Lunes
20 de noviembre de 2006
Romanos
12, 12-21
Le pregunté al
Señor, ¿Qué quieres que haga? Me
contestó: 12 Tengan esperanza y
sean alegres. Sean pacientes en las pruebas y oren sin cesar. 13
Compartan con los hermanos necesitados y sepan acoger a los que estén de paso. 14
Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan. 17 No
devuelvan a nadie mal por mal y que todos puedan apreciar sus buenas
disposiciones. 19 Hermanos, no se tomen la justicia por su cuenta,
dejen que sea Dios quien castigue, como dice la Escritura: Mía es la venganza, yo daré lo que se merece, dice el Señor. 20
Y añade: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de
beber: éstas serán otras tantas brasas sobre su cabeza. 21 No te
dejes vencer por el mal, más bien derrota el mal con el bien.
Hoy era un día
crucial, pues íbamos a saber qué decía El Paso a última hora y ya cerca de
Thanksgiving, pues esta semana sólo tiene tres días hábiles. Comencé el día bien ansioso, pero
pidiéndole al Señor su misericordia y que me ayudara a comprender su voluntad.
Durante el día me fue entrando una gran calma, una gran aceptación a la
voluntad de Dios. Esperando lo peor, pero seguro que Dios está con nosotros y
que cualquier cosa que resulte es su voluntad y por tanto, lo mejor. Ariana y Luigi se están cambiando de
casa y la fui a ver y todo fue positivo. Hablé con Camila e igual, todo fue positivo; con mi mamá y
fue positivo.
Me fui a dormir
tranquilo, depositado en la voluntad del Señor y comprendiendo que El sabe qué
es lo que más nos conviene. Por la
noche, me habló Sylvia Regina que Doña Sylvia nos había invitado a cenar. Yo no había cenado, pero antes de irme,
apareció Dennis, la misionera que nos habían dicho que iba a venir a dormir a
la casa, platiqué un rato con ella e inmediatamente sentí que el Señor la había
mandado como un mensaje para nosotros… era nuestro apostolado.
Martes
21 de noviembre de 2006
Salmo
13
Me levanté en
paz, escuchando y viendo la presencia del Señor en la naturaleza, pues estaba
haciendo un gran viento y frío. Me dijo:
2
¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome? ¿Hasta cuándo me ocultarás tu
rostro? 3 ¿Hasta cuándo sentiré angustia en mi alma y tristeza en mi
corazón, día tras día? ¿Hasta cuándo mi enemigo triunfará a costa mía? 4
¡Señor, Dios mío, mírame y respóndeme! Ilumina mis ojos para que no me duerma
con los muertos, 5 y no diga mi enemigo que acabó conmigo, ni mis
adversarios se alegren al verme vacilar. 6 En cuanto a mí, confío en
tu bondad; conoceré la alegría de tu salvación y cantaré al Señor que me ha
tratado bien.
Nos levantamos
para desayunar con Dennis y nos contó todo lo que estaban haciendo con el Padre
Martin, para que las iglesias abrieran sus capillas para “La Adoración
Perpetua” y que el Padre Martin se dedicaba a eso en todo el mundo y que ella
era la encargada en Guatemala y que lo que andaban buscando era el equipo que
se iba a encargar en El Salvador. Yo,
bromeando… pero en serio le dije a Sylvia Regina, ¿estás escuchando el llamado
de nuestro Señor? Ella me contestó
con un definitivo “Sí”. Me dijo
que querían hablar con alguien de la Parroquia de Cristo Redentor…
Inmediatamente le hablé a Mons. Urioste y me contestó inmediatamente; me dijo
que no podía mañana, pero que encantado nos recibía el jueves a las 7:00 a.m. Yo comprendí que era el Espíritu Santo
que quería que camináramos en esa ruta.
Miércoles
22 de noviembre de 2006
Hoy
conocimos al Padre Martin
Hoy no pude orar, pues tenía una reunión con un abogado, temprano en la mañana. La reunión fue positiva, pues me comentó que había una forma de salir de la OPI con los Bancos.
