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Canonización de Monseñor Romero

martes, 13 de noviembre de 2012

Cronología de un Milagro - Junio 2006-III


Lunes 19 de junio de 2006

Marcos 4, 35-40; 5, 22-28

Me levanté a orar, pidiéndole al Señor su misericordia, pidiéndole que me aclarara cuanto tiempo más iba a tardar la resolución del juicio, pues ya parece que puede tardar cualquier cosa y me sentía desesperar y sobre todo sin su consuelo.  Me contestó:  35 Al atardecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos a la otra orilla del lago.» 37 De pronto se levantó un gran temporal y las olas se estrellaban contra la barca, que se iba llenando de agua. 37 Mientras tanto Jesús dormía en la popa sobre un cojín. Lo despertaron diciendo: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» 39 El entonces se despertó. Se encaró con el viento y dijo al mar: «Cállate, cálmate.» El viento se apaciguó y siguió una gran calma. 40 Después les dijo: ¿Por qué son tan miedosos? ¿Todavía no tienen fe? 
Luego mi hizo leer las cualidades que tiene que tener la oración y que son:  Humildad 22 En eso llegó un oficial a la sinagoga, llamado Jairo y al ver a Jesús se postró a sus pies. Perseverancia 25 Se encontraba ahí una mujer que padecía de derrame de sangre desde hacía doce años. y Fe 28 La mujer pensaba: «Si logro tocar, aunque sólo sea su ropa, sanaré.»  ¡SEÑOR JESÚS, TEN MISERICORDIA DE MÍ!
En la oficina no pasó nada.  Tuve una reunión en el Banco y salí frustrado, pues no siento que el Banco cede en nada, aunque comprende que nosotros tenemos la razón. ¡INVOCO AL ESPÍRITU SANTO! Pero no camina nada.
Me fui a misa, implorando al Señor su misericordia.  Llegué temprano e imploraba. Por la noche tuvimos la reunión con el grupo de Encuentros y pude sentir la fuerza del Espíritu Santo en todas las participaciones y testimonios.  Le tocó a Enrique y Beatriz dar su testimonio y pude sentir un amor especial de el Señor para Enrique.

Martes 20 de junio de 2006

Sermones de San Antonio de Padua
Carta Sto. Tomás Moro a su hija
Mateo 20, 30-34
Lit. de las Horas Pág. 1311, Tomo III
Lit. de las Horas Pág. 1322, Tomo III

Me levanté como sintiendo la presencia del Espíritu Santo dentro de mí o más bien “su fuerza”.  No hay indicio de que nada se pueda componer y el Espíritu Santo me llena de Fortaleza y Confianza o más bien Esperanza; que todo va a salir bien.  El Señor me dijo:  El que está lleno del Espíritu Santo habla diversas lenguas. Estas diversas lenguas son los diversos testimonios que da de Cristo, como por ejemplo la humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia que son las palabras con que hablamos cuando los demás pueden verlas reflejadas en nuestra conducta.  Además, me dijo: Aunque estoy bien convencido, mi querida Margarita, que la maldad de mi vida pasada es tal que merecería que Dios me abandonase del todo, ni por un momento dejaré de confiar en su inmensa bondad. No quiero desconfiar de la bondad de Dios, por más débil y frágil que me sienta. Más orá, si a causa del terror y el espanto viera que estoy ya a punto de ceder, me acordaré de San Pedro, cuando por su poca fe, empezaba a hundirse por un solo golpe de viento y haré lo que él hizo. Gritaré a Cristo: Señor, sálvame … Espero que entonces él, tendiéndome la mano me sujetará y no dejará que me hunda. Ten, pues, buen ánimo, hija mía y no te preocupes por mí, sea lo que sea que me pase en este mundo. Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que El quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor. 
El Espíritu Santo me hizo leer también lo que la Virgen nos había dicho el 25 de marzo de este año.  El día pasó sin ninguna manifestación y ya me sentía desconsolado y como que el Señor no nos estaba escuchando. Después de misa me quedé un largo rato ante el Santísimo, hincado de pié en el suelo, pidiéndole al Señor su misericordia.
Por la noche, me puse a orar, pues me sentía bien triste.  Triste porque parece que el Señor no me escucha, aunque estoy seguro que sí lo hace. Me contestó:  30 En algún momento, dos ciegos estaban sentados a la orilla del camino y al enterarse de que pasaba Jesús, comenzaron a gritar: «¡Señor Jesús, hijo de David, ten compasión de nosotros!» 31 La gente les decía que se callaran, pero ellos gritaban aún más fuerte: «¡Señor, hijo de David, ten compasión de nosotros!» 32 Jesús se detuvo, los llamó y les preguntó: «¿Qué quieren que haga por ustedes?» 33 Ellos dijeron: «Señor, que se abran nuestros ojos.» 34 Jesús sintió compasión y les tocó los ojos y al momento recobraron la vista y los siguieron.

