; a nuestro exabogado, al abogado interno
de Nejapa Power, al Juez; nuestros socios de Nejapa Power; los Magistrados de
la Cámara de lo Penal… ¡Madre nuestra sálvanos e intercede por nosotros ante Dios
nuestro Señor, para que ponga gracia en los corazones de todas estas
personas!! Me puse a orar, como el
Señor en el Huerto de Los Olivos: “con
mayor insistencia”. El Señor
me consoló y me dijo:
Me has pedido dilectísimo hermano,
que te transmita por carta unas palabras de consuelo capaces de endulzar tu
corazón, amargado por tantos sufrimientos como te afligen. Pero si tu
inteligencia está despierta, a mano tienes el consuelo que necesitas, pues la
misma palabra divina te instruye como hijo, destinado a obtener la herencia.
Medita en aquellas palabras: “Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios,
prepárate para las pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente. Donde está el
temor está la justicia. La prueba… no es un castigo de esclavos, sino una
corrección paterna. Para los elegidos de Dios, sus mismas pruebas son un
consuelo, pues en verdad de estos sufrimientos momentáneos dan grandes pasos
por el camino de la esperanza hasta alcanzar la felicidad del cielo. Robustece
tu espíritu con estos y otros testimonios de la escritura y tras la tristeza,
espera con alegría el gozo que vendrá.
Seguimos esperando. No pasó nada, más bien sí pasó, pues me
fui a confesar y el Padre Pedro me regaló una estampa de Jesús para confirmarme
que Jesús está con nosotros. Al
momento de la absolución recibí o percibí una efusión especial del Espíritu
Santo… sentí todo el amor de Jesús. Luego fuimos a casa de los Hall a rezar el Rosario con la
Virgen de Fátima, a mí me tocó rezar el quinto misterio… La Crucifixión y
Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Miércoles 20 de febrero de 2008
2 Corintios 4, 8-16; 6, 2
Me levanté a orar, pidiéndole al Señor su
misericordia, pues físicamente siento que ya no puedo más. Me contestó:
8 Nos
sobrevienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos; estamos entre
problemas, pero no desesperados; 9 somos perseguidos, pero no
eliminados; derribados, pero no fuera de combate. 10 Por todas
partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también la vida
de Jesús se manifieste en nuestra persona. 14 Sabemos que aquel que
resucitó a Jesús nos resucitará también con Jesús y nos pondrá cerca de él con
ustedes. 16 Por eso no nos desanimamos; al contrario, aunque nuestro
exterior está decayendo, el hombre interior se va renovando de día en día en
nosotros. 6, 2 Dice la Escritura: En el momento fijado te escuché, en el día de la salvación te ayudé. Este
es el momento favorable, este es el día de la salvación.
Jueves 21 de febrero de 2008
Juan
6, 68
No pude orar, pues me levanté temprano para
ir a acompañar a Alex, dando su testimonio en la “Fraternidad de Hombres de
Negocios”. Dios estuvo con
nosotros. Su testimonio me
impresionó, pues habló de cómo hemos roto las cadenas de la maldición
generacional que traíamos. Habló
de las generaciones pasadas de la familia Vilanova, lo cual entendí que era
discernimiento del Espíritu Santo, pues yo siempre creí que era del lado Molina
o sea ¿Tal vez de ambos? ¿y por eso ha sido tan fuerte?... sólo el Señor lo sabe. Fue un momento especial para ambos y
toda la familia. El Espíritu Santo
me iluminó para comprender que era el último eslabón de liberación que faltaba.
Después pasamos los dos al
Santísimo, para dar gracias a Dios por todas sus bendiciones y haber “roto”
cualquier maldición que nos viene de nuestras generaciones anteriores.
Por la noche fuimos a la presentación o
celebración de los 21 años de la Revista Ella, donde trabaja Camila, nuestra
hija. Todos nos felicitaban por
ella, diciéndonos lo especial que es.
Ambos, Sylvia Regina y yo nos sentimos muy orgullosos de nuestra hija.
Al regresar caí rendido en la cama. Había sido un día bien intenso, pues
además había hablado con el licenciado del Banco y me dio la impresión que los
Bancos están bien lejos de firmar cualquier acuerdo, pues no la han ni
preparado todavía. Me sentí bien
triste, pues ya no tenemos dinero y no sé cómo vamos a hacer… ¡Señor, sálvanos!
Al salir del Santísimo sentí el abandono del
Señor y me dieron una hojita que decía:
¿Señor, a quién iríamos? Sólo tú
tienes palabras de vida eterna.
Y le di gracias a Dios, por todas sus
demostraciones de amor.
Viernes 22 de febrero de 2008
Hechos
7, 30-34
Mateo
14, 30-31
Me levanté completamente deprimido,
sintiéndome con un vacío de Dios, como el “rico opulón” en el evangelio del día
de ayer, cuando está en el infierno, sintiendo esa “ausencia” de Dios.
