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Canonización de Monseñor Romero

martes, 11 de septiembre de 2012

Cronología de un Milagro - Diciembre 2005-IV


Lunes 26 de diciembre de 2005

Gálatas 4, 1-7
1 Macabeos 2, 49-61

Me levanté como en otra realidad, en otro mundo distinto. Me sentía como vuelto a nacer, como esperando algo, que no sé qué es, pero sé que viene y es bendición de Dios. Le pedí al Señor que me hablara, me dijo:  1 Ahora yo digo: Mientras el hijo del dueño de casa es aún niño, no tiene ninguna ventaja sobre los esclavos, a pesar de que es dueño de todos ellos. 2 Está sometido a quienes lo cuidan o se encargan de sus asuntos hasta la fecha fijada por su Padre. 3 De igual modo, también nosotros pasamos por una etapa de niñez y estuvimos sometidos a las normas y principios que rigen el mundo. 4 Pero cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, que nació de mujer y fue sometido a la Ley, 5 con el fin de rescatar  a los que estaban bajo la Ley, para que así recibiéramos nuestros derechos como hijos. 6 Ustedes ahora son hijos, por lo cual Dios ha mandado a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre: ¡Abbá! o sea: ¡Papá! 7 De modo que ya no eres esclavo, sino hijo, y siendo hijo, Dios te da la herencia. 
Pasamos todo el día juntos con los Riesco, que habían venido de España.  Me fui temprano con Rober y José Manuel, para que pudieran jugar tenis.  Luego almorzamos juntos, llegaron Sofía y Poncho; Ariana.  Me sentí bendecido de el Señor por ese momento.  Luego, ya en la noche me empecé a sentir triste como no lo había estado en meses, quizás años.  Me puse a orar, pidiéndole al Señor su misericordia y me dijo:  49 Ahora mandan los insolentes y los violentos; es un tiempo de crisis en que Dios descarga su enojo. 50 Por eso, hijos míos, tengan celo por la Ley y arriesguen su vida para defender la alianza de nuestros padres. 52 Acuérdense de Abraham que se mostró fiel en la hora de la prueba y, por eso, Dios lo consideró justo. 53 José, en tiempo de su desgracia, observó el mandamiento de Dios y pasó a ser el Señor de Egipto. 55 Josué llegó a ser jefe de Israel, porque había sido cumplidor. 57 A David, por su piedad, le fue concedido el trono de un reino que no tendrá fin. 58 Elías, por su ardiente celo por la Ley, fue arrebatado hasta el cielo. 61 Recorran, pues, todos los siglos y verán que quienes confían en Dios jamás serán defraudados.  ¡Gracias Señor! por tu misericordia.

Martes 27 de diciembre de 2005

No pude orar, pues nos levantamos temprano para ir a dejar a Sofía y Poncho que hoy regresaban a Navojoa.  Me sentí bien triste al verlos alejarse y pensar que así va a ser de ahora en adelante; sólo verlos por unos días en el año.  Pero me da fortaleza la Palabra de Dios que dice: “Dejarás a padre y madre y serán una sola carne” o sea que hay que aceptar la voluntad del Señor.  Gracias a Dios, los dos se ven felices.  Señor, te pido por ellos “que los bendigas y los protejas, hagas resplandecer Tu Rostro en ellos y les des Tu Paz”.   
Pasé todo el día leyendo el libro de “Dios te Salve, Reina y Madre”, que me está haciendo comprender mejor la verdad sobre la Virgen Santísima, lo cual está incrementando mi amor y devoción hacia ella.  Por la tarde vino un sacerdote Catecúmeno y varias parejas del grupo de Encuentros y nos dio una charla.