Miércoles 21 de junio de 2006

1 Corintios 14, 1-40

Me levanté a orar y el Señor me dijo:  1 Busquen el amor y aspiren a los dones espirituales, especialmente al don de profecía. 2 El que habla en lenguas habla a Dios; pero no a los hombres, pues nadie le entiende cuando habla en espíritu y dice cosas misteriosas. 3 El que profetiza, en cambio, da a los demás firmeza, aliento y consuelo. 4 El que habla en lenguas se fortalece a sí mismo, mientras que el profeta edifica a la iglesia. 12 Tomen esto a cuenta y si se interesan por los dones espirituales, ansíen los que edifican la iglesia. Así no les faltará nada. 22 Entiendan, pues, que hablar en lenguas es una señal para quienes no creen, pero no para los creyentes; en cambio, la profecía es para los creyentes, no para los que no creen. 39 Por lo tanto, hermanos, aspiren al don de la profecía y no impidan que se hable en lenguas, 40 pero que todo se haga en forma digna y ordenada. 
En la oficina, me puse a leer 1ª de Reyes y el Señor me envolvía en su nube de sabiduría; me sentía contento de estar con El.
Después de misa fuimos a la casa de mis papás, pues había llegado Ma. Antonieta, mi hermana, la reunión estuvo positiva.

Jueves 22 de junio de 2006

1 Reyes 3, 5-14

No pude orar temprano.  A mediodía me reuní con Alex y la reunión fue positiva.
En la oficina me puse a orar por la mañana y el Señor me dijo:  5 Y en Gabaón se le apareció Yavé en sueños durante la noche y le dijo: «Pídeme lo que quieras.» 9 Dame, pues, a mí, tu servidor, un espíritu atento para gobernar bien a tu pueblo y para decidir entre lo bueno y lo malo, porque si no, ¿cómo podría gobernar este pueblo tan grande? 10 A Yavé le gustó que Salomón le pidiese una cosa así. 11 Y le dijo: «No has pedido para ti una larga vida, ni has pedido riquezas, ni la muerte para tus enemigos, sino que has pedido inteligencia para gobernar con rectitud. 12 Por eso te concedo lo que pides; te doy sabiduría e inteligencia como nadie la tuvo antes de ti ni la tendrá después. 13 Además, te doy lo que no has pedido, riquezas y gloria tales que mientras vivas no habrá rey alguno como tú. 14 Si sigues mis caminos, cumpliendo mis leyes y mandamientos, como lo hizo David, tu padre, te daré larga vida. 
Después de la reunión con Alex, me habló Vidal para comunicarme que se habían reunido hoy en la mañana y que habían llegado a la conclusión que no solo iban a reclamar los consequentials, sino que se habían dado cuenta que había fraude y que iban a incrementar los punitive damages – ¡GLORIA A DIOS!  Me sentí bendecido por el Señor y me fui a darle la noticia a Alex y después al Santísimo; para darle las gracias por todas sus bendiciones.

Viernes 23 de junio de 2006

Deuteronomio 31, 7-8

Me levanté a orar contento, muy contento, pues podía sentir al Señor muy cerca.  Me dijo: 7 Después de esto, Moisés llamó a Josué y le dijo en presencia de todo Israel: «Sé valiente y firme, tú entrarás con este pueblo en la tierra que Yavé, hablando a sus padres, juró darles; y sortearás la parte que le corresponderá a cada uno. 8 Yavé irá delante de ti. El estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas, pues, ni te desanimes.» 
Al llegar después de almuerzo a la oficina, me encontré con un e-mail de John que decía: “We won the hearing, they are going to present a no action suit, in the next fifteen days.” Yo daba de saltos de alegría en la silla, pues era lo que le había estado pidiendo al Señor, que nos diera una noticia buena, que no la estuviéramos esperando, como señal que El estaba con nosotros.  Esta era – ¡GLORIA A DIOS! ¡BENDITO SEA EL SEÑOR, VIVO!

Sábado 24 y domingo 25 de junio de 2006

Me levanté a preparar el programa y luego fuimos a la graduación de Damon, ahí me encontré con Fernando Pacheco, que tenía tiempo de no verlo –fuimos compañeros del colegio y en INCAE– me contó que lo estaban invitando para celebrar los 30 años de su graduación, él es MAE VIII o sea se graduó un año después de mí.  El Espíritu Santo me hizo comprender como el tiempo pasa en la vida de rápido, pues yo sentía que fue ayer cuando lo vi por última vez.  
Por la noche fuimos al servicio de Capilla para el Encuentro No. 49, con los Castillo.  Nos encontramos con el Padre Félix y nos saludó muy especialmente.  Fue una bendición que el Señor nos quiso dar.
El domingo fuimos a la caminata y el Señor nos regaló que viniera con nosotros tanto Camila como Rober.  Yo me sentía bien contento que íbamos todos juntos – ¡Bendecido!  Llegaron casi todos los del grupo, excepto Genaro y Brenda, que Brenda estaba con calentura.  Los chalecos con el Divino Niño resplandecían en toda la caminata – ¡GLORIA A DIOS!  
Durante todo el día pasamos en la casa preparando los panes para el servicio, vinieron los otros dos grupos del Encuentro No. 48 y la casa estaba llena del Espíritu Santo – Otra bendición del Señor.
Por la noche fuimos a cenar donde mi mamá, con todas mis hermanas; pues había venido Ma. Antonieta y la reunión fue positiva, ¡muy positiva! Aunque triste… pero positiva. Estoy seguro que con la ayuda del Señor, muy pronto volverán a ser alegres; pues por el momento, el ambiente lo domina la mala situación económica de nosotros los varones.  Yo le pedía al Señor que esto cambie y mi papá nos pueda ver a todos en una situación económica exitosa. 


"Por desconsolada que esté un alma, pasa El a consolarla; por pobre que esté, a enriquecerla; por tibia que esté, a encenderla; por flaca que esté, a reforzarla. ¿Remedio para que venga el Espíritu Santo? Sentir de El, muy magníficamente."

San Juan de Avila

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