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Canonización de Monseñor Romero

miércoles, 14 de agosto de 2013

Cronología de un Milagro - Febrero 2008-III


Lunes 18 de febrero de 2008

Exodo 14, 13-14

Hoy me levanté cansado y apesadumbrado, sin ganas de afrontar los problemas del día a día; mucho menos el hecho que los Bancos vayan a retrasar la firma del documento más de esta semana.  Ya tenemos cuatro meses de estar en esta gestión y parece como que no tiene fin… ¡Señor, ayúdanos, sálvanos!  Me contestó: 

No tengas miedo; estad firmes y veréis la victoria que el Señor os va a conceder hoy; esos egipcios que estáis viendo hoy no los volveréis a ver jamás. El Señor peleará por vosotros; vosotros esperad en silencio.

No pasó nada, ando como errante, no sé ni para adónde agarrar.  Camino a la oficina pasé al Santísimo en la Transfiguración, a las 3:00 p.m.  Me fui a la Hora de la Misericordia en San José de la Montaña, imploraba al Señor su misericordia, pidiéndole el “pan de cada día”, es todo lo que le pido; que no me abandone.
Regresé a casa y le comencé a leer a Sylvia Regina lo que el Señor me había dicho desde el viernes pasado.  Cuando le iba a leer lo del sábado 16, apareció Roberto Adriano y se quedó oyendo lo que me había dicho el Señor el sábado, domingo y lunes.  El Señor quiso que él oyera lo que había escrito de él, el sábado; con relación a la película que habíamos ido a ver.   Fue un momento de bendición para todos… como sólo el Señor los puede hacer. ¡GLORIA A DIOS! Por la mañana, Luis Lagos le llegó a devolver los papeles a Alex, han pasado seis meses y ya no pudimos hacer nada… Señor, que se haga tu voluntad.

Martes 19 de febrero de 2008

L. de H. II, 1383

Me levanté bien deprimido y preocupado, pues el tiempo corre y nada pasa.  El Señor me hizo ver que mi oración debía cambiar a pedirle que El haga su tarea y cambie y obre el corazón de todas estas personas en quienes está la decisión para ayudarnos.  Que ya no pidiera que nos ayude, sino que abra y ponga gracia en el corazón de todas estas personas en quienes está la decisión de podernos ayudar.  Yo ya no puedo hacer nada, así es que comprendí que ahora le toca a El, hacer el milagro y tocar a estas personas: Los tres presidentes de los Bancos, los abogados de Nejapa Power, al representante de los accionistas y gerente de Nejapa Power; a nuestro exabogado, al abogado interno de Nejapa Power, al Juez; nuestros socios de Nejapa Power; los Magistrados de la Cámara de lo Penal… ¡Madre nuestra sálvanos e intercede por nosotros ante Dios nuestro Señor, para que ponga gracia en los corazones de todas estas personas!!  Me puse a orar, como el Señor en el Huerto de Los Olivos: “con mayor insistencia”.  El Señor me consoló y me dijo: 

Me has pedido dilectísimo hermano, que te transmita por carta unas palabras de consuelo capaces de endulzar tu corazón, amargado por tantos sufrimientos como te afligen. Pero si tu inteligencia está despierta, a mano tienes el consuelo que necesitas, pues la misma palabra divina te instruye como hijo, destinado a obtener la herencia. Medita en aquellas palabras: “Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios, prepárate para las pruebas; mantén el corazón firme, sé valiente. Donde está el temor está la justicia. La prueba… no es un castigo de esclavos, sino una corrección paterna. Para los elegidos de Dios, sus mismas pruebas son un consuelo, pues en verdad de estos sufrimientos momentáneos dan grandes pasos por el camino de la esperanza hasta alcanzar la felicidad del cielo. Robustece tu espíritu con estos y otros testimonios de la escritura y tras la tristeza, espera con alegría el gozo que vendrá. 