Al mediodía nos
reunimos con el Padre Martin, Patrick y Katie, para almorzar en casa de Doña
Sylvia. Cuando llegaron, Sylvia
Regina los saludó con un: “Welcome to my
mother’s house” y yo lo oí de lejos, así es que los
saludé con un: “Welcome to my Mother in
Law’s house”. Al solo entrar, el Padre Martin me dijo que yo tenía una voz
de locutor, que sonaba con autoridad y que sería un buen predicador. Inmediatamente comprendí que eso venía
del Espíritu Santo y que era mi llamado a servirle en cualquier actividad que
estaba el Padre Martin. Pasamos
con ellos toda la tarde y a mí no me surgió ninguna preocupación de qué es lo
que estaba pasando en el juicio, a pesar que era un día crítico, pues hoy iba a
contestar El Paso nuestra propuesta y mañana ya era día de vacación. Se me concedió una completa paz, una
completa confianza en el Señor que me decía: “Tú
ocúpate de mis cosas y yo me ocuparé de las tuyas”. Nos contó el Padre Martin de su
apostolado de promover la Adoración Perpetua al Santísimo Sacramento. Yo le conté lo que había oído del
testimonio de la Dra. Polo, en cuanto a lo que el Señor le había dicho que
ocurre cuando uno está ante el Santísimo, que el Señor Jesús lo “blanquea” a
uno, hasta dejarlo totalmente blanco; él saltó de emoción y me dijo que eso
venía del Espíritu Santo, pues es totalmente congruente con lo que el Papa dice
que ocurre y que es que: Así como Jesús se transfiguró en el Monte Tabor, así
nosotros ante el Santísimo Sacramento, es Jesús quien nos “transforma” a
nosotros.
Jueves 23 de
noviembre de 2006
Nos levantamos
pero no pude orar, pues teníamos una reunión con Monseñor Urioste. Fuimos
Sylvia Regina, el Padre Martin y yo. Llegamos y nos recibió con poco entusiasmo. Es decir, yo hubiera pensado que la
idea le iba a encantar, por todos los beneficios que trae la adoración perpetua
a las parroquias, pero nos dijo que ellos ya tenían la adoración al Santísimo y
no comprendió la importancia que sea “perpetua” o sea las 24 horas del
día. Me preocupó, también, lo frío
que trató al Padre Martin, pero pensé que tal vez lo habíamos hallado en un
momento de preocupación, pues venía saliendo de una reunión con los
arquitectos; sin embargo, quedó de que nos reuniéramos mañana a las diez.
Yo pasé con una
gran paz todo el día, no sentía ninguna preocupación con lo del caso y me di
cuenta que me había depositado totalmente en la voluntad de Dios y eso me daba
una gran paz. Por la noche fuimos a la Asamblea de Encuentros y habló el Padre
Martin y yo le traduje y después habló Katie. Todos se entusiasmaron con la
idea, yo comprendí que el Señor me había dado mi apostolado y ministerio o sea,
promover la adoración perpetua al Santísimo Sacramento.
Viernes
24 de noviembre de 2006
Esdras
3. 1-3
Me levanté a
orar, pidiéndole al Señor que nos confirmara si éste era nuestro apostolado y
lo que El quería que hiciéramos. Me contestó: 2 Josué, hijo de Josadac, con sus hermanos los sacerdotes, y
Zorobabel, hijo de Sealtiel, con sus hermanos, empezaron a construir el altar
del Dios de Israel, para ofrecer en él sacrificios, como está escrito en la Ley
de Moisés, hombre de Dios. 3 Construyeron el altar en el mismo
lugar, a pesar del miedo que tenían de la gente del país y ofrecieron en él
víctimas consumidas por el fuego, sacrificio de la mañana y de la tarde. 4
Celebraron la fiesta de los Tabernáculos, como está escrito, y ofrecieron cada
día víctimas consumidas por el fuego, según el rito establecido. 5
Después siguieron ofreciendo el sacrificio perpetuo y los sacrificios de los
sábados, de las lunas nuevas, y todas las solemnidades de Yavé, además de lo
que cada uno voluntariamente quería ofrecer a Yavé. 9 Josué, sus
hijos y sus hermanos, Cadmiel y sus hijos, y los hijos de Hodabías, se pusieron
juntos a dirigir a los que trabajaban en la obra de la Casa de Dios. 10
En cuanto los obreros pusieron los cimientos del Santuario de Yavé, se
presentaron los sacerdotes, revestidos de lino fino, con trompetas, y los
levitas hijos de Asaf, con címbalos, para cantar a Yavé los Salmos de David,
rey de Israel. 11 Cantando y alabando, daban gracias a Yavé: «Porque
es bueno, porque es eterno su amor para Israel.» Todo el pueblo lanzaba gritos
con grandes clamores, alabando a Yavé porque se ponían los cimientos de la Casa
de Yavé. 12 Muchos de los sacerdotes, levitas y de los más ancianos
jefes de familia que habían conocido la casa primera, lloraban con grandes
gemidos, mientras se ponían los cimientos. Pero otros lanzaban gritos de
alegría, 13 y el pueblo no podía distinguir entre los gritos de
júbilo y el clamor de los llantos, porque gritaba con alegría, y el ruido se
escuchaba hasta lejos.
