Martes 1 de enero de
2008
Amanecimos otro año en El Flor. Me siento triste porque no he podido
encontrar mi Agenda donde escrbir, pues aparentemente el proveedor dejó de
importarlas. Además me corté la
barba y a Sylvia Regina no le gustó, ni a Camila ni a Rober; así es que me
sentí bien triste.
No pude orar, pues Sylvia Regina pasó bien mala
noche, con 38 de calentura. Decidimos
venirnos temprano, en el camino vomitó varias veces. Empecé a sentir un temor grande de enfrentar este mes, tan
lleno de adversidades. Me pasé
todo el día terminando el trabajo sobre un nevo reclamo a Nejapa Power.
Por la tarde fuimos a misa y después me
postré ante el Santísimo, pidiéndole al Señor su misericordia. Sylvia Regina pasó postrada en la cama,
con calentura y vomitando. Ya en
la noche me dijo que sólo se sintió mejor, después de escuchar la misa del Papa
en el Vaticano.
Miércoles 2 de enero de 2008
Mateo 5, 48
2 corintios 13, 1
Job 19, 25-29
Me levanté a orar, pidiéndole al Señor que me
oriente, queriendo oírlo; oír su voz, para saber qué hacer. Sólo me contestó: 48 Sean ustedes perfectos, como es perfecto el Padre de ustedes
que está en el cielo.
Me reuní con Jorge y decidimos apelar la
decisión del juez ante la corte respectiva. Luego me vine a orar, suplicando al Señor su misericordia y
comencé una nueva Novena al Niño Jesús, para que el Juez cambie su veredicto;
lo cual tiene que ser antes del 18 de enero. Luego, el Señor me dijo: 1 Esta es la tercera vez que voy a verlos y todo asunto se
decidirá por declaración de dos o tres testigos. O sea, sí el Juez va a
cambiar de opinión y va a haber juicio.
Por la noche, después de rezar el Rosario, me
invadió un espíritu de duda, de Esperanza y de Fe. Me vine a orar, para combatir ese sentimiento de miedo y
desamparo. El Señor me
contestó: 25 Bien sé yo que mi
Defensor vive y que El hablará el último, de pie sobre la tierra. 26
Yo me pondré de pie dentro de mi piel y en mi propia carne veré a Dios. 27
Yo lo contemplaré, yo mismo. El es a quien veré y no a otro; mi corazón desfallece esperándolo; 28
Ustedes que tratan de condenarme y buscan pretextos contra mí, 29
teman que la espada los hiera a ustedes mismos cuando la cólera de Dios
castigue las culpas, y sabrán entonces que hay al fin justicia.
Jueves 3 de enero de 2008
Ester
7, 9-10
Lucas
1, 51-53
Pasé una mala noche. Había un viento tremendo, como quizás
nunca ha habido. Estallaron varios
transformadores en la calle. Se
fue la luz, Rober vino afligido al cuarto pues creía que todo estaba cerca del
cuarto y tuve que ir con él, para que se sintiera mejor. Sólo repetía: “¡Señor Jesús, ten misericordia de mí!”
Me levanté a orar e igualmente pidiéndole al
Señor su misericordia. Me
dijo: 9 Jarboná, uno de los funcionarios de
palacio, que estaba presente, indicó que en el patio de la casa de Amán había
una horca de veinticinco metros levantada por éste para Mardoqueo, que había
salvado la vida del rey. 10 «¡Cuélguenlo allí!», mandó el rey. Y
Amán fue colgado de la horca que tenía preparada para Mardoqueo. Con esto quedó
tranquilo el rey. 1, 51 Dio un golpe con todo su poder: deshizo a
los soberbios y sus planes. 52 Derribó a los poderosos de sus tronos
y exaltó a los humildes. 53 Colmó de bienes a los hambrientos y despidió
a los ricos con las manos vacías. Lo
cual significa que el Juez va a cambiar de opinión.
Pasé todo el día terminando el trabajo de
presentación de la nueva demanda y pude contactar al abogado que es dueño de la
página de internet. Le consulté a
Sylvia Regina si se lo debía mandar y me dijo: “Vaya ante el Santísimo y
pregúntele, a ver que le dice”. Eso
hice, pero cuando iba para allá, recibí una llamada de nuestro abogado en el
juicio de Nueva Orleans y me dio la buena noticia que el 18 de enero tenemos un
hearing, donde el Juez va a decidir sobre el Summary Judgement que ha pedido
nuestros anteriores abogados y que si sobrevivimos eso, que él está seguro que
en el juicio vamos a ganar el caso. Fue una buena noticia que nos cayó de la nada… viene del
Señor. ¡GLORIA A DIOS! Es como decirme: “Come y bebe,
que el camino por recorrer es largo”, como le dijo a Elías.
