Lunes
9 de enero de 2006
Romanos
9, 20-21
Me levanté
pidiéndole al Señor su misericordia, pidiéndole una palabra de sabiduría. Me contestó: 20 Pero amigo, ¿Quién
eres tú para pedir cuentas a Dios? ¿Acaso dirá la arcilla al que la modeló:
¿Por qué me hiciste así? 21 ¿No dispone el alfarero de su barro y
hace con el mismo barro una vasija preciosa o una para el menaje? Comprendí que debía aceptar la
voluntad del Señor, sin tratar de comprenderla.
En el día no
pasó nada, excepto que terminé de imprimir los documentos para el juicio de El
Paso y poder reclamar los Consequential
Damages. Comprendí que este era el tiempo que nos había
estado dando el Señor.
Martes
10 de enero de 2006
1
Samuel 1, 1-18
El Señor me
dijo La Palabra que había estado esperando. Me dijo: 1 Hubo un hombre de Ramá, en la sierra de Efraím, que se
llamaba Elcaná. Era hijo de Eliún, de la familia de Suf. 2 Tenía dos
mujeres: una se llamaba Ana y la otra Penena. Penena tenía hijos, pero Ana no
tenía. 3 Todos los años, Elcaná subía desde su ciudad al santuario
de Silo para adorar a Yavé y ofrecerle sacrificios. 4 Un día que
Elcaná ofreció un sacrificio, les dio sus porciones a su mujer Penena y a todos
sus hijos e hijas. 5 Pero a Ana le dio una porción doble, pues era
su preferida, a pesar de que Yavé la había hecho estéril. 7 Y esto
ocurría todos los años cada vez que subía a la Casa de Yavé: la otra la
molestaba y ella se ponía a llorar y no quería comer. 8 Elcaná, su
marido, le dijo: «Ana, ¿por qué lloras? ¿Por qué estás triste y no comes?
¿Acaso no valgo para ti más que diez hijos?» 10 Estaba llena de
amargura y lloraba sin consuelo. Suplicó a Yavé 11 y le hizo el
siguiente voto: “¡Oh Yavé de los Ejércitos! Si es que te dignas mirar la aflicción de tu esclava, te
acuerdas de mí y no me olvidas, dame un hijo varón. Yo te lo entregaré por
todos los días de su vida y la navaja no pasará por su cabeza. 17
Helí le respondió: «Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda lo que has
pedido.» 18 Despidiéndose, ella dijo: «Ojalá merezca yo tu favor.»
Por la noche
fuimos a casa de Guillermo y Violeta y por primera vez el Señor me hizo usar el
Don de Consejo. La Palabra que le salió
a Violeta era cabal lo que ellos estaban deseando en esos momentos. El Espíritu Santo estaba ahí con
nosotros, iluminándonos y consolándonos. La Palabra fue Romanos 8, 28-36. Para nosotros era primera vez que hacíamos uso
del Don de Consejo que nos ha dado el Espíritu Santo y la experiencia de poder
ayudar a otros, llevándole La Palabra de Dios, fue maravillosa. ¡Gracias Señor!
La misma
Palabra se aplicaba al mal entendido que estábamos teniendo con una de nuestras
hijas. 8 También sabemos que
Dios dispone todas las cosas por bien de los que lo aman, a quienes El ha
escogido y llamado. ¡Señor,
aumenta nuestra Fe!
Miércoles
11 de enero de 2006
Ageo
1, 9-10; 2, 5-9
En la oración,
el Señor me iluminó para comprender que antes de una oración, como la de ayer,
que el propósito es llevar La Palabra de Dios a alguien más, debemos empezar
por leer un Salmo. Para esto y
para referencias futuras, me dijo que pusiera unas marcas al inicio y al final
de donde empiezan los Salmos. Así
lo hice. Después, el Señor me
dijo: 9 Ustedes esperaban mucho y lo que amontonaron es muy poco, pues yo lo
he soplado ¿por qué? –pregunta Yavé– Porque mi casa está
en ruinas, mientras cada uno de ustedes corre para arreglar la suya. 10
Por esto, los cielos han retenido la lluvia y la tierra no ha dado frutos. 13
En seguida Ageo, actuando como mensajero de Yavé conforme a su misión,
transmitió al pueblo esta palabra de Yavé: “Yo estoy con ustedes.” 2, 5 No tengan miedo, porque mi espíritu está
entre ustedes. 6 Esto dice Yavé: «Dentro de muy poco tiempo sacudiré
los cielos y la tierra, los mares y los continentes. 7 Sacudiré a
todas las naciones y todos los objetos preciosos vendrán a parar aquí, dice
Yavé. 9 La fama de este templo será mucho mayor que la del anterior
y en este lugar yo entregaré la paz, dice Yavé de los Ejércitos.» No pasó nada en la oficina,
aunque Vidal nos había dicho que El Paso nos iba a mandar una oferta. Sylvia
Regina pudo al fin hablar con Ariana y entre otras cosas le contó que iba para
Panamá. Sentí un gran dolor que ni siquiera nos iba a contar o despedirse de su
viaje. En las oraciones de la noche, le pedí al Señor que aliviara mi dolor y
nos diera fortaleza para enfrentar y comprender esta nueva tribulación, pues
era una nueva prueba que nos enviaba el Señor. ¡Señor aumenta mi fe!
