A pesar que, es primera vez en la historia que la Sala de lo
Constitucional funciona independientemente de los otros Órganos del Estado, como
debe ser en un estado de democracia avanzada, los actuales diputados se empeñan
en buscar la forma de destituir a los magistrados que lo han hecho posible y además,
por haberlo hecho, sus compañeros del Órgano Judicial los desprecian.
En otro campo, los diputados aprueban más endeudamiento para el
pueblo salvadoreño, lo cual solo sirve para pagar el gasto corriente del gobierno
y no para mejorar la calidad de vida de las mayorías. Conviene notar que, la aprobación de este endeudamiento se
logra con el apoyo de ciertos diputados cuestionados por la ciudadanía y
además, en obvia contradicción a lo que opinan la mayoría de personas que votaron por ellos o ellas. Para colmo, en la votación de un tema
tan trascendental como este, dos diputados se abstienen de votar, lo cual no es
el trabajo para lo que sus electores los han elegido; pues lo que se espera es
siempre un voto definido, en algún sentido. En adición, el gobierno se niega a disminuir sus gastos y a
pesar que el presidente Mauricio Funes viene de trabajar en los medios
televisivos, últimamente se ha caracterizado por comunicarse con la población
esencialmente por la radio; lo que no permite el contacto visual, ni el
cuestionamiento directo.
En el ámbito electoral del momento, un expresidente de la
república piensa que no existe otra persona más capacitada que él, para dirigir
el país y decide lanzarse, nuevamente, buscando su reelección.
Se pudiera seguir enumerando distintos incidentes, de nuestro
diario vivir, que afectan ya sea a nosotros o a las futuras generaciones, pero
basta con la mención de solo los anteriores para comprender que, la mayoría de dirigentes
políticos se ha acostumbrado a hacer caso omiso de la obligación de representar,
en sus cargos, a sus electores; lo cual está generando un “desconecte total” entre
gobernantes y gobernados.
Pudiera concluirse, entonces, que la democracia no funciona o peor
aún, caer en el error que lo que está sucediendo es normal y atribuible a la “codicia”
humana. Sin embargo, tarde o
temprano la ciudadanía ya no va a soportar las consecuencias de las decisiones
que se están tomando y se va hacer oír; ya sea en las urnas o en las protestas
de calle, por lo que, los que con urgencia deben comprender este error, que
eventualmente pudiera tener trágicas consecuencias, son las cúpulas
partidarias; que son las que hasta este momento tienen el verdadero poder de
elegir a los futuros gobernantes.
En varias se sus últimas homilías, el Papa Francesco ha dicho a
los jóvenes y sacerdotes, respectivamente, que: “deben tener el coraje de ir
contra la corriente” y que “los pastores deben tener olor de oveja”. Se lo dice a los jóvenes y sacerdotes,
pero por sobretodo, el mensaje se lo dirige a los dirigentes políticos de todo
el mundo.
Comprendiendo el mensaje del Papa, lo que está ocurriendo con los dirigentes
políticos de nuestro país es que se han dado cuenta que, aunque son los
votantes los que eligen a los dirigentes, los que verdaderamente eligen a las personas
por quien se tiene opción de votar son las cúpulas partidarias y por tanto, la
lealtad no es importante darla a los votantes, sino a las cúpulas partidarias
que los eligen como candidatos; lo cual está deteriorando la democracia
lentamente.
Lo que se necesita, entonces, es un cambio de actitud de
las cúpulas partidarias, de tal forma que, comprendiendo que la condición de la
mayoría de salvadoreños no está mejorando, sino más bien empeorando; se de espacio
a nuevos dirigentes, los cuales verdaderamente promuevan la democracia y no
solo su propio bienestar.
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