A las diez nos
reunimos con Monseñor Urioste. Estaban
Katie, Patrick, el Padre Martin, Sylvia Regina y yo, nos encontramos con un
nuevo Monseñor, nos salió bien positivo y no hubo que hablar mucho. Nos dijo que íbamos a predicar en la
misa de las 5:30 del sábado, 11:00, 5:00 y 6:15 del domingo, que eran las suyas
y que iba a hablar con los demás sacerdotes, para ver si ellos querían; pues no
se los podía imponer. Al final,
nos agregó el día siguiente, la de las 7:30 p.m. Después nos fuimos a tomar café a Coffee Cup del Paseo y
pasamos hablando con el Padre Martin como hasta las 12:30. Ahí nos encargó que nos hiciéramos cargo
de la misión en El Salvador. Yo le
contesté inmediatamente con la cita de Isaías: AQUÍ ESTOY, HEME AQUÍ; MÁNDAME A
MI! y Sylvia Regina igual.
Sábado
25 y domingo 26 de noviembre de 2006
Mateo
5, 31; 44; 48; 6, 6
Isaías
6, 8-9
Me levanté
lleno de energía y optimismo con relación al Apostolado que nos ha dado nuestro
Señor. Sylvia Regina estaba igual
de optimista y contenta. Llamé al
Padre Martin para que viniera al programa y me puse a prepararlo. El evangelio es celebrando el Día de
Cristo Rey, era increíble cómo se prestaba para promover la Adoración Perpetua
del Santísimo Sacramento. El
programa estuvo excelente y lleno del Espíritu Santo. Almorzamos con Ariana,
Luigi y Paolo y todo estuvo positivo. Ronaldiho metió su “gol de oro”.
Por la tarde
fuimos a la primera misa en que Katie iba a hablar, que fue la de las 5:30 p.m.,
en Cristo Redentor. La
presentación estuvo muy buena. El
Padre Martin no vino a la misa, no sé porqué, pero me imagino que era para
quedarse orando. Patrick se fue a
la iglesia de Usulután con Román Meza y Sor Cecilia. Después nos fuimos a ver a mis papás y la reunión fue
positiva.
El domingo nos
levantamos temprano para ir a la caminata de la Asamblea Nacional de
Encuentros, en el Liceo Salvadoreño. No pude orar. A
las 11:00 nos fuimos a la siguiente misa que iba a hablar Katie y vinieron el
Padre Martin y los Zamora; además, mi mamá. Me llamó la atención que mi mamá me
dijo que no había entendido nada de la presentación de Katie, “porque no se oía
bien”; comprendí que esto venía del enemigo. Después fuimos a casa de mis papás con el Padre y Katie y el
Señor quiso que ahí estuviera Guayo, pues pudo escuchar al Padre, sobre las
ventajas de adorar el Santísimo Sacramento. Además bendijo la casa (fue idea de Sylvia Regina) y yo
andaba desde hace tiempos un bote de agua bendita en el carro, el cual nos
sirvió para la bendición. Bendijo
también a todas las personas y especialmente a Arely, para que tuviera un bebé,
aque no podía quedar embarazada. Nos
mencionó que todas las personas que él ha bendecido para que tengan bebé, han
tenido bebé. Durante la
preparación del programa, el Espíritu Santo me llevó a Isaías, que le dijo al
Señor: 8 Aquí me tienes,
mándame a mí.
"Se complace a Dios, maravillosamente, en nuestros trabajos"
San Francisco Javier
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