Miércoles 28 de diciembre de 2005

Josué 3, 7; 8, 1-3
1 corintios 14, 1-5
Hechos 3, 22-23

Me levanté a orar y le pedí al Señor que incrementara mi Esperanza, pues me siento desfallecer.  El Espíritu Santo me iluminó para que leyera este mismo día de hace un año, pero no pude, pues la agenda la tengo en la oficina; lo voy a revisar otro día.  Pero el Señor me dijo:  7 Hoy comenzaré a hacerte famoso delante de Israel y sabrán que estoy contigo, como lo estuve con Moisés. 1 Luego, Yavé dijo a Josué: “No temas ni te acobardes. Marcha con todos tus guerreros contra la ciudad de Hay. Entregaré en tus manos a su rey y a su pueblo, la ciudad y su territorio. 2 Los tratarás como trataste a Jericó y a su rey, pero ustedes podrán adueñarse del botín y de todos los animales. Ahora bien, prepara una emboscada detrás de la ciudad.” 3 Josué, pues, salió con todos sus guerreros para asaltar Hay. Después eligió treinta mil hombres, todos guerreros valientes y los envió de noche.  Pasé todo el día triste, leyendo el libro de: “Dios te Salve Reina y Madre.” No tenía ganas de nada, pero en el fondo, estaba esperando el milagro del Señor, de oír una noticia que me levantara la Esperanza.
Por la tarde, me dio gusto que pudimos cumplir con mi compromiso de acción y llevamos con Sylvia Regina y Rober un saco de frijoles, de arroz y de azúcar a la Divina Providencia (el hospital).  Estando en el Santísimo, el Espíritu Santo me dijo que eso debía ser mi papel en la vida y para eso es que me ha estado preparando, para que ayude a todas estas obras de misericordia; primordialmente, me sentí bendecido, pero mi tristeza continuaba.  Me vine a orar por la noche y el Señor me dijo:  1 Busquen el amor y aspiren a los dones espirituales, especialmente al don de profecía. 2 El que habla en lenguas habla a Dios, pero no a los hombres, pues nadie le entiende cuando habla en espíritu y dice cosas misteriosas. 3 El que profetiza, en cambio, da a los demás firmeza, aliento y consuelo. 4 El que habla en lenguas se fortalece a sí mismo, mientras que el profeta edifica a la iglesia. 5 Me alegraría que todos ustedes hablaran en lenguas, pero más me gustaría que todos fueran profetas. 22 Moisés afirmó: El Señor Dios hará que un profeta como yo surja de entre sus hermanos. Escuchen todo lo que les diga. 23 El que no escuche a ese profeta, será eliminado del pueblo.

Jueves 29 de diciembre de 2005

1 juan 2, 26-27; 3, 17-18; 5, 13-15

Me levanté a orar, desgastado, apesadumbrado, sintiéndome olvidado; pero aceptando la voluntad del Señor, pues comprendo que estoy en sus manos.  Me consoló diciéndome:  26 Les he escrito esto pensando en aquellos que tratan de desviarlos, 27 pues en ustedes permanece la unción que recibieron de Jesucristo y no necesitan que nadie venga a enseñarles. El les ha dado la unción y ella les enseña todo; ella es verdad y no mentira. Así pues, quédense con lo que les ha enseñado.   17 Si uno goza de riquezas en este mundo y cierra su corazón cuando ve a su hermano en apuros, ¿Cómo puede permanecer en él el amor de Dios? 18 Hijitos, no amemos con puras palabras y de labios para afuera, sino de verdad y con hechos.   13 Les he escrito, pues, a ustedes que creen en el Nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna. 14 Con él tenemos la certeza de que, si le pedimos algo conforme a su voluntad, nos escuchará. 15 Y si nos escucha en todo lo que le pedimos, sabemos que ya tenemos lo que le hemos pedido. 
El Señor me reafirmaba sus bendiciones, para que no desfallezca y comprenda lo importante de haber hecho la donación a La Divina Providencia.  Seguí leyendo el libro de “Dios te Salve, Reina y Madre”,   cada vez siendo transformado más por como la Virgen se me va revelando, sintiendo que soy un “hombre nuevo”.
Por la tarde nos fuimos a El Flor.  No sentía la felicidad de ir, de otros años.  No sentía ganas de festejar, sino  más bien de estar con el Señor, orando, reunido con El.  Tenía un sentimiento encontrado, pues sabía que estando ahí no iba a poder ir a misa, ir al Santísimo, estar con El.

Viernes 30 de diciembre de 2005

Nos levantamos y me puse a orar, pero no llegué a platicar con el Señor, sino que sólo pude leer “La Liturgia de Las Horas”.  
Por la tarde fui a Sonsonate en una combinación de ir a misa, saber del resultado de la reunión de los abogados ayer, leer mi e-mail y comprar unas cosas que nos hacían falta.  Sin embargo, lo que más me motivaba era ir a misa.  Pude hacer todo, pero ya no alcancé ir a misa y me sentí bien triste.  Contento ya que Nejapa Power no había anunciado la venta de parte de la planta, pero a la vez triste, pues no sé qué me pasa; ¿será falta de Fe?  ¡Señor, incrementa mi fe!

Sábado 31 de diciembre de 2005

Me levanté a orar e igual, sólo pude leer “La Liturgia de las Horas”. Pasamos todos en familia, con Sylvia Regina, Ariana, Luigi, Camila y Rober.  Me hacía mucha falta no estar con Sofía y Poncho, algo en mí no estaba completo sin ellos.  Creo que habrá sido uno de los “fines de año” más tristes que he tenido en mi vida, sino el más triste. No pude llegarme a poner contento en ningún momento, lo único que me conciliaba era pensar en el amor del Señor.  Nos acostamos a las 2:00 de la mañana, rezando con Sylvia Regina el Rosario y todas las oraciones que rezamos en la noche.  Antes de cerrar los ojos, le di gracias al Señor por todas sus bendiciones, pidiéndole su misericordia para toda la familia.

1 comentario:

  1. "Que el alma de María more en nosotros para engrandecer al Señor; que el espíritu de María permanezca en nosotros para regocijarse en Dios."

    San Ambrosio,

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