A pesar que la campaña presidencial, legalmente, no
puede iniciar sino hasta dentro de más de un año, los dos partidos principales
ya le han dado el banderillazo de salida.
A ambos candidatos, olvidándose que todavía son funcionarios públicos,
se les puede ver con chalecos de campaña y haciendo propaganda electoral; en
abierta contradicción a sus obligaciones y la ley. Mientras tanto, el Tribunal Supremo Electoral no hace nada
al respecto, confirmando el deterioro institucional en que hemos caído y donde
pareciera que lo único que controla el “orden” legal, es solo aquello en que
los dos partidos políticos mayoritarios se puedan poner de acuerdo.
El tema inicial de la campaña se ha centrado en que
si el próximo gobierno debe continuar proporcionando el “vaso de leche” a los
niños escolares o si en lugar de eso se les debe incrementar a un “desayuno
completo”. Las dos propuestas
vienen de, uno u otro, de los candidatos actuales y la población permanece
expectante, pues lo que sí es evidente es que, para la mayoría de salvadoreños,
este es un hecho importantísimo; pues la triste realidad es que gran parte no
tiene empleo y si lo tiene, este no le genera los suficientes ingresos como
para poder dar un desayuno adecuado a sus propios hijos.
Luego, la respuesta ante el debate planteado
aparenta ser sencilla y se debe votar por el candidato que ofrece el “desayuno
completo”, pues simplemente no hay ninguna razón del porqué un niño se vaya a la
escuela sin haber recibido su desayuno y en esto, todos debemos ser solidarios y aceptar
las propuestas necesarias para que esto no siga ocurriendo. Sin embargo, a estas alturas de nuestra
madurez democrática, los salvadoreños ya hemos demostrado que lo se espera de
una campaña presidencial son argumentos y debates mucho más estructurados que
este.
Para el caso, es indudable que los niños deben ir
“desayunados” a la escuela y que no solo deben recibir el desayuno en los días
de clase, sino “todos los días del año”.
Lo que debe abrirse a discusión es si el desayuno lo debe proporcionar
el gobierno o los padres de familia y la respuesta correcta es que bajo todas
luces deben ser los padres de familia, puesto que esto no solo coloca el
“orden” de las responsabilidades sociales donde debe estar, sino que es la
forma menos costosa; puesto que para que el gobierno proporcione desayuno a
todos los escolares, además del costo del desayuno se incurre en los costos
adicionales de repartir y controlar los mismos; además de los malos manejos que
un proceso como este puede conllevar y que afectan a toda la sociedad.
Pero, el verdadero problema es que, todos conocemos
que la triste realidad es que la mayoría de padres de familia no cuenta con los
suficientes ingresos como para proporcionar el desayuno completo a sus hijos. Es a esta realidad a la que los
candidatos a presidente debieran de estarse dirigiendo o sea: ¿cómo van a hacer
para que los ingresos familiares de los salvadoreños se incremente? y esto le
permita a cada familia obtener el poder adquisitivo para dar el desayuno
adecuado a sus hijos. Esto es la
tarea del actual y futuros gobiernos y la respuesta solo puede estar en
comprender que, en la medida en que nuestros funcionarios sigan irrespetando el
“orden” institucional, a su propia conveniencia, como ha ocurrido hasta ahora;
en esa misma medida no se van a generar la calidad de empleos que se necesitan
para que los padres de familia tengan los suficientes ingresos como para
proveer la alimentación adecuada a sus hijos.
Más y mejores empleos es lo que urge nuestro país. Es este el tema que más preocupa a toda
la población y este es el tema principal que se debiera estar discutiendo entre
los actuales candidatos.
Los salvadoreños permanecemos expectantes, sabiendo
que lo que se quiere no son regalos de parte del gobierno, sino la oportunidad
de tener un empleo digno y permanente y comprendiendo que esto sí es responsabilidad
del gobierno, pues es quien tiene que procurar las condiciones necesarias para
que las empresas privadas inviertan, generando los empleos de calidad
necesarios y lo cual comienza por el respeto al “orden” legal; que ya los
mismos candidatos parecen estar olvidando.
Es como dice la tan conocida frase célebre y que debe
interpretarse con el corazón en la mano: “No regales un pez, sino enseña a
pescar.”
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