Lunes 19 de diciembre de 2005
No pude orar, pues me fui a la oficina
temprano. Estaba esperanzado en que me iban a autorizar el sobregiro en el
Banco, para de así poder solventar los pagos pendientes para finalizar el año. Hablé por teléfono y me dijeron que me
lo habían denegado. Me sentí bien
mal, pues ya no tenía otra alternativa, excepto pedirle a quien le vendimos las
máquinas, que me adelante alguna cantidad en sus pagos. Pero me sentí bien mal, abandonado por
Dios y confundido, pues me siento como en el “calvario”, con una cruz pesada y
el tiempo se me hace largo. Por el
otro lado, Vidal no me llamó y no pude hablar con él y mañana se va de
vacaciones o sea que todo se vuelve a paralizar. Le preguntaba al Señor ¿Hasta cuándo Señor, hasta cuándo?
Almorzamos todos juntos, como no lo habíamos
hecho en mucho tiempo: Ariana y Luigi, Sofía y Poncho, Camila y Eduardo y
Roberto Adriano. Le di gracias a
Dios por esa bendición y le pedía que alegrara mi corazón; pues la tristeza me
dominaba al saber que íbamos a tener otra Navidad triste y sin esperanza; pues
hasta me comenzó a entrar la duda de si íbamos a resolver el juicio
favorablemente.
Me reuní con Javier y le hice la solicitud,
confiando en el Señor que El nos va a resolver el problema. Me fui a misa y casi me caigo del
cansancio, pues me sentía bien deprimido; sin ganas de orar y platicarle al
Señor. Aún así fui al Santísimo. Le
suplicaba que aumente su misericordia, pues el dolor que siento es inmenso. Me fui a la cama temprano, desvastado y
sin querer hacer nada; sólo con la esperanza puesta en el Señor, pero sabiendo
que la espera iba a ser larga, pues todavía faltaba bastante.
Martes 20 de diciembre de 2005
Pensamientos de san agustín (257)
Marcos 9, 35
Efesios 1, 15-20
Me levanté a orar, pidiéndole al Señor que me
hablara y me guiara. Me dijo: ¿Quieres que tu oración
vuele a Dios? Ponte dos alas: el ayuno y la limosna. 35 Entonces se sentó llamó a los doce y les dijo:
“Si alguno quiere ser el primero, que se haga el último y el servidor de
todos.” 15 He
sabido cómo ustedes viven en Cristo
Jesús la fe y el amor para con todos los santos, quiero decir, para con los hermanos. 18 Que les ilumine la
mirada interior, para que entiendan lo que esperamos a raíz del llamado de
Dios, qué herencia tan grande y gloriosa reserva Dios a sus santos, 19
y con qué fuerza tan extraordinaria actúa a favor de los que creemos. Es la
misma fuerza todopoderosa 20 que actuó en Cristo cuando lo resucitó
de entre los muertos y lo hizo sentar a su lado en el mundo de arriba. ¡Espero en Ti Señor! ¿A quién iremos? si sólo tú tienes ¡palabras
de vida eterna!
Me siento desconsolado, adolorido, pero tengo
mi Esperanza puesta en el Señor, confiado de las palabras de Sto. Tomás Moro
que dice que: “Todo lo que me pasa es
porque Dios lo quiere y si Dios lo quiere, por muy mal que me parezca, siempre
será lo mejor”.
Vino Javier y pude conseguir dinero para
solventar los problemas inmediatos – ¡Gloria a Dios! Por la tarde fuimos a comprar los “cuetes” de Rober y … me
salió la mitad de lo que yo había calculado, ¡Gloria a Dios! Creí que no me iba a alcanzar el dinero
y me sobró. Nos fuimos a la oficina y pasamos juntos toda la tarde. Por la noche nos reunimos en la casa de
mi mamá y todo fue alegría y hermandad, cantamos villancicos e hicimos las
posadas … ¡Como antes! ¡Gloria a Dios! En un momento dado, mi mamá exclamó de su corazón: “Así me
gusta ver a mi familia, feliz y contenta.” Era lo que el Señor estaba esperando, pude sentir la
presencia del Espíritu Santo, obrando en todos nosotros – ¡Gracias Señor!
Miércoles 21 de diciembre de 2005
Malaquías 3, 23-24; 2, 13-
El Señor me dijo: 23 Les voy a enviar al Profeta Elías antes que llegue el día de
Yavé, que será grande y temible. 24 El reconciliará a los padres con
los hijos y a éstos con sus padres, para que cuando yo llegue, no tenga que
maldecir a este país. 13 … Yavé se niega a mirar sus ofrendas y no
quiere recibírselas, ustedes se ponen a llorar y a gemir abriendo con lágrimas
el altar 14 y luego se preguntan: «¿Por qué será? Porque Yavé ha
visto cómo tú traicionas a la esposa que tomaste cuando joven. Ella ha sido tu
compañera y con esta mujer te habías comprometido. 15 ¿No ha hecho
Dios de ambos, un solo ser que tiene carne y respira? Y este ser único, ¿Qué
busca sino una familia dada por Dios? No traiciones, pues, a la mujer de tu
juventud. 16 Odio el divorcio, dice Yavé, Dios de Israel y al que
hace el mal sin manifestar vergüenza. Tengan pues mucho cuidado y no cometan
tal traición. 17 Ustedes aburren a Yavé con sus discursos y todavía
dicen: ¿En qué le hemos molestado?» Ustedes lo molestan cuando afirman que Yavé
mira complacido a cuantos actúan mal, ya que les va bien en todo o cuando se
preguntan: ¿Dónde está el Dios que hace justicia? No comprendí el
sentido de la palabra de hoy.