Viernes 4 de enero de 2008
Marcos
11, 22-25
Le pedí al Señor que me diera paz, que
incremente mi Fe y mi Esperanza, pues es lo único que me queda. Que lo pueda sentir cerca y palpable,
que me confirme que está aquí. Me
contestó: 22 Tengan fe en Dios. 23
Yo les aseguro que el que diga a ese cerro: ¡Levántate de ahí y arrójate
al mar!, si no duda en su corazón y cree que sucederá como dice, se le
concederá. 24 Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración,
crean que ya lo han recibido y lo obtendrán. 25 Y cuando se pongan
de pie para orar, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, 26 para
que su Padre del Cielo les perdone también a ustedes sus faltas.
Pasé un día bien malo. No nos sale ninguna Esperanza
y siento al Señor lejos de mí, eso me hace sentir bien mal.
Mi Fe comenzó a flaquear, de pronto comencé a
dudar si el Señor existe y está vivo.
Como que una nube negra cubría todo mi ser. Las palabras de Pedro resonaban en mi corazón: “Pero Señor, a quien iremos si sólo Tú
tienes palabras de vida eterna”.
Me fui al Santísimo, queriendo huir de todo
el mundo, a pedirle al Señor que no me abandone o más bien que yo no lo
abandone a El. Me dormí temprano,
la presión que sentía era demasiado y no sabía qué hacer.
Sábado 5 y domingo 6 de enero de 2008
Judit
8, 12-15
Me levanté a orar, bien desesperanzado,
dudando de mi Fe, pues la verdad es que estamos en una posición desastrosa y no
comprendo porqué el Señor quisiera que estuviéramos en esta posición tan
lamentable y desesperanzadora. Ya
no me entiendo ni mi letra. Ya no
tengo ni mi agenda que tanto adoraba.
Ahora hasta estoy escribiendo en una agenda que no me gusta. Sylvia Regina tiene ya cinco días de
estar enferma y no sabemos ni porqué, los de Marriott no han recibido los
papeles y los mandamos desde el 27 de diciembre; Alex también está enfermo.
Comencé a preparar el programa y el Espíritu
Santo me habló y me hizo ver que lo que me estaba pasando es como lo que les
pasó a los Reyes Magos, cuando están enfrente a Herodes y la estrella se les
desaparece. Se están enfrentando
al mal de este mundo y además, Dios los deja de guiar, para dejarlos por sí
solos y que decidan si aún así quieren seguir buscando al Señor. Deciden seguir buscándolo y de nuevo,
dentro de un tiempo, la estrella se les aparece de nuevo y se llenan de
felicidad. Me hizo cimentar mi Fe,
que la Estrella va a aparecer de nuevo y que esto es sólo una prueba más. Quizás la más dura que hemos tenido,
pues ha sido como “una noche negra”, ¡de no ver al Señor! Le pedí entonces al Señor, que me
hablara y que me diera Paz y fuerzas para continuar. Que incremente mi Fe, me contestó: 12 ¿Quiénes son ustedes para poner a Dios a prueba? 14
Ustedes nunca llegarán a conocer todo lo que siente una persona, no podrán
apoderarse de sus pensamientos. Entonces, ¿cómo van a comprender a Dios que
hizo todas las cosas? No, hermanos, no provoquen la cólera del Señor, Dios nuestro.
15 Si no quiere socorrernos en el plazo de cinco días, tiene poder
para salvarnos en cualquier momento.
Nos levantamos temprano para ir a comenzar
los “Cercos de Jericó”, en la iglesia de San Benito, para pedir por el país. Yo pedía por el país y por nosotros,
pues me siento bastante afligido de nuestra situación económica, que no sé cómo
vamos a poder terminar el mes de Enero, pues ya nuestras reservas se terminaron.
Sólo repetía: “¡Señor Jesús, ten misericordia de mí!
Al final llegó Rosario y nos leyó La Palabra
que el Señor le había dado: Ezequiel 7, 1 El fin llega, ya llega el fin por todos
los cuatro lados de este país. 4 Y no te miraré con ojos compasivos, ni tendré de ti
misericordia; sino que pondré tus obras sobre de ti y en medio de ti tus
abominaciones y conoceréis que Yo Soy el Señor. Esto me dejó más preocupado, pues es una profecía de lo que está por
venir en el país, bastante negativa. ¿Podrán los Cercos de Jericó contrarrestar esta profecía? Sólo el Señor lo sabe. Además el Padre Saldaña nos pidió que
rezáramos por sus intenciones, las cuales parece que son bastante importantes y
graves.
Por la noche, el Señor me dijo: Salmo 131, 1 Señor, mi corazón no es engreído ni mis ojos altaneros; no
he tomado un camino de grandezas ni de prodigios que me superaran. 2
Al contrario, tranquila y en silencio he mantenido mi alma, como un niño
saciado que se aprieta a su madre; mi alma en mí nada reclama. 3
¡Que Israel cuente con el Señor, desde ahora y para siempre! Salmo 132, 18 Cubriré de
vergüenza a sus enemigos, mientras sobre él brillará su diadema.
"¿Acaso cuando contemplas toda la hermosura de este mundo, no te responde su misma forma: "No me he hecho a mí misma, sino me hizo Dios?"
San Agustín
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