El Espíritu Santo me hizo comprender que el
infierno es: “la total ausencia de Dios… insoportable, eterna…” ¡Señor
Jesús, ten misericordia de mí! ¡Madre nuestra, sálvanos!
¡Señor,
hazme sentir tu amor! ¡Que te vea
poderoso! No tenía ganas ni de
levantarme. En la oración, el
Señor me dijo:
30 Pasados
cuarenta años se le apareció un ángel en el desierto del monte Sinaí en la
llama de una zarza que ardía. 31 Moisés quedó perplejo ante esta
visión y, al acercarse para mirar, oyó la voz del Señor. 32 «Yo soy
el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob.» Moisés sintió
tanto miedo que no se atrevía ni a mirar. 33 Pero el Señor le dijo:
«Quítate las sandalias, porque el lugar que estás pisando es tierra santa. 34
He visto cómo maltratan a mi pueblo en Egipto, he oído su llanto y he bajado
para liberarlo. Y ahora ven, que te voy a enviar a Egipto.» 14, 30
«¡Señor, sálvame!» 31 Al instante Jesús extendió la mano y lo
agarró, diciendo: «Hombre de poca fe, ¿por qué has vacilado?»
Pasé todo el día triste, sin ganas de hacer nada. Además, en ayuno, pensando en Dios…
pero no me dieron ganas de ir a misa, pues tenía un intenso dolor de cabeza y
me sentía agotado… no contento con el Señor. No puedo decir que no era sentirme descontento de Dios, pues
estaba bien deprimido de no sentirlo cerca y de no “sentir su amor”.
¿Hasta
cuándo Señor, hasta cuándo?
Sábado 23 y domingo 24 de febrero de 2008
Salmo
54
Me fui temprano con Carlos, mi cuñado y sus
hijas al Campestre, que querían ir a entrenar tenis. Nos fuimos con Rober. Al regresar, fuimos a la casa de Eduardo, mi otro cuñado y ahí
había una Biblia abierta. No había
podido orar, así es que me supuse que el Señor me iba a querer decir algo a
través de esa Biblia abierta. Al
momento de verla, entró un viento que volteó la página de donde estaba, a la
del Salmo 54. Me dijo:
3 Oh Dios,
por tu Nombre sálvame; por tu poder hazme justicia. 4 Oh Dios,
escucha mi plegaria, escucha las palabras de mi boca, 5 pues se
alzan contra mí los arrogantes y buscan mi muerte los violentos, hombres para
los cuales Dios no cuenta. 6 Pero a mí Dios me ayuda, entre los que
me apoyan está el Señor. 7 Que el mal recaiga sobre los que me
espían; destrúyelos, Señor, pues tú eres fiel. 8 Te ofreceré de
buena gana un sacrificio y alabaré tu nombre, porque es bueno, 9
pues me has sacado de cualquier angustia y he visto humillados a mis
enemigos.
Sentí el amor del Espíritu Santo cayendo
sobre mí.
Fuimos a almorzar al turno de la Escuela con
los Escobar, Rober, Ariana, Paolo y Sylvia Regina, que ella estaba colaborando
en el turno, por ser de asociación de padres de familia de la Escuela. Ariana, Paolo y Sylvia Regina se
subieron en el gusanito y después Paolo fue al bomp-jumping. Regresamos a la
casa y yo continué triste. Nos
levantamos temprano, a las 4:00 a.m., para ir a dar el servicio al Encuentro.
Ya me acordé que el sábado no pude orar, pues
nos fuimos a las 6:00 a.m. a despedir a los que iban al Encuentro No. 54. Había una parejita que, ella se había
encaprichado a última hora y no quería ir al Encuentro. Sylvia Regina se fue a rezar un Rosario
de Liberación por ella, sin saber quien era y el Señor nos dio el regalo que,
sin saberlo, nos avisaron que cambió de opinión y como ya se había ido el bus, los
esperamos. Cuando llegaron, a
nosotros nos tocó llevarlos al alcanzar el bus y en el momentito que estuvimos
con ellos, pudimos experimentar como el Espíritu Santo obró en ella y la
liberó; para prepararla para el Encuentro.
El domingo, ella nos dio un abrazo tremendo,
estaba muy agradecida y feliz de haber ido. ¡Fue un regalo de Dios para ellos y
para nosotros!, en este “desierto” por el que estamos pasando.
¡Al regresar de dar el servicio, le comenté a
Sylvia Regina que me sentía feliz y contento! A travéz de esta parejita, El
Señor nos había demostrado su amor y debemos confiar en El en el futuro.
"Quien busca la verdad,
sea o no conciente de ello,
busca a Dios."
Santa Teresa Benedicta de la Cruz
(Edith Stein)
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