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Canonización de Monseñor Romero

sábado, 18 de mayo de 2013

El Titanic y nosotros


Mucho se comenta sobre la comparación de nuestro querido país a un buque que se hunde, tal y como ocurrió con el “Titanic”.  De todos es sabido esta historia y el hecho que aunque el capitán del poderoso transatlántico ya sabía que se iba a hundir, pues él era el único que poseía toda la información relevante, los pasajeros del mismo no tenían ningún conocimiento de la gravedad de lo que estaba ocurriendo y creyendo que no era posible que el capitán del barco se equivocara, dejaron pasar horas y horas, cruciales para su propia salvación; para luego perecer en el histórico naufragio. 

Alrededor del barco, que se estaba hundiendo, habían varios otros buques que hubieran podido llegar a tiempo para rescatar a cientos de personas, pero igualmente no hicieron caso de las señales de auxilio, pues el capitán al mando del, en aquel entonces, mejor barco de su época, era también uno de los más destacados capitanes y debido a esto, nadie creyó que la prestigiosa nave pudiera naufragar.

Algunos creen, desde hace ya varios meses, que la anterior historia se asemeja a nuestro país.  Otros se rehúsan a creerla y otros se dedican a tratar de desvirtuarla.  Sin embargo, lo que no se puede negar es que: a) la deuda pública está rebasando cualquier nivel histórico y se encuentra por encima del 60 % del Producto Interno Bruto, b) los ingresos tributarios, que en años anteriores han crecido en más de un 10%, en el 2013 han crecido por debajo de la mitad de esto y c) el año pasado, el gasto corriente del gobierno se incrementó en alrededor del 9%.  Por el otro lado, todos sabemos los bajos niveles de inversión privada (no solo extranjera) en que se ha caído y además, el retroceso sufrido en competitividad, con respecto al resto de países del mundo.

Es importante recalcar, que esto no se debe solo al presente Gobierno, sino al proceso acumulativo de acciones y omisiones de administraciones anteriores e  incluye el desenvolvimiento no solo del Órgano Ejecutivo, sino de los tres órganos del Estado.  No se puede dejar de tomar en cuenta la responsabilidad que los tres órganos del Estado tienen, en cuanto a generar la estabilidad y confiabilidad necesaria, en un estado que pretende ser una democracia y que por muy bien que esté haciendo un órgano su papel, si alguno de los otros no se comporta como la misma constitución exige, el desarrollo económico y social, nunca podrá ser sostenible.

Pero, siguiendo con la analogía del “Titanic”, podemos considerar que los témpanos de hielo son los países más competitivos que el nuestro, los cuales golpean el empleo, por nuestra falta de competitividad; el agitado mar, la globalización, que representa un desafío a vencer; las naves a nuestro alrededor, que nos pudieran ayudar, son los países centroamericanos; las exclusas, la disciplina fiscal, que debe cerrarse para evitar que el agua siga entrando; el capitán del barco y su tripulación, son los presidentes de los tres órganos del Estado y sus inmediatos colaboradores y el resto solo somos pasajeros, que vamos en el mismo barco; algunos con más obligaciones que otros, pues viajan en primera clase.

Lo importante de comprender es que, independientemente de nuestras diferencias,  si el barco se hunde, todos nos hundimos con él.  Luego nadie puede darse el lujo de continuar solo de turista o mucho menos continuar con la fiesta.  Esto es lo que una de las instituciones más importantes del país, ANEP y un exmiembro del Gabinete Económico han querido hacer ver a los capitanes del barco y que, por tanto, no hay tiempo ya para continuar sin atender el “cierre de exclusas” y buscar “aguas más tranquilas”; pues si no se hace, el barco irremediablemente se hunde.

En un escenario como el actual, de cara a una campaña presidencial ilegalmente ya iniciada, pocas son las alternativas reales de las cuales se puede echar mano.  Sin embargo, de sobra se entiende que hay que “cerrar las exclusas”, evitar el lenguaje confrontativo y tomar en cuenta que es el mismo presidente de los Estados Unidos, en su reciente visita a la región, quien nos vino a decir adonde buscar ayuda en el corto plazo y que es por medio de la integración centroamericana; tema que es necesario darle la prioridad adecuada y que si bien, para algunos de los otros países centroamericanos no es de tanta prioridad, para El Salvador es irremediablemente de alta necesidad.

Entiéndase “integración centroamericana” como “libre movilidad de bienes, servicios, personas y capitales, en Centroamérica”.

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