Seguimos esperando.  No pasó nada, más bien sí pasó, pues me fui a confesar y el Padre Pedro me regaló una estampa de Jesús para confirmarme que Jesús está con nosotros.  Al momento de la absolución recibí o percibí una efusión especial del Espíritu Santo… sentí todo el amor de Jesús.  Luego fuimos a casa de los Hall a rezar el Rosario con la Virgen de Fátima, a mí me tocó rezar el quinto misterio… La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

Miércoles 20 de febrero de 2008

2 Corintios 4, 8-16; 6, 2

Me levanté a orar, pidiéndole al Señor su misericordia, pues físicamente siento que ya no puedo más.  Me contestó: 

8 Nos sobrevienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos; estamos entre problemas, pero no desesperados; 9 somos perseguidos, pero no eliminados; derribados, pero no fuera de combate. 10 Por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona. 14 Sabemos que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también con Jesús y nos pondrá cerca de él con ustedes. 16 Por eso no nos desanimamos; al contrario, aunque nuestro exterior está decayendo, el hombre interior se va renovando de día en día en nosotros. 6, 2 Dice la Escritura: En el momento fijado te escuché, en el día de la salvación te ayudé. Este es el momento favorable, este es el día de la salvación.

Jueves 21 de febrero de 2008

Juan 6, 68

No pude orar, pues me levanté temprano para ir a acompañar a Alex, dando su testimonio en la “Fraternidad de Hombres de Negocios”.  Dios estuvo con nosotros.  Su testimonio me impresionó, pues habló de cómo hemos roto las cadenas de la maldición generacional que traíamos.  Habló de las generaciones pasadas de la familia Vilanova, lo cual entendí que era discernimiento del Espíritu Santo, pues yo siempre creí que era del lado Molina o sea ¿Tal vez de ambos? ¿y por eso ha sido tan fuerte?...  sólo el Señor lo sabe.  Fue un momento especial para ambos y toda la familia.  El Espíritu Santo me iluminó para comprender que era el último eslabón de liberación que faltaba.  Después pasamos los dos al Santísimo, para dar gracias a Dios por todas sus bendiciones y haber “roto” cualquier maldición que nos viene de nuestras generaciones anteriores.
Por la noche fuimos a la presentación o celebración de los 21 años de la Revista Ella, donde trabaja Camila, nuestra hija.  Todos nos felicitaban por ella, diciéndonos lo especial que es.  Ambos, Sylvia Regina y yo nos sentimos muy orgullosos de nuestra hija.  
Al regresar caí rendido en la cama.  Había sido un día bien intenso, pues además había hablado con el licenciado del Banco y me dio la impresión que los Bancos están bien lejos de firmar cualquier acuerdo, pues no la han ni preparado todavía.  Me sentí bien triste, pues ya no tenemos dinero y no sé cómo vamos a hacer… ¡Señor, sálvanos!  
Al salir del Santísimo sentí el abandono del Señor y me dieron una hojita que decía:

¿Señor, a quién iríamos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna.

Y le di gracias a Dios, por todas sus demostraciones de amor.

Viernes 22 de febrero de 2008

Hechos 7, 30-34
Mateo 14, 30-31

Me levanté completamente deprimido, sintiéndome con un vacío de Dios, como el “rico opulón” en el evangelio del día de ayer, cuando está en el infierno, sintiendo esa “ausencia” de Dios.
El Espíritu Santo me hizo comprender que el infierno es: “la total ausencia de Dios… insoportable, eterna…”  ¡Señor Jesús, ten misericordia de mí! ¡Madre nuestra, sálvanos!
¡Señor, hazme sentir tu amor! ¡Que te vea poderoso!  No tenía ganas ni de levantarme.  En la oración, el Señor me dijo: 

30 Pasados cuarenta años se le apareció un ángel en el desierto del monte Sinaí en la llama de una zarza que ardía. 31 Moisés quedó perplejo ante esta visión y, al acercarse para mirar, oyó la voz del Señor. 32 «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob.» Moisés sintió tanto miedo que no se atrevía ni a mirar. 33 Pero el Señor le dijo: «Quítate las sandalias, porque el lugar que estás pisando es tierra santa. 34 He visto cómo maltratan a mi pueblo en Egipto, he oído su llanto y he bajado para liberarlo. Y ahora ven, que te voy a enviar a Egipto.» 14, 30 «¡Señor, sálvame!» 31 Al instante Jesús extendió la mano y lo agarró, diciendo: «Hombre de poca fe, ¿por qué has vacilado?» 