Jueves
12 de enero de 2006
Hechos
7, 30-34
Me levanté
implorándole al Señor su misericordia, pues siento que cargo una cruz bastante
pesada. Me dijo: 30 Pasados cuarenta años se le apareció un ángel en el desierto
del monte Sinaí en la llama de una zarza que ardía. 31 Moisés quedó
perplejo ante esta visión y, al acercarse para mirar, oyó la voz del Señor: 32
«Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob.» Moisés
sintió tanto miedo que no se atrevió a mirar. 33 Pero el Señor le
dijo: «Quítate las sandalias, porque el lugar que estas pisando es tierra
santa. 34 He visto como maltratan a mi pueblo en Egipto, he oído su
llanto y he bajado para liberarlo. Y ahora ven, que te voy a enviar a Egipto.» ¡Heme aquí Señor, envíame a mí! En la
oficina no pasó nada, tuvimos una reunión con Alex y fue positiva.
Fuimos a la
Asamblea de Encuentros y sentí el llamado de incorporarnos a la Rondalla, pero
le comenté a Sylvia Regina y no le pareció.
Viernes
13 de enero de 2006
Job
19, 1-27
Hoy no pude
orar por la mañana, pues quería llegar a la oficina temprano, ya que me sentía
nervioso y preocupado, pues a mediodía nos íbamos a reunir con Alex, Guayo,
Antonietta, Olguita y Sylvia Regina, para ver lo de El Flor. La reunión resultó positiva, pero pasé
orando durante toda la reunión para que pudiéramos platicar, sin que alguno se
molestara. Al principio pareció como que no iba a ser positiva, pero el Señor
intervino y terminó en positiva.
Por la tarde
recibimos la noticia que El Paso había vendido las plantas de Latino América,
incluyendo Nejapa Power, a una empresa de Bob Hart; que es la misma persona que
trabajaba en Coastal, cuando iniciamos el proyecto. Me pareció raro que Bob, habiendo estado negociando comprar
acciones de Nejapa Power, no me hubiera llamado para contarme que íbamos a ser
socios de nuevo y empezar en buena relación con nosotros. Pero al mismo tiempo me dije a mí mismo
que: “todo es para bien, para los hombres
que aman al Señor” y en el fondo comprendía que esto nos convenía; aunque
no sé cómo, pues el escenario no puede ser más negativo. ¿Hasta cuándo Señor, hasta cuándo? Lo
único que me consuela es su promesa.
Fuimos a misa
con Sylvia Regina y después al Santísimo. Por la noche y para colmo, después de
rezar el Rosario, nos enojamos con Sylvia Regina. Por la madrugada, el Espíritu Santo me despertó y me
dijo: 1 Job respondió: 2 ¿Hasta
cuándo me cansarán y me acorralarán con sus discursos? 3 Ya me han
insultado diez veces ¿y no se avergüenzan de maltratarme así? 5 Si
quieren triunfar de mí y reprocharme por mi humillación, sepan que es Dios
quien me perjudicó y me envolvió con su red. 8 Ha cortado mi camino
para que no pase, ha puesto tinieblas sobre mis senderos. 11
Descarga sobre mí su enojo y me trata como a su enemigo. 13 Ha
apartado de mí mis hermanos y todos mis conocidos tratan de alejarse. 14
Ya no me ven parientes ni familiares, me olvidaron los allegados a mi casa. 15
Mis sirvientes me tienen por extraño, me miran como un desconocido. 17
Mi aliento le cae mal a mi mujer, mis propios hijos me encuentran hediondo. 18
Hasta los niños me desprecian y hacen burla de mí si me levanto. 19
Todos mis íntimos tienen asco de mí, los que yo amaba se han vuelto contra mí. 21
Apiádense de mí, ustedes mis amigos, que es la mano de Dios la que me hirió. 23
Ojalá que mis palabras se escribieran y se grabaran en el bronce, 24
y que con un punzón de hierro o estilete para siempre en la piedra se
esculpieran. 25 Bien sé yo que mi Defensor vive y que él hablará el
último, de pie sobre la tierra. 26 Yo me pondré de pié dentro de mi
piel y en mi propia carne veré a Dios. 27 Yo lo contemplaré, yo
mismo. El es a quien veré y no a otro: mi corazón desfallece esperándolo.
Sábado 14 y
domingo 15 de enero de 2006
El Espíritu
Santo me levantó para orar a las 4:00 de la mañana.
El domingo nos
levantamos temprano para ir a encontrar a Roberto Adriano, que hoy terminaba su
Retiro. La misa estuvo lindísima y pude sentir la efusión del Espíritu Santo.
Me impresionó la oración que se dijo, a la hora de la Comunión: “Señor,
te doy gracias, porque ni me preguntaste ni, yo te lo pedí, ni mucho menos me
lo merecía y aún así me diste el don de la existencia, para que pueda aspirar a
una vida eterna llena de felicidad y alegría. Porque me diste el Don del Bautismo, porque te encarnaste en
el seno de la Virgen Santísima; porque moriste por mí, para la redención de mis
pecados; porque me dejaste el Don de la Eucaristía, porque me diste el Don de
ser hijo tuyo. Amén”.
Pasamos el
resto del día reunidos en la casa, en comunión con Dios.
"Padre de misericordia, que has puesto a este pueblo tuyo bajo la especial protección de la Virgen de La paz, madre de tu Hijo, concédenos, por su interseción, profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz. Amén."
ResponderEliminar