Esperemos en Dios que los candidatos a presidente en las próximas
elecciones, hayan podido percatarse de lo que dijo el Papa Francisco en su
reciente viaje a Brasil, en conmemoración de la Jornada Mundial de la Juventud.
Con la humildad que lo caracteriza, unas de sus primeras palabras
fueron: “He aprendido que para tener acceso al pueblo (brasileño), hay que
entrar por el portal de su inmenso corazón; permítanme pues que llame
suavemente a su puerta”.
Comenzando con las anteriores palabras, buscando el bien de todos y
reconociendo la importancia de la juventud en la dirección de los pueblos,
terminó diciéndoles: “Con su testimonio de alegría y de servicio, ustedes hacen
florecer la civilización del amor.
Demuestran con la vida que vale la pena gastarse por grandes ideales,
valorar la dignidad de cada ser humano y apostar a Cristo y su evangelio”.
El Papa Francisco tomó posesión de su cargo hace menos de 120
días. En ese corto tiempo, las
encuestas demuestran que ya ha sabido llenar a todo el mundo de “esperanza” o sea
hacernos sentir optimistas, que hay posibilidad de una sociedad donde se pueda
vivir mejor de lo que hasta ahora estamos acostumbrados y cuya característica
principal ha sido la codicia y la confrontación, aún entre personas que viven
en un mismo vecindario.
En contraposición, en nuestro querido país ya ha pasado más tiempo
que la existencia del actual papado y todavía los actuales candidatos a
presidente derrochan enormes cantidades de recursos económicos y humanos, para
ver como se “distancian” de sus competidores, en las encuestas.
Sin embargo, lo que la experiencia está demostrando es que, cuando
más, lo que existe es un virtual empate entre los tres más importantes candidatos,
ya que ninguno ha podido encontrar la forma de encontrar mayores niveles de
aceptación; apostando todos a una “cómoda” segunda vuelta, donde los votos del
contendiente que tenga que abandonar la competencia, van a ser acaparados “por necesidad”
por el candidato cuya oferta sea más compatible. En otras palabras, apostando a que los votantes, al final,
van a concluir que “del mal, el menos”.
Para el candidato que se haya interesado en la reciente visita a
Brasil, el Papa Francisco ha dado un importante camino a seguir para mover las encuestas
a su favor y consiste en “actuar como jóvenes” y basar toda su campaña en lo
que el Papa Francisco les reafirmó en su visita a lo que en nuestro país sería
el equivalente a un “municipio pacificado”, llamado “Varginha”, donde expresó:
“Queridos jóvenes, ustedes tienen una especial sensibilidad ante la justicia,
pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las
personas que en vez de buscar el bien común, persiguen su propio interés. A ustedes y a todos les repito: nunca
se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se
apague. La realidad puede cambiar,
el hombre puede cambiar. Sean los
primeros en tratar de hacer el bien, no habituarse al mal, sino destruirlo”.
Por tanto, cuando alguien en la próxima encuesta nos pregunte ¿por
quién va a votar?, procuremos contestar con nuestra conciencia de “jóvenes” y
no por quién realmente pensamos votar el próximo mes de Febrero. Tal vez así hagamos que los actuales
candidatos y muchos funcionarios recojan los ideales y valores que ha
proclamando el Papa Francisco en Brasil y que por las encuestas a nivel mundial,
la mayoría aprobamos, independientemente de si somos de “izquierda” o “derecha”
y los cuales se resumen en lo que les enfatizó a los jóvenes: “Sean atletas en
destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para
edificar un mundo nuevo”.
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