Pasé todo el día triste, sin ganas de hacer nada.  Además, en ayuno, pensando en Dios… pero no me dieron ganas de ir a misa, pues tenía un intenso dolor de cabeza y me sentía agotado… no contento con el Señor.  No puedo decir que no era sentirme descontento de Dios, pues estaba bien deprimido de no sentirlo cerca y de no “sentir su amor”. 
¿Hasta cuándo Señor, hasta cuándo?

Sábado 23 y domingo 24 de febrero de 2008

Salmo 54

Me fui temprano con Carlos, mi cuñado y sus hijas al Campestre, que querían ir a entrenar tenis.  Nos fuimos con Rober.  Al regresar, fuimos a la casa de Eduardo, mi otro cuñado y ahí había una Biblia abierta.  No había podido orar, así es que me supuse que el Señor me iba a querer decir algo a través de esa Biblia abierta.  Al momento de verla, entró un viento que volteó la página de donde estaba, a la del Salmo 54.  Me dijo: 

3 Oh Dios, por tu Nombre sálvame; por tu poder hazme justicia. 4 Oh Dios, escucha mi plegaria, escucha las palabras de mi boca, 5 pues se alzan contra mí los arrogantes y buscan mi muerte los violentos, hombres para los cuales Dios no cuenta. 6 Pero a mí Dios me ayuda, entre los que me apoyan está el Señor. 7 Que el mal recaiga sobre los que me espían; destrúyelos, Señor, pues tú eres fiel. 8 Te ofreceré de buena gana un sacrificio y alabaré tu nombre, porque es bueno, 9 pues me has sacado de cualquier angustia y he visto humillados a mis enemigos. 

Sentí el amor del Espíritu Santo cayendo sobre mí.

Fuimos a almorzar al turno de la Escuela con los Escobar, Rober, Ariana, Paolo y Sylvia Regina, que ella estaba colaborando en el turno, por ser de asociación de padres de familia de la Escuela.  Ariana, Paolo y Sylvia Regina se subieron en el gusanito y después Paolo fue al bomp-jumping. Regresamos a la casa y yo continué triste.  Nos levantamos temprano, a las 4:00 a.m., para ir a dar el servicio al Encuentro.
Ya me acordé que el sábado no pude orar, pues nos fuimos a las 6:00 a.m. a despedir a los que iban al Encuentro No. 54.  Había una parejita que, ella se había encaprichado a última hora y no quería ir al Encuentro.  Sylvia Regina se fue a rezar un Rosario de Liberación por ella, sin saber quien era y el Señor nos dio el regalo que, sin saberlo, nos avisaron que cambió de opinión y como ya se había ido el bus, los esperamos.  Cuando llegaron, a nosotros nos tocó llevarlos al alcanzar el bus y en el momentito que estuvimos con ellos, pudimos experimentar como el Espíritu Santo obró en ella y la liberó; para prepararla para el Encuentro.
El domingo, ella nos dio un abrazo tremendo, estaba muy agradecida y feliz de haber ido. ¡Fue un regalo de Dios para ellos y para nosotros!, en este “desierto” por el que estamos pasando.
¡Al regresar de dar el servicio, le comenté a Sylvia Regina que me sentía feliz y contento! A travéz de esta parejita, El Señor nos había demostrado su amor y debemos confiar en El en el futuro.


"Quien busca la verdad, 
sea o no conciente de ello, 
busca a Dios." 

Santa Teresa Benedicta de la Cruz 
(Edith Stein)
 

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