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Canonización de Monseñor Romero

lunes, 14 de enero de 2013

Comentando sobre el transporte público


Debido a los recientes acontecimientos en el transporte público, queda evidente que el sistema no puede continuar estructurado como está, pues los más perjudicados son los propios usuarios.

Conviene recordar que hay seis áreas básicas, en las cuales todo buen gobierno debe concentrar sus esfuerzos y recursos, para velar porque la mayoría de la población tenga un acceso adecuado y justo.  Estas áreas son las de: a) vivienda, b) educación, c) salud, d) seguridad, e) transporte y f) esparcimiento.  Si analizamos la verdadera razón del porqué un país democrático se considera “estable”  políticamente, lo cual es la base para cualquier desarrollo económico y social, es porque en ellos sus gobiernos, independientemente de sus diferencias políticas, han podido satisfacer adecuadamente las exigencias de la mayoría de sus habitantes en estas seis áreas básicas; recalcando que el “transporte”, a la cual queremos dirigirnos por el momento, es una de ellas.

Que en nuestro país, el sistema de transporte público ya no es adecuado, no es ninguna novedad, pues ya desde 1994, el entonces alcalde de San Salvador Mario Valiente, por primera vez propuso que el sistema de transporte público debía reformarse y cambiarlo por un sistema de transporte moderno y centralizado; proponiendo y estructurando un sistema de Metro y para el cual, inclusive, pudo gestionar que el gobierno de Francia ofreciera el financiamiento a tasas de interés y plazos preferenciales y el cual entre otras cosas rescataba el funcionamiento de la abandonada línea de tren entre la terminal de oriente y Apopa.

Si el gobierno central de aquel entonces hubiera atendido la visión y gestiones efectuadas por el entonces alcalde Valiente, hoy no estaríamos teniendo las consecuencias que estamos viviendo, pues ya desde aproximadamente el año 2000 o sea hace más de diez años, San Salvador hubiera contado con una línea de Metro que corriera desde San Martín hasta el monumento a El Salvador del Mundo y se habría rescatado una importante arteria del ferrocarril y la cual, todavía, se encuentra subutilizada.

Luego, en este tema específico, el gobierno actual tiene razón al aseverar que este es un problema “heredado de las administraciones anteriores”, que postergaron la solución de un problema tan importante para todos, hasta llegar a las recientes consecuencias. 

Sin embargo, tampoco el gobierno actual se libra de no haber atendido el problema con la celeridad que se necesitaba, pues también el actual acalde Norman Quijano propuso, desde su campaña electoral, un sistema de transporte centralizado y al igual que los gobiernos anteriores, el actual gobierno tampoco atendió este llamado, por las razones que sean; por lo que ahora, tampoco puede eximirse de la responsabilidad de no haber atendido a tiempo la necesidad de la reforma, lo cual también hubiera podido evitar las recientes consecuencias y manifestaciones traumáticas.

Comprendiendo entonces las consecuencias negativas para todos los salvadoreños y conociendo, desde hace muchos años, cual es la solución conveniente, a lo que el actual gobierno debería comprometerse es a despolitizar el tema, que es lo que ha impedido que el problema se solucione durante todos estos años e implementar, al más corto plazo, un sistema de transporte centralizado; ya sea tipo Metro, como lo propuso el alcalde Valiente o de buses articulados, como lo propuso el alcalde Quijano, según se puedan conseguir los financiamientos necesarios; pero donde la estructura de la empresa dueña del sistema sea una entidad autónoma del gobierno y no un grupo privado particular, que se beneficie del “río revuelto” y donde se de cabida a que los actuales transportistas tengan una pequeña, pero justa, participación accionaria; con el objeto que no salgan perjudicados con el ordenamiento y puedan aportar la experiencia que ya poseen, para que este se facilite.

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