Me reuní con Alex y tuvimos una reunión
negativa. Lo sentí bien negativo y
desesperado, esto me puso triste.
En la oficina no pasó
nada. Me fui a misa a implorarle
al Señor que me guíe en el camino a seguir y que aumente su misericordia.
También tuve un momento negativo con Sylvia Regina, antes de acostarnos, al
momento de orar; me sentí triste. “¿Señor, adonde estás? Déjame ver tu rostro,
incrementa mi fe”.
Jueves 22 de diciembre de 2005
1 Samuel 17, 36; 46-47
Lucas 1,
Me levanté a orar con la “agenda abierta” para
que el Señor me hablara. El
Espíritu Santo me iluminó para comprender que, en caso que se venda la planta,
no quedaríamos tan mal a corto plazo, como yo estaba pensando y que es lo que
me preocupaba. Además me
dijo: 36 Y añadió David: “Yavé, que me ha
librado de las guerras del león y del oso, me librará de las manos de este
filisteo.” 46 Hoy te entregará Yavé en mis manos, te derribaré y
cortaré la cabeza. Y hoy mismo daré tu cadáver y los cadáveres del ejército
filisteo a las aves de rapiña y a las fieras salvajes. Toda la tierra sabrá que
hay un Dios en Israel, 47 y sabrán todas estas gentes que Yavé no
necesita espada o lanza para dar la victoria, porque la suerte de la batalla
está en sus manos.
Hoy cerramos el año con todos los empleados,
pues era el último día de trabajo. Al final de la oración les dije que le diéramos gracias al
Divino Niño Jesús, porque en este año El había nacido en la empresa y que en
vista de esto, muy pronto se iba a arreglar todo. Que lo que había que hacer
también era abrirle nuestro corazón, para que también nazca en cada uno de
nosotros, así como decía el evangelio de hoy: 46 … Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se
alegra en Dios mi Salvador. 54 Socorrió a Israel, su siervo, se
acordó de su misericordia. 55 Como lo había prometido a nuestros
padres, a Abraham y a sus descendientes.
Todos nos sentíamos muy contentos, el Señor estaba con nosotros. Al final, le pudimos dar a todos, por lo
menos, “El Pan de cada día.”
Viernes 23 de diciembre de 2005
Lucas 20, 35-36
Salmo 110, 4-5
Miqueas 5, 2-4
Me levanté a orar, triste y melancólico, pero
con esperanza en el Señor, comprendiendo que si El no nos ha querido componer
las cosas, es porque no nos conviene todavía. Le pedí al Señor que me hablara, que incremente mi fe… Me dijo: 35 Pero los que sean juzgados dignos de entrar en el otro mundo
y de resucitar de entre los muertos, ya no toman marido ni esposa. 36
Además ya no pueden morir, sino que son como ángeles. Son también hijos de
Dios, por haber nacido de la resurrección. 4 Juró el Señor y no ha
de retractarse: “Tú eres para siempre sacerdote a la manera de Melquisedec.” 5
A tu diestra está el Señor, aplasta a los reyes en el día de su cólera. 2
Por eso, si Yavé los abandona es sólo por un tiempo, hasta que aquella que debe
dar a luz, tenga su hijo. Entonces el resto de sus hermanos volverá a Israel. 4
El mismo será su paz. En la
oficina no pasó nada, me pasé todo el día tratando de cubrir el resto de la
planilla de los empleados y al final: “El Señor proveyó”, pues pudimos darle a
todos lo suficiente para que tuvieran una Navidad contenta.
Sábado 24 y 25 de diciembre de 2005
Me levanté a preparar el programa, sentí una
gran “efusión” del Espíritu Santo durante todo el programa y el Señor quiso que
diera mi testimonio del nacimiento del Niño Jesús en la empresa y todas las
bendiciones que eso nos está dando.
Pasamos la Navidad en familia, fuimos a misa de
6:00 p.m. en Sta. Elena y la misa estuvo bien bonita. Sofía y Poncho estuvieron con nosotros. Después fuimos donde mis papás y después
aquí en la casa que vinieron todos los Escobar. Al día siguiente nos levantamos a abrir regalos y fuimos a
almorzar todos adonde Carmen Elena. No llegó Alex y Guayo y Olguita llegaron ya tarde.
Permanecía en mí una gran tristeza, tanto el
día de ayer como hoy. Una tristeza
como implorando a Dios su misericordia para toda la familia; pues todos nos
sentimos ya cansados. Tengo Fe y eso es lo que me sostiene, que cuando El
quiera, todo se va a componer.
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